¿Quién educa?
Ayer fue tema en todas partes el caso suscitado en un colegio de Torreón, en el que un niño disparó a diestra y siniestra dejando como saldo cinco heridos, un muerto y suicidándose el niño agresor. Agresor, pero víctima de la sociedad. Y surgieron diversas hipótesis. Entre si era víctima de bulling y por lo tanto venganza, que si su padre, tío o abuelo le enseñó a tirar, y los mismos compraron las armas y las dejaron de manera irresponsable a la mano. Y si su maestra lo agredió verbalmente en algún momento y fuera también venganza. Me entero hoy, de acuerdo a La Jornada, que no fue su maestra quien murió, sino otra maestra que andaba en el patio en el momento de los disparos, y trató de persuadirlo.
Yo ante el hecho recordé hace treinta años en la tienda Liverpool de Villahermosa, donde yo andaba, y específicamente en el área de electrónicos, me impactó ver a un niño jugando videos interactivos que consistía en manejar un auto por una ciudad y atropellar la mayor cantidad de personas para ganar puntos. Lo sorprendente es que el mismo padre (o tío, o padrastro) estaba su lado jubiloso e incitándolo.
Cuando yo estaba en la escuela Normal (1975-1979) ningún maestro nos dijo que la educación es de los padres y la enseñanza de los maestros. No estoy seguro si lo omitieron o se equivocaron. Lo que sí es que los maestros conviven a diario con una cantidad de alumnos a veces mayor para el espacio del salón. La mayoría de docentes aprendimos a enseñar para un tiempo anterior a los celulares, el internet y los videojuegos. Y he allí las dificultades a las que enfrentan. La mayoría de los niños saben más sobre esos temas que la mayoría de los maestros.
Solo que ya no digamos los padres de familia, sino los niños, equivocadamente o no, miran a su maestro como un modelo de persona. Y muchos de los maestros enfocan su trabajo a quienes más pueden, a quienes se les facilita el aprendizaje, bien porque tienen disposiciones especiales, les gusta aprender, y/o tienen padres muy pendientes del trabajo en el aula. Y, digo muchos maestros, relegan a los que se les dificulta mantenerse quietos y por lo tanto fijar la atención a lo que el maestro de buena manera explica.
En mi trayecto de cuarenta años en educación he conocido a muchos maestros. Y habemos de todo, como en botica y como en todas las profesiones. Los que se preparan y actualizan, los que no. Los amorosos. Y los que consideran que la disciplina férrea y militar es la madre de todas las educaciones habidas y por haber. Y que un salón en silencio, donde no se escucha ni una mosca, es la mejor muestra de que son los mejores maestros. Y pues no. El tema será siempre amplio. Lo que sí es que el docente de manera automática es el líder de todos (todos) los alumnos de su grupo. Y lo que diga o haga influye en ellos.
Ophenhaimer dice en su libro Sálvese quien pueda, que las escuelas no han cambiado nada en su forma de conceptualizar la forma de trabajar. Que se sigue enseñando desde la perspectiva del maestro que enseña y el alumno que aprende. Y eso desde hace siglos. Ese es el paradigma duro que hay que romper.
En estos tiempos los alumnos aprenden mucho de internet. Para bien y mal. Este año escolar pasado tuve alumnos que aprendían melodías de flauta en tutoriales de YouTube. Y alumnas que aprendían manualidades de a misma manera. Yo les daba algunos temas a que los buscaran en internet. Claro, no todos tenían esa posibilidad.
La educación pública siempre será un reto para toda la sociedad. Nos educamos entre todos. Pero a quien se señala es solo a los maestros.
Seguiré con el tema, que es muy amplio. Y muy discutible.
Yo ante el hecho recordé hace treinta años en la tienda Liverpool de Villahermosa, donde yo andaba, y específicamente en el área de electrónicos, me impactó ver a un niño jugando videos interactivos que consistía en manejar un auto por una ciudad y atropellar la mayor cantidad de personas para ganar puntos. Lo sorprendente es que el mismo padre (o tío, o padrastro) estaba su lado jubiloso e incitándolo.
Cuando yo estaba en la escuela Normal (1975-1979) ningún maestro nos dijo que la educación es de los padres y la enseñanza de los maestros. No estoy seguro si lo omitieron o se equivocaron. Lo que sí es que los maestros conviven a diario con una cantidad de alumnos a veces mayor para el espacio del salón. La mayoría de docentes aprendimos a enseñar para un tiempo anterior a los celulares, el internet y los videojuegos. Y he allí las dificultades a las que enfrentan. La mayoría de los niños saben más sobre esos temas que la mayoría de los maestros.
Solo que ya no digamos los padres de familia, sino los niños, equivocadamente o no, miran a su maestro como un modelo de persona. Y muchos de los maestros enfocan su trabajo a quienes más pueden, a quienes se les facilita el aprendizaje, bien porque tienen disposiciones especiales, les gusta aprender, y/o tienen padres muy pendientes del trabajo en el aula. Y, digo muchos maestros, relegan a los que se les dificulta mantenerse quietos y por lo tanto fijar la atención a lo que el maestro de buena manera explica.
En mi trayecto de cuarenta años en educación he conocido a muchos maestros. Y habemos de todo, como en botica y como en todas las profesiones. Los que se preparan y actualizan, los que no. Los amorosos. Y los que consideran que la disciplina férrea y militar es la madre de todas las educaciones habidas y por haber. Y que un salón en silencio, donde no se escucha ni una mosca, es la mejor muestra de que son los mejores maestros. Y pues no. El tema será siempre amplio. Lo que sí es que el docente de manera automática es el líder de todos (todos) los alumnos de su grupo. Y lo que diga o haga influye en ellos.
Ophenhaimer dice en su libro Sálvese quien pueda, que las escuelas no han cambiado nada en su forma de conceptualizar la forma de trabajar. Que se sigue enseñando desde la perspectiva del maestro que enseña y el alumno que aprende. Y eso desde hace siglos. Ese es el paradigma duro que hay que romper.
En estos tiempos los alumnos aprenden mucho de internet. Para bien y mal. Este año escolar pasado tuve alumnos que aprendían melodías de flauta en tutoriales de YouTube. Y alumnas que aprendían manualidades de a misma manera. Yo les daba algunos temas a que los buscaran en internet. Claro, no todos tenían esa posibilidad.
La educación pública siempre será un reto para toda la sociedad. Nos educamos entre todos. Pero a quien se señala es solo a los maestros.
Seguiré con el tema, que es muy amplio. Y muy discutible.
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