Lecturas 11

  

Lecturas semanales 11, nueva época.  14 de noviembre de 2020

 

Muy buenas tardes. Hoy es sábado 14 de noviembre. Soy el Profr. Antonio Solís Calvillo, y transmito desde la sala de mi casa estas lecturas de poesía y otras cosas más. Las realizo con el fin de compartir poemas, y asimismo reitero la importancia de la lectura como proceso de desarrollo del pensamiento en todas sus variantes, uncluyendo la imaginación.

 

 

 

Felicidades

a los que cumplen años hoy, sábado 14 de noviembre; que se la pasen de lo mejor, aún en las circunstancias por las que pasamos en Tabasco y Chiapas. Tengan salud, alegría y tranquilidad. Un abrazo.

Javier Franco

Lourdes Peregrino Ovando

Nena García

Viridiana Perez Valencia

Luis Fernando Dorantes

Miguel Arturo Montiel Reyes

Fatima Gutierrez

Beatriz Guadalupe Narvaez Coleaza

Rosa Rueda Jimenez

Marlene Franco Estañol

Sergio Ulin Garcia

Lorena Cabrera Garcia

Graciela Morelos Villegas

 

 

 

Y les pido que me ayuden a difundir este programa en sus muros, y grupos o páginas. Se los agradezco de corazón.

 

Día mundial de la diabetes

Este 14 de noviembre se celebra el Día Mundial de la Diabetes y es un día en el que se busca crear conciencia acerca de esta terrible enfermedad.

Es un hecho que la diabetes en México se convirtió en un problema de salud pública desde hace varios años, y así lo confirmó el secretario de Salud Pública, José Narro Robles, quien aseveró que tan solo en Baja California Sur, 83 mil mexicanos murieron a causa de esta enfermedad.

La diabetes es una enfermedad crónica que surge a partir de la falta de producción de insulina por parte del páncreas y dicha sustancia, es la responsable de regular el azúcar en la sangre del cuerpo humano.

 

En México, el 90 por ciento de los casos de diabetes mellitus es atribuido al sobrepeso y la obesidad, aunque este tipo de diabetes se puede prevenir con una dieta balanceada y ejercicio constante, aún más cuando en tu familia hay integrantes con esta condición.

Las cifras estiman que siete de cada diez adultos, cuatro de cada diez adolescentes y uno de cada tres niños presentan diabetes. Lamentablemente, México ocupa el segundo lugar en los países latinoamericanos y del Caribe con las tasas más elevadas de prevalencia de diabetes, tan solo después de Belice.

 

Hay que cuidarnos

Alimentación correcta

Actividad física

 

Y en próximos días se va a llevar el Congreso binacional de escritores Letras en el estuario, que año con año se lleva a cabo entre Matamoros y Brownsville, en donde participan narradores y poetas de ambas ciudades. Se va a efectuar la edición XIX del    19 al 21 de noviembre. Participan Cochita Amaro, Carlos Acosta, Abel Vadillo alfredo Berridos y Alfredo Rodríguez,  entre muchos otros destacados escritores de esa área geográfica



12 de noviembre, Día del libro

Juana Inés de Asbaje Ramírez de Santillana,nota 1​ o mejor conocida como sor Juana Inés de la Cruz(San Miguel Nepantla, Nueva España, 12 de noviembre de 1648-México, Nueva España, 17 de abril de 1695)nota 2​ fue una religiosa jerónima y escritora novohispana, exponente del Siglo de Oro de la literatura en español.

Considerada por muchos como la décima musa, cultivó la lírica, el auto sacramental y el teatro, así como la prosa.

 


Lector: ¿Qué significa para usted el libro?

Jorge Luis Borges: De los diversos instrumentos del hombre, el más asombroso es, sin duda, el libro. Los demás son extensiones de su cuerpo. El microscopio, el telescopio, son extensiones de su vista; el teléfono es extensión de su voz; luego tenemos el arado y la espada, extensiones de su brazo. Pero el libro es otra cosa: El libro es la extensión de la memoria y de la imaginación.

 

 

 

 

Amor empieza por desasosiego

Amor empieza por desasosiego,
solicitud, ardores y desvelos;
crece con riesgos, lances y recelos;
susténtase de llantos y de ruego.

Doctrínanle tibiezas y despego,
conserva el ser entre engañosos velos,
hasta que con agravios o con celos
apaga con sus lágrimas su fuego.

Su principio, su medio y fin es éste:
¿pues por qué, Alcino, sientes el desvío
de Celia, que otro tiempo bien te quiso?

¿Qué razón hay de que dolor te cueste?
Pues no te engañó amor, Alcino mío,
sino que llegó el término preciso.

Con el dolor de la mortal herida

Con el dolor de la mortal herida,
de un agravio de amor me lamentaba,
y por ver si la muerte se llegaba
procuraba que fuese más crecida.

Toda en el mal el alma divertida,
pena por pena su dolor sumaba,
y en cada circunstancia ponderaba
que sobraban mil muertes a una vida.

Y cuando, al golpe de uno y otro tiro
rendido el corazón, daba penoso
señas de dar el último suspiro,

No sé con qué destino prodigioso
volví a mi acuerdo y dije: qué me admiro?
Quién en amor ha sido más dichoso?

En perseguirme, Mundo, ¿qué interesas?

En perseguirme, Mundo, ¿qué interesas?
¿En qué te ofendo, cuando sólo intento
poner bellezas en mi entendimiento
y no mi entendimiento en las bellezas?

Yo no estimo tesoros ni riquezas;
y así, siempre me causa más contento
poner riquezas en mi pensamiento
que no mi pensamiento en las riquezas.

Y no estimo hermosura que, vencida,
es despojo civil de las edades,
ni riqueza me agrada fementida,

teniendo por mejor, en mis verdades,
consumir vanidades de la vida
que consumir la vida en vanidades.

Éste que ves, engaño colorido

Éste que ves, engaño colorido,
que, del arte ostentando los primores,
con falsos silogismos de colores
es cauteloso engaño del sentido;

éste, en quien la lisonja ha pretendido
excusar de los años los horrores,
y venciendo del tiempo los rigores
triunfar de la vejez y del olvido,

es un vano artificio del cuidado,
es una flor al viento delicada,
es un resguardo inútil para el hado:

es una necia diligencia errada,
es un afán caduco y, bien mirado,
es cadáver, es polvo, es sombra, es nada.

Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba

Esta tarde, mi bien, cuando te hablaba,
como en tu rostro y en tus acciones vía
que con palabras no te persuadía,
que el corazón me vieses deseaba;

y Amor, que mis intentos ayudaba,
venció lo que imposible parecía,
pues entre el llanto que el dolor vertía,
el corazón deshecho destilaba.

Baste ya de rigores, mi bien, baste,
no te atormenten más celos tiranos,
ni el vil recelo tu quietud contraste

con sombras necias, con indicios vanos:
pues ya en líquido humor viste y tocaste
mi corazón deshecho entre tus manos.

Poesía en Zenda

 

 

 

Antonio Machado

 

A un olmo seco

Al olmo viejo, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas verdes le han salido.

¡El olmo centenario en la colina
que lame el Duero! Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.

No será, cual los álamos cantores
que guardan el camino y la ribera,
habitado de pardos ruiseñores.

Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas.

Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas de alguna mísera caseta,
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hasta la mar te empuje
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.

***


De la autoría de Luis Porter. 


¿Yo? ¡zafo!


Me invitaron a pasar

Una velada social

Con un vino celestial

manjar al mojo de ajo

Y de postre algo genial

Los miré fijo a los ojos

Y les dije convencido:

“lo siento, pero yo zafo”


Caía casi la noche

Cuando llegaron visitas

Y se bajaron de un coche

Sonó el timbre, atendí

Alguien preguntó por mí

Les pregunté que querían

Su explicación me distrajo

Los miré fijo a los ojos

Y les dije, acomedido:

“lo siento, pero yo zafo”


Abrí la puerta que no era

Y sentada en la escalera

una muchacha bonita

Me preguntó  quien yo era

Se lo expliqué sin trabajo

Y ella me tendió la mano

me regaló una sonrisa

La miré fijo a los ojos

Y le dije: “sorry, zafo”


Una tarde en que aburrido

Revisaba unos papeles

Alguien vino a mi rescate

Ofreciéndome un mate

con pastafrola al costado

¿Qué tal si rompo la dieta

Y me dedico al relajo?

Me pregunté entusiasmado

Me miré fijo a los ojos

Y me dije, persuadido:

“lo siento, pero yo zafo”


Cansado del tapabocas

Y de la sana distancia

Harto de tanta constancia

Me vi tentado a salir, irme lejos

navegar, visitar el aeropuerto

Diciéndole a mis adentros

Hace mucho que no viajo

Me miré fijo a los ojos

Y me dije, seducido:

“mejor será si yo zafo”


Existen formas modernas

De hablar y comunicarse

Está el WhatsApp está el Zoom

El Face Time y hasta el eskaipe

Muchas formas de llegar

A conversar con amigos

No se puede comparar

Con irlos a visitar

En persona y a colores

Cogí las llaves del coche

Fui corriendo a la cochera

¡Ya basta de soledad

La terminaré de un tajo!

Me miré fijo a los ojos

Y me dije, distraído:

“será mejor si me zafo”


Zafo hoy, zafo mañana

Zafo por miedo al peligro

Pues la cosa está que arde

En vez de llegar temprano

Preferible llegar tarde

Llegar puntual a la cita

Es lo que al virus le gusta

Si te descuidas te premia

Metiéndote en la pandemia

que ya se ha llevado a un buen fajo

Mejor mírate a los ojos

Y vocifera: “¿yo? ¡zafo!”


Luis Porter 



A orillas del Duero

Mediaba el mes de julio. Era un hermoso día.
Yo, solo, por las quiebras del pedregal subía,
buscando los recodos de sombra, lentamente.
A trechos me paraba para enjugar mi frente
y dar algún respiro al pecho jadeante;
o bien, ahincando el paso, el cuerpo hacia adelante
y hacia la mano diestra vencido y apoyado
en un bastón, a guisa de pastoril cayado,
trepaba por los cerros que habitan las rapaces
aves de altura, hollando las hierbas montaraces
de fuerte olor a romero, tomillo, salvia, espliego.
Sobre los agrios campos caía un sol de fuego.
Un buitre de anchas alas con majestuoso vuelo
cruzaba solitario el puro azul del cielo.
Yo divisaba, lejos, un monte alto y agudo,
y una redonda loma cual recamado escudo,
y cárdenos alcores sobre la parda tierra
harapos esparcidos de un viejo arnés de guerra,
las serrezuelas calvas por donde tuerce el Duero
para formar la corva ballesta de un arquero
en torno a Soria. Soria es una barbacana,
hacia Aragón, que tiene la torre castellana.
Veía el horizonte cerrado por colinas
oscuras, coronadas de robles y de encinas;
desnudos peñascales, algún humilde prado
donde el merino pace y el toro, arrodillado
sobre la hierba, rumia; las márgenes de río
lucir sus verdes álamos al claro sol de estío,
y, silenciosamente, lejanos pasajeros,
¡tan diminutos! carros, jinetes y arrieros,
cruzar el largo puente, y bajo las arcadas
de piedra ensombrecerse las aguas plateadas
del Duero.
El Duero cruza el corazón de roble
de Iberia y de Castilla.
¡Oh, tierra triste y noble,
la de los altos llanos y yermos y roquedas,
de campos sin arados, regatos ni arboledas;
decrépitas ciudades, caminos sin mesones,
y atónitos palurdos sin danzas ni canciones
que aún van, abandonando el mortecino hogar,
como tus largos ríos, Castilla, hacia la mar!
Castilla miserable, ayer dominadora,
envuelta en sus andrajos desprecia cuanto ignora.
¿Espera, duerme o sueña? ¿La sangre derramada
recuerda, cuando tuvo la fiebre de la espada?
Todo se mueve, fluye, discurre, corre o gira;
cambian la mar y el monte y el ojo que los mira.
¿Pasó? Sobre sus campos aún el fantasma yerta
de un pueblo que ponía a Dios sobre la guerra.
La madre en otro tiempo fecunda en capitanes,
madrastra es hoy apenas de humildes ganapanes.
Castilla no es aquella tan generosa un día,
cuando Myo Cid Rodrigo el de Vivar volvía,
ufano de su nueva fortuna, y su opulencia,
a regalar a Alfonso los huertos de Valencia;
o que, tras la aventura que acreditó sus bríos,
pedía la conquista de los inmensos ríos
indianos a la corte, la madre de soldados,
guerreros y adalides que han de tornar, cargados
de plata y oro, a España, en regios galeones,
para la presa cuervos, para la lid leones.
Filósofos nutridos de sopa de convento
contemplan impasibles el amplio firmamento;
y si les llega en sueños, como un rumor distante,
clamor de mercaderes de muelles de Levante,
no acudirán siquiera a preguntar ¿qué pasa?
Y ya la guerra ha abierto las puertas de su casa.
Castilla miserable, ayer dominadora,
envuelta en sus harapos desprecia cuanto ignora.
El sol va declinando. De la ciudad lejana
me llega un armonioso tañido de campana,
ya irán a su rosario las enlutadas viejas.
De entre las peñas salen dos lindas comadrejas;
me miran y se alejan, huyendo, y aparecen
de nuevo, ¡tan curiosas!… Los campos se obscurecen.
Hacia el camino blanco está el mesón abierto
al campo ensombrecido y al pedregal desierto
.

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