Mi primera computadora

La primera computadora que tuve no recuerdo ni la marca. Quizá LG o Goldstar, que en compu ya ni hay. Fue en 1995. Había entrado como director del Diario La Verdad del Sureste, de Villahermosa, y ya todo se hacía con ese tipo de equipos de alta tecnología. El caso es que yo no sabía absolutamente nada de ese tema. La compré en un local que estaba por la calle Cuahutémoc, y el ingeniero que me la vendió se ofreció en llevarla a mi casa, instalarla y darme una clase de introducción al uso de la computadora.
Luego de una media hora de sus explicaciones, se fue, la dejó apagada. Y yo no sabía dónde estaba el botón off on. El caso es que la revisé de "pies a cabeza" hasta que lo encontré e inicié mi camino en el uso empírico de la tecnología. Aún no había internet popular. Los artículos lo pasaban por un aparato de última generación "fax. Por ese mismo se recibían las noticias de la agencia que nos proveía de información.
Se escribía y corregía en un programa llamado MS2, con pantalla negra y letras amarillas. sobre la marcha aprendí a guardar, suprimir, retornar, copiar, pegar, etc. Y se formateaban las páginas en el programa Page Maker. El caso es que picándole a la máquina aprendí también a formar páginas. Luego vino el internet y cambiaron las cosas. Ya para eso yo estaba fuera del periódico. Así que no me tocó ver el cambio tecnológico dentro de esa empresa de la sociedad civil. Guardo los mejores recuerdos de todo el personal. Y por supuesto, los mejores recuerdos de Alberto Pérez Mendoza.
Pero decía yo de la primera computadora que tuve. Su capacidad era de 512 mega bytes. Lo máximo para el momento. "Uyy, este disco duro no lo va a llenar nunca", se ufanó en decirme el ingeniero. No eran ni de un giga, de capacidad.
Para las escuelas se han creado programas federales que permiten la compra de equipos de cómputo. En una ocasión llegué de visita a una escuela telesecundaria, que el director de la escuela la había equipado con veinte computadoras. Inauguramos la sala de cómputo. Allí una maestra expresó con sinceridad: "yo no se nada de esto, Calvillo; ¿quién va a enseñarnos?" Mi respuesta fue lacónica: "los alumnos". Luego me extendí sobre la importancia de que nosotros dominemos lo que los alumnos ya manejan, como es el caso de las computadoras.
Con la masificación de los celulares y del internet, la mayoría de los alumnos tienen acceso a la red, lo que significa exceso de información, sin que ellos puedan fácilmente discriminarla.
Aún no sé si sea correcto prohibir que los alumnos lleven celulares a la escuela. A veces por inconsciencia pueden grabar situaciones que sería de mala imagen para el centro escolar, porque lo que graban se sienten con derecho de subirlo a la red sin tomar en cuenta las consecuencias.
Para ello uno debe exponer el tema de los cyberdelitos.
La tecnología no está reñida con la escuela. Lo que sí, es que quien debe dominarla es el maestro. Para así hablar en los mismos términos que los alumnos sobre esos temas: byte, giga, plataforma, nube, copia y pega, software, hardware, etc. Y poder canalizar el internet hacia fines educativos. Porque mire usted, hipotético lector, los celulares tienen casi de todo en uno: son grabadora, cámara fotográfica y de video, que con ello, para poner un ejemplo, se pueden hacer entrevistas, cortos de publicidad, álbum de tipo de hojas, de flores, de plantas medicinales, antología de poemas, etc.
Los alumnos aprenden de los videos tutoriales de YouTube. Allí hay de todos los temas. Y en ocasiones muchos maestros no saben lo que es esta poderosa herramienta de enseñanza. Ya no digamos de la Khan Academy, y su método de aula invertida, pero este es otro tema.
Cada generación tiene a mano una nueva tecnología, producto del avance científico. Asomémonos a lo nuevo que hay. Eso siempre nos ayuda .

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