Agua

Esta agua permanente. No termina de caer aunque lo intenta. Lo mismo hoy que ayer. 

Es la misma o gemela idéntica. Visita el campo y la ciudad. Mortifica y le es indiferente. Y cae y cae. Serena, entusiasta y alegre. 

Ha llegado y no termina de llegar. Visita otros lugares. Mas los conocidos. Y hace otras humedades.  Y se acumula. La muy muy mula.

No da tregua. Su encomienda es lavar todo. Y halar basura. Para limpiar lo sucio. Para que nuevo rostro todo tenga. 

Mientras tanto oímos el murmullo del agua. Tic. Tic. Tac. Y el ranerío en sus croares. Como orquesta. Que no queremos escuchar. No más por ahora.

Mientras tanto soñemos. Que la extrañamos.  Y que  la sintamos ausente. Por eso sigue viniendo. En ese extraño gerundio.

Extrañamos el anuncio del pronóstico. Que diga. Está dejando de llover. Y mañana de nuevo el sol. Para alegría de las flores. Sin duda.

 La amamos, líquido vital, cuando es poca. No cuando se aloca. Y llega en demasía. Como ahora.  

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