Los relojes

Los relojes son símbolo de la medida de tiempo. No lo miden, pero es la idea que nos da. Miden la vuelta de la tierra sobre su eje, y en conjunto, la vuelta de su órbita alrededor del sol. El caso es que es nuestra referencia de medida del tiempo.
La caída de las hojas es una imagen del paso del tiempo, la llegada del otoño, el preludio del invierno. Y en la edad del ser humano, las estaciones se comparan: primavera, infancia, invierno, vejez. Y así nos vemos. Así nos vimos en el transcurrir o fluir del tiempo, el paso de las estaciones.
Don Renato Leduc, bohemio, escritor y periodista, nos dejó un alucinante poema sobre el tiempo.
Ese que dice sobre "Sabia virtud del comprender el tiempo, a tiempo  amar y desatarse a tiempo"...  Y así sigue con uso de la palabra tiempo, verso a verso, "ignoraba yo que el tiempo es oro, cuánto tiempo perdí, ay, cuánto tiempo...". Al paso de los días, los meses y los años, cada vez lo vamos entendiendo mejor.
Por cierto maravilloso dueto de José José con Marco Antonio Muñiz, con esa canción, que los escuché desde mi lejana secundaria. Me sorprendían sus portentosas voces, y la composición de la canción. Tiempo. Renato Leduc.
Pero decíamos de los relojes. Los suizos tenían y siguen teniendo el prestigio de la relojería. Los construían en talleres artesanales. Pero en 1960 les apareció el fantasma del cuarzo. Una pila y un mecanismo Eléctrico-electrónico. Aunque la referencia es que desde 1920 ya existía, pero no comercializado.
Yo tuve en 1974 mi primer reloj de cuarzo, de una empresa pequeña de nombre Texas instrument. Se cuenta que el dueño de esta empresa fue hasta suiza para ofrecer su patente de reloj de cuarzo para que fueran ellos los que lo comercializaran. Pero no le hicieron caso, más al contrario se rieron e él: "nunca la gente va a preferir un relojito de estos a los de la maravillosa relojería nuestra", dicen que le dijeron.
Y él, fracasado en ese intento, f asociado con los japoneses, fundó la empresa Texas instrument. El resto de la historia ya se sabe.
Por otro lado algunas empresas han sacado a la venta en los puestos de revistas y departamentales, relojes de colección a bajo precio. Los llamados ferrocarrileros, de los que son de bolsillo. Que llevan una cadena para sujetarlo al cinturón o bolsillo; y sacarlo para saber la hora, y un poco de apantalle. Los sacaron a la venta con folletos explicativos de la historia de la relojería. Guardo aún algunos por allí.
De vez en cuando me quedo pegado en los aparadores de relojes. Y los veo en con su belleza en distintas marcas y modelos.  Tanto los veo en las tiendas departamentales que en casas de empeño. Me desconcierta el concepto del tiempo. Su paso. Su relatividad.
Y es entonces que concuerdo con Don Mario Benedeti: "Preciso tiempo necesito ese tiempo/que otros dejan abandonado/porque les sobra o ya no saben... tiempo para mirar un árbol un farol/para andar por el filo del descanso/ para pensar qué bien hoy es invierno..."
Que por cierto, lo es.



Comentarios

Entradas populares de este blog

lecturas 20. Poemas de Carlos Pellicer Cámara

De cartas

¿Por qué así, señor periodista?