Amores que parecen imposibles

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Hace días escribí sobre los amores imposibles, esos de la pantalla,  y esos que los dividen por lo que tienen en lo material y los que no. Ahora sobre los que solo lo parecen o lo parecieron. Y son aquellos que estaban al alcance de la mano. Pero no nos atrevimos a dar el primer paso. No nos acercamos. A veces por timidez o por cobardía.Y nunca supimos si eran posibles porque simplemente nos quedamos callados. Ah, verdad. Pero a veces hay otras razones inimaginables.

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Antes de continuar con los amores que parecían imposibles refiero a dos canciones que exponen la imposibilidad de amores en ese deseo de estar y vivir juntos.  "Yo tengo que decirte la verdad, aunque me parta el alma", dice Consuelo Velázquez en voz de Los Panchos y José Feliciano: "Tal vez mañana sabrás comprender que siempre fui sincero; tal vez mañana llegues a comprender que todavía te quiero". Zaz. Sin exponer la razón solo dice que es una “Verdad amarga”.

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Y "Escúchame, quiero decirte algo, y aunque tal vez no esperes; atiéndeme, aunque me duele el alma, yo necesito hablarte y así lo haré ..." Luego leemos la historia de la canción Nosotros. Se develó que el compositor tenía una enfermedad mortal. Es una historia bella, pero dolorosa. De todas maneras esta imposibilidad no estaba contemplada: hay razones que justifican una toma de decisión que hace imposible la realización del amor. "Nosotros que nos queremos tanto, debemos separarnos, no me preguntes más, no es falta de cariño, te quiero con el alma..." y re¡zaz!, en la composición que escribió el cubano Pedro Junco Jr.

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Pedrito tenía solo 23 años cuando murió de tuberculosis. Los padres de la novia la habían apartado de él por disipado bohemio, dicen. Aún así lograban verse a escondidas, como sucede siempre cuando al amor es fuerte. La tragedia viene cuando él se entera que estaba mortalmente enfermo de tuberculosis. Lo hospitalizan fuera de La Habana. Él quiere escribirle una carta a ella y explicarle por qué no la busca. Pero también sabe que la carta sería interceptada. Por lo que escribe la canción Nosotros, y le pide a un amigo trovador que la cante en vivo en un programa de radio que ella escucha. Y así se entera ella de la verdad peor que amarga, en la canción Nosotros: "no es falta de cariño, te quiero con el alma, y en nombre de este amor y por tu bien te digo adiós”.

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Pero vuelvo a los amores que solo parecen imposibles, pero no lo son. El tiempo ha pasado y solo queda recordar. Analizamos en nuestro pensamiento las veces en las que estuvimos muy cerca. Las veces en que pudimos. Solo que por una razón u otra no acudimos a esa fiesta. No acudimos a la cita del destino. No dimos, no nos dieron señal. O simplemente interpretamos mal la señal. Ejemplo: un "no" lo tomamos como definitivo, cuando a veces el "no" puede ser un "sí" camuflado por razones de educación antigua o prejuicios. "Sniff, le dije no, para que insistiera y no pareciera fácil", se queja ella veinte años después de lo ocurrido, pero se mantiene el tema en la memoria, con nostalgia. Claro, no hay fórmulas. La autoestima anda a veces por los suelos. O la diferencia de edad es mucha. 

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A años luz de aquellas épocas llega el remordimiento o más bien el arrepentimiento por lo que pudo ser y no fue. No nos atrevimos. No dimos señal. O esta no fue suficiente.  No insistimos ante la negativa. Dije "no" pero debí decir "sí". Solo que el tiempo no vuelve. La oportunidad sigue siendo solo en el presente. 

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Hay amores que parecen imposibles, como una estrella lejana, a años luz de distancia. Solo que es poderoso el poder de la imaginación y la atracción. Así lo cuentan muchas historias de la literatura que luego fueron llevadas al cine. Amores de película. Y por supuesto, las canciones que interpretan los trovadores. Esta cobardía... Es un decir.

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