Los pendientes

No era el tiempo de la ida. Quedaron muchos pendientes por escribir, recorrer, por emprender. Lo que no se dijo. Los besos guardados. Los abrazos esperados. La llamada pendiente. Siempre creímos que había mucho tiempo. Por hacer todo a partir de mañana. El tiempo nos fue cercando. Nos puso entre la espada y la pared. El boleto del tren de ida y regreso se quedó sin uso. Se quedó guardado el perfume para ocasiones especiales, lo mismo que la ropa y los zapatos: para usarlos en casos especiales. Y quedaron allí, en el clóset, a la espera. No era el tiempo aún. ¿Y cuándo es el momento apropiado? No hay respuesta. Solo que nos hizo falta tiempo para acomodar las piezas del rompecabezas de la vida. Para encender el fuego con fricción de piedra encarnada. Para dar el beso anhelado. Mas hubo silencio. Y más silencio. Razones de por medio. 

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