Honrar la vida

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Escribió la argentina Eladia Blazquez una bella canción de jombre Honrar la vida y dice en una parte: "Merecer la vida es erguirse vertical,/ Más allá del mal, de las caídas.../ Es igual que darle a la verdad,/ Y a nuestra propia libertad/ ¡la bienvenida!

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Pero en fin. Hay que reflexionar sobre los años, la vida, el tiempo. Mientras tanto un nuevo día. Jueves nublado con fresco agradable. Se pronostica lluvia por la tarde para estos rumbos (Villahermosa, Tabasco). Con la muerte reciente de otro amigo me siento como pájaro de una ala. Hoy al despertar pensaba sobre la frontera entre la vida y la muerte. Ese momento no lo determina la edad, religión, cultura o preferencias, ideológía, status civil, económico o nacionalidad. Y reitero siempre sobre la fragilidad de la vida. Basta un segundo o una fracción de este para que todo cambie. Y por supuesto pensaba también en lo agraciado que somos tan solo con el hecho de despertar, abrir los ojos, y este pensar. Y escribir.

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Estos días me he dedicado a flojear. Me la paso entre escribir y leer (digo que también me pongo a hacer reparaciones de casa, pero al finalizar el día me evalúo, y cero en esas actividades). En escribir, ya lo verá y dirá el lector ( tres que tengo). Y en leer, lo digo con pena, brinco de un libro a otro, con la desesperación de no disponer de mucho tiempo. No digo en el día, sino en la vida. No se sabe cuánto, sí. Pero nada de eso depende de uno.

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Y ya confesé mi afición en bajar libros de internet. Y como en mi vida no he leído mucho (o al menos no lo que yo quisiera), entonces trato de bajar lo más representativo de la literatura. Y quizá he de seleccionar tres libros mensuales para leerlos de inicio a fin. Tan falto ando de lecturas que no había leído nada de Óscar Wilde. Anoche por ejemplo, leí tres de sus cuentos: El gigante egoísta, El príncipe feliz y La rosa y el ave. Dios mío, me sorprendo ante tal belleza de textos. Lo confieso: el del Príncipe me impresionó sobremanera al punto de sentir  humo en los ojos. De El gigante egoísta sí recuerdo haber leído una adaptación en el libro Lecturas de primaria hace tiempo.

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Es un vicio pensar en el nombre de un autor y buscar si lo tienen esas plataformas de libros gratis. Por ejemplo: Augusto Monterroso. Y te despliega los títulos de toda su obras. Y el gozo avaro de ir bajando uno por uno. Sí, yo también los prefiero en físico. Pero qué quieren. Tengo varios de él. Pero tenerlos en "e books", como si fueran quizá monedas en bitcoins. Digo no sé nada de ellas, pero así lo imagino. O Escribir l nombre Jorge Ibargüengoitia. Y te despliega ocho de sus libros, entre ellos Maten al León, Las muertas y Los pasos de López". De él  estaba interesado yo en la recopilación de sus artículos publicados en el Excélsior de Julio Sherrer. Y allí están en Autopsias rápidas (o algo así, estoy escribiendo de memoria).

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Decía sobre la frontera entre la vida y la muerte. Saber que ese es nuestro destino, tranquiliza. No hay de otra. Es el destino de los seres vivos. Cierto, nadie escoge la circunstancia ni sabe el tiempo del fin de esta maravilla de estar y ser. Algo penoso y sufrible es durar muchos años sin saber para qué. Y es lindo a mirar a viejos (como yo comprenderé) que sonríen y cantan. Es una maravilla. Yo lo intento, lo practico.

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Mercedes Sosa canta dichs canción, y dice más al respecto: "No, permanecer y transcurrir no es perdurar, no es existir, ni honrar la vida/ Hay tantas manera de no ser/ Tanta conciencia sin saber adormecida./ Merecer la vida no es callar ni consentir/ tantas injusticias repetidas/ Es una virtud es dignidad y es la actitud/ de identidad más definida./ Eso de durar y transcurrir/ no nos da derecho a presumir/ Porque no es lo mismo que vivir/ honrar la vida".

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Mañana inauguran en el Centro cultural de Villahermosa una exposición llamada "Carlos Pellicer desde el punto de vista de mujeres creadoras". Me va a dar gusto ir y saludar  algunas de ellas que conozco y me da gusto su participación. Sobretodo en referencia al tema. Ellas van dejando  pistas del trayecto de sus creativas y generosas vidas. Van honrando su vida. Y la nuestra un poco si admiramos lo que hacen.

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El sábado es el taller literario que coordino. Se llama El taller de los Alebrijes. Es motivo grande de mi vida. Me alimenta escuchar textos de escritores nuevos, algunos de ellos principiantes. Y saber de la responsabilidad mía con lo que digo. Tanto en lo general sobre el oficio de escribir, que va junto con leer. Y sobre el texto específico. 

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Para mañana tengo dos temas. Uno sobre una fotografía donde estamos cuatro amigos a los 18 años. Andábamos en un viaje de rait y esa foto nos la tomamos en Xochimilco. Quienes me acompañan ya fallecieron. O escribiré sobre el género cuento. No como una lección. Sino mi experiencia sobre la lectura de varios de ellos y sobre algunos autores de los libros que me he apropiado o pirateado vía internet. 

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Mientras tanto en este momento escribo. Hago un paréntesis y tomo café. Y hasta mañana. "Me voy al pueblo (campo), hoy es mi día. Voy a alegrar toda el alma mía...Tanto, como yo trabajo y no me puedo ir de vacilón. No sé que pasa con esta guajira, que no le gusta el guateque ni el ron... tra la lá"