Vaquero

soy el maestro Antonio solis y transmito Lecturas 13, desde la sala de.mi casa, en Villahermosa Tabasco. lecturas principalmente de poesía, y algo más. lo hago con el fin de compartir poemas y autores, y reitero la importancia de desarrollar el hábito de la lectura. les pido me ayuden compartiendo este programa en sus muros, sus páginas, y en sus grupos, para llegar a más personas.

 1

De pronto desaparece el poeta. Nadie da cuenta de él. Nadie sabe nada. Como si se lo hubiera tragado la tierra. Como si los ovnis se lo hubieran llevado. Como si no hubiera existido nunca. Quedan algunas huellas. Tres libros. Alguna cobija azul. Un lugar donde se quedaba a dormir en vía pública. Una camioneta abandonada donde vivió por años. Y los recuerdos en la memoria de quienes lo conocieron, escritores geniales, vecinos generosos, novias nostálgicas.


2

No era sociable. Armaba camorra en cualquier momento, concualquier pretexto se iba a los golpes. Tomaba por años, como viajero etílico frecuente. Pero era brillante. En alguna ocasión le aconsejó Octavio Paz como un padre: "atiende tu talento, domina tu vicio". Y no pudo, o no quiso. Ahora tiene o tendría 55 años. La edad ideal para los artistas, la edad de la plenitud. Lo imagina uno dando conferencias, viajando de universidad en universidad, de países país, común Quijote de la literatura.  Vestido como quería: zapatos viejos, mezclilla desteñida, playera con calavera. Y en tiempo de frío algún chamarra de piel ajada, a cuadros. Nunca de traje. Quizá ni desodorante  y menos perfume. Brillante siempre en sus disertaciones, en sus ideas, en sus poemas.    


Se busca poeta desaparecido. Su nombre: Samuel David Noyola García. Tez blanca. 55 años de edad. originario de México, DF. De él trata la película Vaquero de mediodía. Su director: Diego Enrique Osorno (Monterrey, 1980), escritor periodista. La puedes ver en Netflix, sobretodo si eres amante o esposo de la literatura. Osorno conoció al poeta desaparecido e inicia una búsqueda intensa y formal, juntando testimonios, documentos. La búsqueda ha sido en Monterrey, porque allí creció, y en la Ciudad de México, donde vivió con su madre, y donde finalmente quedó en situación de calle, viviendo en una camioneta Suburban descompuesta, propiedad del escultor Guillermo Castro quien le reconoce el alto valor de su trabajo literario, y le ofrece un espacio (cuarto de servicio) en su departamento. 


4

En qué momento las almas viejas se equivocan y nacen en otro tiempo, y debiendo encarnar en otra geografía, caen en circunstancias donde no corresponden, siendo poco propicias para el desarrollo de sus potencialidades, en familias donde no debieron nacer. Así Samuel Noyola. No tiene otra explicación su trastorno, su enojo constante, el no sentirse a gusto en ningún lugar, salvo que lo explique alguna caída de niño, alguna guerra entre neuronas dentro de su cerebro, algún nervio desprotegido de la mielina aislante y conductora de los impulsos nerviosos, falta de seguimiento médico en el probable trastorno, suposiciones sin fundamento, que hasta cierto punto puedan ser ciertas o completamente equivocadas, lo cierto es que Samuel Noyola, magnífico poeta y escritor, reconocido por Octavio Paz como "el poeta más inspirado de su generación", desaparece, sin saber a esta fecha si vive o murió, y si este fuera el caso, las circunstancias de su muerte.


5

Me dicen que por Juan Álvarez, Villahermosa, pernocta un vagabundo con características parecidas a Noyola. Parecido en lo vagabundo. En que es alto. Y en que se le mira muy seguido leyendo un libro o periódico.  Veo de nuevo el documental, para fijarme en alguna característica que lo pueda identificar, lunar, forma de la nariz o ceja y entradas en la frente, alguna calvicie breve o extensa, etc,  y al día siguiente me lanzó en su búsqueda, con una leve esperanza de que sea, y avisar a las direcciones de correo. Pero no. Noyola tiene unas entradas pronunciadas, calvicie avanzada y además un círculo de calvicie al que se identifica tipo "fraile", a diferencia del hombre de la calle Juan Álvarez. 


Vértigo cantando

Te quiero de golpe, amor,
somos el reflejo terrestre de alguna estrella.
Para ti la llama espiritual de mis besos
y el sol profundo del deseo,
déjame a mi la altura y el abismo del corazón,
déjame el rascacielos en la sangre.
Porque desde la firme rosa madre vengo cayendo,
como abeja en celo volaba vagabundo
hacia la soledad de un jardín más oscuro,
caí largo hasta que el vértigo me hizo mártir,
luego me perdió para siempre el infarto del amor.


HOTEL NOYOLOTZIN (zweig und kapput)

Alguna temporada en el invierno de mi treintena viví en una camioneta azul Suburban ochentera, medio chueca, que Simón Velásquez (mi casero), todavía usa para bien trasladar a su equipo de electricistas, pintores, carpinteros, soldadores; él mismo la bautizó como el Hotel Noyolotzin. Queda claro que después de mi diz’que jale en La Maraka me refugiaba allí con mis tacos (“de cochinada”) de Don Beto El Desvelado (cf. Av. Vértiz casi esq. Eje 5) o fast con una sopa Maruchan, mi caguama Indio (el OXXO, orgullosamente regio, no sacaba aún la León) y a la luz mercurial o pública leía el libro en regla, el periódico de ayer o garabateaba alguna imagen estridentista... 

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