Las clases

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He sido reacio a conectarme a grupos para participar en algunos temas. Yo agradezco las invitaciones, pocas es cierto, pero trato de no participar. Soy de la vieja escuela emocional que considera que las charlas, los debates deben ser en vivo y a todo color. Cara a cara, dirían algunos. Porque en vivo se sienten las vibraciones de los asistentes. Pero las circunstancias actuales de la sana distancia para evitar contagios obligan que clases, reuniones y conferencias sean vía remota, cada quien en su lugar de residencia, en cualquier lugar de su casa, conectado a una red de araña digital.

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Es obvio que esto no va a ser por siempre, que no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo aguante, dice el dicho popular. Llegará el día, con reticencia de unos u otros, que volverán al ambiente de aulas, patios y recreos, lugar común y tradicional de la enseñanza aprendizaje. Todo ello con sus pros y contras. Pero es el esquema prefijado para el trabajo educativo. Una pregunta que salta: ¿y todo regresará a lo mismo que antes de la pandemia?

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Aunque en un sistema educativo como el mexicano, que es muy grande, es difícil generalizar, por las particularidades de las regiones, ni se diga por las aún más particularidades de cada comunidad educativa. Si de un ciclo escolar, otro, muchas cosas cambias en situación "normal", es decir, como antes de la pandemia, con mayor razón ahora, que hubo una disrupción. Entre padres de familia, maestros y alumnos, unos u otros mostrarán su cambio emocional o de actitud, y habrán de jalar a los otros para tomar nuevos acuerdos de relación.  

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En 2014 tuve la responsabilidad institucional al frente de Conalmex Unesco, región Sur Sureste. Y en función de dicha responsabilidad impartí 28 pláticas, la mayoría aquí en Tabasco y otras  en Tamaulipas, Durango y Yucatán. Fueron principalmente con alumnos de preparatoria, Normal, Universidad, y con docentes. El tema central fue la importancia de la lectura en el desarrollo del pensamiento. Siendo la lectura una de las cuatro prácticas cotidianas para enseñar a pensar. Las otras tres son escribir, escuchar y hablar (sea en binas, en grupo o ante un público. De ninguna manera es descubrimiento del hilo negro. Solo que en la escuela de básico aprendimos a escribir pero no escribimos, a leer, pero no leemos, y no nos enseñaron a escuchar, y menos con el constante: "¡ya cállense!"

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Y seguramente cuando la pandemia pase, tendremos que valorar, mas bien deberemos revalorar no solo el espacio físico del aula y la escuela en su conjunto, sino la estima, la amistad, las relaciones interpersonales; recordemos que el Plan y programa de estudio responden a una pretensión enciclopedista, que ya criticábamos desde mucho antes de la pandemia, y ahora con más razón.Enfocando  

 

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