El azar no juega

Dios no lanza los dados de tu destino. No arriesga en juego tu día a día. Te deja ser para ver tu transitar sin artilugios. Ni poses o trucos. Ni juegos infantiles o infalibles del libre albedrío.  Es de verse. Te han engañado con el mito de que eres arquitecto de tu propio destino. No hay más. El día a día dicta la marcha de tus pies en el camino. No tú.

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