Con y en paz, Guadalupe

1

Un buen día llega la hora de irnos. A veces tan de repente que nadie lo imagina. No se les vio en cama ni aquejados de dolencia alguna. Y en otras ocasiones tras larga enfermedad. Sea como sea queda el espacio vacío en la familia, en los familiares y en el grupo de amigos. Y no hay de otra mas que resignarnos. Si desde niños sabíamos que era el destino de los seres vivos. Sin embargo duele en el alma, en el corazón, en la piel.

 

2

 

Yo estaba, Paz, en una cafetería -La Cabaña- a la que llego una vez por semana, sin día fijo. Y estaba sorbiendo apenas los primeros tragos, cuando de pronto nuestra página de Generación empieza con un texto de Juanita Lino: "Compañeros y amigos con mucha tristeza les informo que..." 

y tan solo con ese inicio sabemos que algo doloroso sigue y luego leo tu nombre, amigo Paz, y me desconcierto totalmente. Uno porque siempre te vi fuerte, sano, alegre. Y otra porque fuimos cercanos, aunque ya como egresados anduvimos por rutas y rumbos distintos, aunque con la misma actividad laboral. 

3

Y aunque de entrada es un duro golpe, y más porque sabemos que la mayoría andamos apenas alrededor de los 62-63 primeros años, como se dice. Y así lo sentimos, por la referencia de nuestros viejos o abuelos, que nos quedan algunos años más para ordenar algunas de nuestras cosas, decirles que queremos y amamos a quienes eso sentimos, llamar al notario y llegar a alguna iglesia o templo. Así que suceda en esta edad otoñal apenas, pues más nos sorprende.

4

Que vida la nuestra. Tan plena y tan dichosa. Cierto que en la pátina del destino la iniciamos con penurias económicas, pero siempre con el cariño y tibieza de la familia, cuyos orígenes eran del campo, en mi caso, y creo que también en el tuyo; en todo caso, de familias humildes ambas.

Así que fueron entonces la escuela, bien la secundaria, bien la Normal, la que nos dio otra perspectiva: la de ejercer de maestros, pero ya con una visión del mundo más amplia.

5

Y la Normal Mainero, como todas las escuelas de ese tipo, donde se forja el espíritu de los maestros del medio rural y de la periferia, nos dio los elementos para ir a las comunidades, cargados de sueños, de ideas, de juegos, de métodos para trabajar con los niños y niñas de los campesinos y obreros. Tan solo saber que la música, el deporte, la danza, las lecturas, el teatro, cuyos elementos básicos nos los impartieron en la escuela, nos dieron elementos para hacer reír a los niños y confortarlos en sus penurias causadas por los problemas de casa.

6

Te imagino (lo mismo hice yo y todos los amigos normalistas) entusiasmado viendo que ya van saliendo los pasos del bailable y la coreografía, dirigiendo la elaboración de los periódicos murales o alguna pintura en pared, o dando la bienvenida a los padres de familia. Y la alegría de ver a los chiquitines cuando aprenden a escribir y leer las primeras palabras. Y también te imagino viviendo en las comunidades rurales de Michoacán y en los tantos trámites en oficinas de Morelia y caminando por sus calles de arquitectura colonial.

7

Pero resulta que ahora te has ido de este plano. Yo imagino la vida como un viaje, cuyo nacimiento fue nuestro punto de partida. Y de allí el trayecto entre muros, puentes, cuerpos de agua, caminos de polvo y carreteras. El trayecto acompañado de amigos y compañeros de trabajo, y por supuesto de nuestos padres como guía, y de nuestros hermanos y hermanas como fuertes baluartes de camaradería, aún cuando nuestras diferencias de cuando niños y adolescentes. Para luego arribar al puerto o estación finales. Plenos. Satisfechos, con la sensación del deber cumplido. Y decimos adiós y hasta pronto.

8

Así en tu caso ayer, así hoy. Te extrañamos ya. Y cómo no. Si caminamos por tramos contigo. Si nos alegraste y motivaste. Si nos escuchaste sin juzgarnos. Si fuiste transparente. Si el vals de la vida lo bailaste a tu modo, siempre con sonrisas, e invitándonos a esta dicha del baile de la vida. ¿A quién no escuchaste en las decepciones? ¿A quién no motivaste en la derrota? Sobretodo por tu alegría interna que transmitías a todos los que te rodeaban.

 

9

Pero ya todo está dicho, Lupe Paz, al menos por ahora. Vaya mi pésame a tu familia. Que se sientan orgullosos de que fuiste una persona con dignidad y valores, con responsabilidad y entusiasta. Siempre acomedido a ayudar y apoyar. Siempre solidario. Y prepáranos nuestro espacio allí en el lugar de descanso y dicha. Allí cumpliremos el sueño de una gran escuela donde estemos en equipo trabajando todos los que somos integrantes del C, de la generación 75-79, de la Mainero.

10

Oh, Paz. Ya descansas. Satisfecho. Sonriente. Pleno. Va mi abrazo fuerte, fraterno. Quedamos de luto tu familia, tus amigos. Con la alegría de haber compartido la vida contigo. Y con la esperanza de encontrarnos en otro plano.


Comentarios

Entradas populares de este blog

lecturas 20. Poemas de Carlos Pellicer Cámara

Rigo Tovar y Chico Ché

Max in memoriam