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La gardenia querida, un hermoso ejemplar de tres metros de altura, la que he admirado, la que me alumbra con sus flores blancas y de néctar perfumado, la que me llama para que la acaricie y la hable de cerquita, la que es pródiga en aroma y flores, la sencilla y humilde, la que ha crecido a pesar, la que no exige, ni corrige, tampoco arremete, la que no discute por boberías, la grande y maravillosa, hoy amaneció sin tronco ni ramas. Y desaparecidas sus frondosas ramas. Completaron el ecodidio tirando lejos sus despojos. Realmente lo lamento. La extraño y casi lloro. Dirijo mi enojo a través de estas tristes palabras de entrada. Si estaba sembrada fuera de la casa, en la calle, pues. Si a nadie le hacía daño, al contrario. Si no exigía alimento ni agua. Es más, si la casa está con letrero de "venta". Si se va a vender qué caso tiene que la hayan derribado. Y sin venderla, vacía ¿para qué quitarla? Solo que ya haya sido vendida la casa, y el comprador, futuro vecino la haya derribado. ¿Qué cultura del vecino que viene? Descanse en paz la bella gardenia de por mi casa.


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Cada vez que yo pasaba por allí, fuera en la mañana cuando salgo a caminar, o por la tarde que pasaba por allí, estiraba mis brazos para acariciarla, e inmediatamente en automático venía a mí la letra de la canción "Perfume de gardenia" tiene tu boca, bellisimos destellos de luz en tu mirar. Tu risa es una rima de alegres notas, se mueven tus cabellos cual ondas en el mar. Tu cuerpo es una copia de Venus, de Citeres..." Y se la cantaba despacio, suave, como mi enamorada. Y ella correspondía dejándose acariciar, soltando más intenso su bello perfume, con tono vegetal dulzón. Yo la admiraba toda, yo la idolatraba toda, hasta sus hojas secas. Muchas veces le tomé fotografía a sus flores, y ella parecía modelar. Si me hubieran dicho que la iban a tronchar, yo la hubiera recibido completa y la hubiera sembrado en el patio de mi casa. Si me hubieran dicho ya la cortamos, allí están sus ramas, yo me la hubiera traído a la casa, y algunas ramas aquí, otras allá. Pero ella sigue y seguirá en mi corazón.


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Por cierto, una vez le pedí permiso para cortarle una de sus ramas y tener así uno de sus retoños. "Con mucho gusto", pareció decirme y procedí. Y su gajito lo tengo sembrado en mi casa. Espero que logre sobrevivir. Y será el mejor homenaje que le pueda hacer. Nunca corté una de sus flores. Aunque ella me las ofrecía de regalo con sus pétalos muy vivos y abiertos. Nunca dejé de hablarle cada vez que yo pasaba, distanciacomo a dos cuadras de mi casa. La procuré, la soñé, le escribí. Su perfume y toda ella la llevo en mí. Descanse en paz. 

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Hace días leí un artículo sobre las plantas. Hace más días, uno sobre la inteligencia de los animales. ambos me han llamado poderosamente la atención. El de las plantas es enfático: ¿escuchan y entienden las plantas cuando las personas les hablan? No. Solo que se sobreentiende que las personas que les hablan a las plantas, son personas que las cuidan, las riegan, se informan sobre otros cuidados y se los procuran. Lo que ellas "sienten" es que esos seres vivos que se le acercan no son sus depredadores, al contrario. Y al recibir esos estímulos de agua, nutrientes, calor, pues, por supuesto que se desarrollan mejor, prodigan sus flores, sus suaves olores, sus gratos encantos. Y asimismo a través de los cientos de años han desarrollado algunas características que les permite defenderse de sus depredadores. Un ejemplo, las vellosidades de algunostallos. Estos, para el hombre no significa nada, pero es difícil para algunos insectos caminar entre esas vellosidades. las espinas de algunas plantas. Los malos olores de otras. La savia amarga de otros mas. Cada una de esas características representa la parte evolutiva para sus efensa. Y así un montón de ejemplos. 

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Yo conozco la planta de jazmín y la de gardenia. Y a veces leo que son la misma. Y la confusión viene porque lee la gardenia hay másde 250 especies, siendo la más conocida la gardenia jazminoide (o gardenia augusta, o florida, o grandiflora). "Ha sido cultivada en Europa desde 1761, originaria de China y Japón; y su nombre está dedicado al naturalista norteamericano Alexander Garden, de allí su nombre "gardenia", y lo de jazminoide porque recuerda el perfume muy parecido al jazmín.

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Un sueño es tener un jardín florido. De muchas especies, las posibles dentro del poco espacio que uno tiene. Un sueño por cumplir. Amar la vida es amar a la naturaleza completa. Con todas sus variantes y matices. Y en ese jardín el perfume inspirador de la gardenia jazminoide, que al decir de la canción sigue... " y llevas en tu alma la virginal pureza, por eso es tu belleza de místico candor. Perfume de gardenias, tiene tu boca, perfume de gardenias, perfume del amor...".

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Vale la alegría, y los momentos, sea nostalgia o presente, escuchar la canción, reminiscencias de lo que fue o hay, o, con futurismo, habrá. Los intérpretes han sido muchos, aunque quizá la más conocida sea la versión de la Sonora Santanera. Pero también y de manera excelsa la han interpretado Javier Solís, Alejandro Fernández e Ibrahim Ferrer, entre muchos otros. Su compositor es el famosísimo Rafael Hernández Puerto Rico 1892-1965 , apodado El Jibarito, autor también de  El cumbanchero, Lamento borincano, Campanitas de cristal, Óyeme Cachita, Silencio (que están durmiendo, los nardos y las azucenas). De hecho yo creí por muchos años que En mi viejo San Juan era también obra de El Jibarito, pero no. Esta es de Noel Estrada.  

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