Plásticos

Hablando de plásticos, permite hipotético lector que inicie con música: "Era una pareja plástica de esas que veo por ahí/El pensando solo en dinero/Ella en la boda en París
Aparentando lo que no son/Viviendo en un mundo de pura ilusion..."
Para la elección de 1997 del jefe de gobierno de la hoy ciudad de México, el candidato del PAN fue Carlos Castillo Peraza. Perdió estrepitosamente frente a Cuauthémoc Cárdenas. El caso es que Carlos Castillo fue un intelectual de derecha que escribía para algunas revistas. Y siendo candidato escribió un artículo muy discutido que al parecer le afectó entre el electorado. Escribió sobre la proliferación del uso de condones, y su efecto contaminante en la naturaleza. E hizo un recuento a futuro, algo así como que en cincuenta años habría tantos millones de esos látex, que ahogaría la mega urbe. He aquí parte de sus cuestionamientos: "¿cómo se podría ser al mismo tiempo ecologista de inspiración autóctona y aura franciscana, y partidario de un producto publicitado a costos altísimos, paradigma de la intrusa modernidad occidental, ensuciador irremisible del ambiente y no sustituible por algún análogo hecho a base de fibras naturales reciclables como el algodón, el henequén, el lino, la seda o la tripa de gato?"
El caso es que el intelectual Castillo Peraza recibió una serie de calificativos, el menos, intolerante, de tal suerte que su votación fue bajísima. Y muchos le atribuyen a este artículo publicado en la revista proceso en 1997. 
Recuerdo lo anterior ahora que vamos y venimos al supermercado y nos salen conque ya no nos dan bolsas de plástico para la mercancía que compramos. Y me parece bien, solo que no estamos acostumbrados a llevar nuestra bolsa de henequén. Y caminamos, y con nuestros dos brazos cargados de quince o veinte cosas, algunas se nos caen. Y los mercaderes nos ofrecen bolsas biodegradables, dicen, a diez o quince pesos. Negocio redondo.
Pero sobretodo que la bolsa plástica ha de pesar menos que una décima de gramo. Pero la suma de todos los plásticos que contienen lo que compramos pesa al diez mil más. Los jabones, el yoghurt, el queso, las pastas, las galletas, y muchos otros. Envueltos o con contenedor de polímero.
Son doble cara. Lo dicen a saciedad los memes sobre el caso. Hay uno muy claro donde el policía golpea con tolete a una señora que está lavando a la orilla del río con detergente, mientras que enfrente de ella hay fábricas con sus chimeneas de humo negro, y tirando sus deshechos tóxicos en el mismo río, y a los dueños de estas nada les pasa.
Y otro meme donde en un mercado, el pollo muerto y desplumado se lo venden a una señora, y en lugar de bolsa, le hacen unos amarres con mecate de henequén, y le sugieren que lo agarre bien, para que no se le caiga, y lo lleve un poco alto para que no se lo arrebate un perro.
La política contra el plástico por lo contaminante y dañino para la vida en general, es correcta, siempre y cuando se llevara a cabo no contra el ciudadano común (esto siempre sucede), sino contra los grandes industriales que están acabando con la vida y con el planeta, único hogar que tenemos. Porque el fin de ellos es la ganancia y el lucro. 
Ya me imagino a un Diógenes (el que caminaba de día con una lámpara encendida por las calles de Atenas) en un mercado riéndose de la estupidez humana de inhibir las bolsas de plástico y ver la gran cantidad de mercancía en bolsas o recipientes de plástico.
Ahora que vuelva a ir a un supermercado, sí, esos que no escribo el nombre, o de cuyo nombre no quiero acordarme, observe con detenimiento toda la mercancía que lleva plástico de cualquier tipo, o las bolsas para la fruta, y recuerde. La verdad aunque duela. La verdad no peca, pero incomoda. Y sí, lleve sus bolsas de reciclaje, para que no salga como yo, que deseaba ser pulpo para poder abrazar los veinte artículos que pagué, pero que me resistí a comprarles una bolsa, que ya la tienen lista para su venta.Vayamos mejor a nuestros mercados. O a la tienda del barrio.
Me retiro por hoy, mientras escucho a Rubén Blades: 
"Era una ciudad de plástico, de esas que no quiero ver
De edificios cancerosos y un corazón de oro ver
Donde en vez de un sol amanece un dólar
Donde nadie ríe, donde nadie llora
Con gente de rostros de poliester
Que escuchan sin oír y miran sin ver
Gente que vendió por comodidad
Su razón de ser y su libertad..."

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