Los viajes

Todo viaje es equiparable con el viaje de la vida. Como estudiante hice viajes a la Ciudad de México, y a Cancún. Ya como adulto he hecho viajes en auto por 24 horas. Con y sin descanso. Y una vez un viaje de Villahermosa a Holland, Michigan en casi cincuenta horas ida. Otro tanto de vuelta. Previo hay que llevar el auto al mecánico. Revisar llantas y tener en buenas condiciones la de repuesto. Llevar kit básico de herramientas. Tener disponible recursos para peaje y gasolina, así como para alimentos. No manejar cansado. Detenerse en áreas de descanso. Nos equivocaremos, saldremos antes o después en una salida de carretera. En esos momentos mantener paciencia y calma. Escuchar música. Llevar dulcitos, café, agua potable, para distraer el aburrimiento y el sueño. Llevar unos lentes oscuros. En la vida sucede lo mismo. Debemos saber a dónde vamos. Habrá problemas. Nos perderemos. Tomaremos rutas que no son.  Podemos tener enfermedades. Debemos alimentarnos y descansar lo suficiente. Hacer ejercicio. Ser optimistas. En los viajes podemos tener desperfectos mecánicos, ponchaduras de llantas. En la vida vicisitudes con personas. Enfrentaremos envidias. En carretera de regreso de Michigan, venía manejando lento. Me detuvo un policía de carreteras. Para preguntarme por qué iba lento. Si fuera sobrepasando los límites, sería lo mismo. Me detendría. Así en la vida. Ni lento ni de prisa.

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