Allá en mi pueblo
Cuarenta años en Tabasco. En mi llegada como docente de primaria, egresado de la escuela normal de mi ciudad, al responder "Matamoros", a la pregunta de dónde eres, me completaban, "la tierra de Rigo Tovar". Es decir, teniendo a Chico Ché, como ídolo popular, aquí en Tabasco reconocían el trayecto nacional de Rigo y lo identificaban con Matamoros, como referencia directa.
Seguro que lo mismo les pasó a compañeros normalistas que llegaban como maestros de básica a otras entidades federativas.
En otras charlas me preguntaban sobre el platillo tradicional, y yo buscaba respuestas, y la única que tenía a la mano era la carne asada con guacamole. Luego poco a poco, ante las constantes preguntas, fui conformando una respuesta más apegada a la conformación poblacional de la frontera norte.
Ahora lo comprendemos más con la inmigración centroamericana. También la migración nacional ha sido la constante hacia el norte.
Luego entonces de todas las entidades, predominantemente de Guanajuato, San Luis Potosí, Zacatecas y Michoacán, llegaron a la región norteña miles de personas con el fin de alcanzar lo que se denomina el "sueño americano". Muchos lo lograron, otros no. Allá en Estados Unidos hay comunidades latinas, y otras específicamente de origen mexicano.
El caso es que los que no lograron quedarse en Estados Unidos, y que reiteradamente fueron egresados por la "migra" americana, se fueron quedando a vivir en la frontera. Así como los migrantes centroamericanos que hoy en día viven en casas de campaña a la orilla del Río Bravo, así en los años cincuenta.
Mis padres, por ejemplo, Juan y Leonor, llegaron a la frontera norte, con dos hijos, hermano y hermana mayor míos. Curzaron la frontera una, dos, tres veces, y en algún momento, de manera "provisional" se quedaron a poblar la orilla del mítico Bravo (río Grande para los norteamericanos). Y con las constantes inundaciones en las temporadas de lluvia, fueron invitados a poblar nuevas colonias, como las que se van formando ahora, y que en ese tiempo, los 50s, fundaron lo que es la Treviño Zapata.
Cuando amigos tabasqueños me comentan que quieren visitar la frontera, les digo: "sí, saca tu visa americana, para que aproveches el viaje". Lo sugiero en virtud de que como en el poema de Constantin Kavafis, la mítica Itaca:.. "Itaca te brindó tan hermoso viaje./ Sin ella no habrías emprendido el camino./Pero no tiene ya nada que darte./ Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado..."
Es decir, "vas a viajar para conocer Matamoros (o cualquier otra ciudad de la frontera Norte), en dos días lo vas a conocer, no hay mucho que mostrarte: terrenos áridos, una plaza, un lago, la playa, una casa baleada donde detuvieron a Tony Tormenta, algunas casas antiguas, el teatro de La Reforma, la zona peatonal, el museo Casamata y luego vas a querer cruzar al lado americano para conocer".
Los de la frontera antes teníamos un formato especial que nos identificaba como fronterizos, y teníamos facilidad para pasar. Cuando algún maestro era invitado para presentar números artísticos o culturales de México, tramitaba permiso para los grupos.
Y para los de la frontera era fácil sacar la visa americana. Y antes la daban de manera vitalicia.
Mas luego con el derribo de las torres gemelas endurecieron su política de visas turísticas o de residencia, y anularon dichas visas de por vida.
Es en esa ciudad donde crecí. Allí donde abrevamos las primeras letras, lloramos nuestras lágrimas. Allí donde aprendimos de los besos y caricias, donde están enterrados nuestros padres, es la ciudad valiente que amamos, con sus maquiladoras, sus baches, sus calles de polvo.
Mi ciudad, mi Matamoros querido, es bella. Como toda madre para sus hijos. Como todos los hijos para la madre.
Seguro que lo mismo les pasó a compañeros normalistas que llegaban como maestros de básica a otras entidades federativas.
En otras charlas me preguntaban sobre el platillo tradicional, y yo buscaba respuestas, y la única que tenía a la mano era la carne asada con guacamole. Luego poco a poco, ante las constantes preguntas, fui conformando una respuesta más apegada a la conformación poblacional de la frontera norte.
Ahora lo comprendemos más con la inmigración centroamericana. También la migración nacional ha sido la constante hacia el norte.
Luego entonces de todas las entidades, predominantemente de Guanajuato, San Luis Potosí, Zacatecas y Michoacán, llegaron a la región norteña miles de personas con el fin de alcanzar lo que se denomina el "sueño americano". Muchos lo lograron, otros no. Allá en Estados Unidos hay comunidades latinas, y otras específicamente de origen mexicano.
El caso es que los que no lograron quedarse en Estados Unidos, y que reiteradamente fueron egresados por la "migra" americana, se fueron quedando a vivir en la frontera. Así como los migrantes centroamericanos que hoy en día viven en casas de campaña a la orilla del Río Bravo, así en los años cincuenta.
Mis padres, por ejemplo, Juan y Leonor, llegaron a la frontera norte, con dos hijos, hermano y hermana mayor míos. Curzaron la frontera una, dos, tres veces, y en algún momento, de manera "provisional" se quedaron a poblar la orilla del mítico Bravo (río Grande para los norteamericanos). Y con las constantes inundaciones en las temporadas de lluvia, fueron invitados a poblar nuevas colonias, como las que se van formando ahora, y que en ese tiempo, los 50s, fundaron lo que es la Treviño Zapata.
Cuando amigos tabasqueños me comentan que quieren visitar la frontera, les digo: "sí, saca tu visa americana, para que aproveches el viaje". Lo sugiero en virtud de que como en el poema de Constantin Kavafis, la mítica Itaca:.. "Itaca te brindó tan hermoso viaje./ Sin ella no habrías emprendido el camino./Pero no tiene ya nada que darte./ Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado..."
Es decir, "vas a viajar para conocer Matamoros (o cualquier otra ciudad de la frontera Norte), en dos días lo vas a conocer, no hay mucho que mostrarte: terrenos áridos, una plaza, un lago, la playa, una casa baleada donde detuvieron a Tony Tormenta, algunas casas antiguas, el teatro de La Reforma, la zona peatonal, el museo Casamata y luego vas a querer cruzar al lado americano para conocer".
Los de la frontera antes teníamos un formato especial que nos identificaba como fronterizos, y teníamos facilidad para pasar. Cuando algún maestro era invitado para presentar números artísticos o culturales de México, tramitaba permiso para los grupos.
Y para los de la frontera era fácil sacar la visa americana. Y antes la daban de manera vitalicia.
Mas luego con el derribo de las torres gemelas endurecieron su política de visas turísticas o de residencia, y anularon dichas visas de por vida.
Es en esa ciudad donde crecí. Allí donde abrevamos las primeras letras, lloramos nuestras lágrimas. Allí donde aprendimos de los besos y caricias, donde están enterrados nuestros padres, es la ciudad valiente que amamos, con sus maquiladoras, sus baches, sus calles de polvo.
Mi ciudad, mi Matamoros querido, es bella. Como toda madre para sus hijos. Como todos los hijos para la madre.
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