Huerto escolar
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La idea no es nueva en educación. Pero hay que rescatarla. Las escuelas, sobretodo las rurales, deben tener un huerto escolar. Es un laboratorio de la naturaleza y de la producción de alimentos. Es parte de una estrategia educativa en los grupos. Es despertarles el amor a la tierra. Y hacerles saber que ellos pueden producir papas, rábanos, cilantro, tomate, etcétera. (Otro es el jardín botánico, y otro el jardín de plantas medicinales). El objetivo no es la producción, que sí se logra. Es el recorrido por el proceso. Desde seleccionar el espacio de tierra. Pasando por la investigación sobre las semillas de plantas que se quieren producir. La interacción con sus padres o abuelos, con su vasta experiencia en el tema. Y luego cuidar con amor el espacio y cada una de las plantitas que día a día van creciendo. El trabajo con el huerto es transversal a todas las materias. Empezando con las matemáticas por la medida y cerca del área, la cerca como perímetro, la altura de la misma, el espaciado de las semillas, etc. Y los chicos se organizan bien en equipos. La idea es que como estudiantes de primaria o secundaria amen la tierra, valoren las plantas. Y ya de adultos en el patio de sus casas tengan un huerto que les sirva de autoconsumo, y ahorro económico. No en todos las escuelas se puede. Solamente en las que se quiere hacer. Allí sí. Claro, es más fácil en las escuelas rurales, por el espacio. Las escuelas de la ciudad deben tener un jardín ornamental, o botánico. Aunque sea pequeño. Aunque sea muy pequeño, por el espacio.
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