Hay un cielo grande
El infinito ni la eternidad caben en mi mente. Sigo mientras tanto la utopía inalcanzable. Si madre me abraza. Si acaricia mi cabello. Hay un cielo grande donde ella reside. Donde cabemos todos. Sin discriminación. Sin pedir pase de entrada. O perfil definido de bondad o benefactor. Hubo una entrada. Corresponde una salida. Si mi padre caminaba tan tranquilo. Mas allá de amenazas de infierno. Si nada es para siempre. Nada es perfecto. Si somos luces y sombras. Ni somos lo que otros quieren que seamos. Yo camino. Y me entretengo en el camino. Si hay una flor. Un canto de pájaros. Si hay un árbol de frutas. Una orilla de lago. El cielo es grande. Solo hay que descubrir la clave. Y la clave es sencilla. Como si fueran cinco unos. O cualquier número. Ser feliz. Sin quejas. Sin atraer la oscuridad con tantas palabras negativas. El cielo es para todos. El infierno es señalar a todos como culpables de la no dicha propia. La eternidad cabe en un jarrito de segundos. Anote fecha, hora y lugar. Nada es para siempre. Nada es para nunca. Y aquí vamos. Cantando canciones del presente.
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