Julia dice baila en el tropicana (Parte 4 y última)

 En las partes anteriores se describe el vuelo a La Habana, el hospedaje, la llegada, la visita a El Morro, fuerte de defensa de los piratas, los libros baratos, el mojito cubano, el conocer a la cantante jubilada Inés María y la compositora Silvia González Guerra, el hotel Nacional y el malecón. la visita a una escuela secundaria.


1

En La Habana vieja se encuentra de todo. Las mujeres vestidas a la usanza tradicional (guajiras), y las mujeres que necesitan monedas (jineteras), Bellas, sí. En una tienda de artesanía compré maracas, clave y bongó. Iba contento por las calles acompañado por Ariel, quien para tomar las fotos, equilibraba la carga, en una mano bolsas, y en la otra mano la cámara. Era tan hábil que con una mano cambiaba de rollo.  Sentada en una esquina se encuentra una santera. Lee las cartas y dice que adivina el futuro. Ella ríe y posa con un puro en la mano. Los turistas se acomodan junto a ella para lo de las fotos. Es esbelta, robusta y de edad. ¿Su nombre? Juana. Dice: Juana, la cubana. Y reímos a carcajada suelta.

2

Estuvimos en la casa museo de Alejo Carpentier. Allí recorrimos los espacios del gran narrador barroco cubano. en una habitación se encuentran objetos personales y varias ediciones de sus libros en distintos idiomas. Hay un cartel alusivo a su posición ética que mantuvo en vida, cita de El siglo de las luces: "cuidémonos de las palabras hermosas; de los Mundos Mejores creados por las palabras. Nuestra época sucumbe por un exceso de palabras. No hay más Tierra prometida que la que el hombre puede encontrar en sí mismo".

3

El beisbol es religión cubana. Tienen una liga nacional de alta calidad. Los observadores de los equipos de Estados Unidos se mantienen en la pepena permanente para ayudar a jugadores que quieran escaparse. Estuvimos en el gran estadio latinoamericano. Para llegar a él  nos llevó Jean Pierre (Miguel) en un Chevrolet rojo bluebird 1954. Cuando quieran los llevo a donde hay muchas mujeres, ofrece. Béisbol, respondimos. Sabíamos que ese día jugaban los equipos Barrio Habana e Industriales. Este es uno de los poderosos equipos de nivel equiparable con los equipos de Serie mundial de los Estados Unidos. De industriales salieron Duque y Liván Hernández para Los Yankees de Nueva York. Y recién acaba de salir otro. "A nuestro jonronero Kendry Morales lo siguen los buscadores como moscas al pastel", nos dice Miguel. El estadio es impresionante. Y la afición muy educada. Cantan con mucho respeto el himno nacional. También hacen la ola en los momentos emocionantes. Para entrar al estadio es barato pero en pesos cubanos. Yo pago las entradas, dice Jean Pierre. Pero ustedes se me callan para que no nos descubran que son extranjeros. A diez metros de llegar a la compra de boletos voltea a vernos y escudriñar el aspecto. Ustedes pasan, dice, y me señala: pero tú tienes cara de mexicano. Entramos serios y en completo silencio. Si nos preguntaban algo ya habíamos acordado hablar en señas. pero no hubo necesidad. Adentro venden cucuruchos de maní (ya se va el manisero, ya se va) y semillas de calabaza.

4

Jean Pierre se portó muy bien, como auténtico camarada. Cuando un aficionado cachó una pelota de fail en las gradas, fue por él y se la compró para dársela a nuestra compañera de viaje. Y aún a la salida fue al camión de los jugadores para pedir se la autografiara Kendry, estrella del equipo Industriales.

5

Alicia, miga de Ariel, o pareja, nos platicó sobre su vida sin futuro en Cuba. Soy indocumentada en La Habana, dice. Soy de Cueto. ¿De dónde? De Cueto, repite, incrédula de conocer a personas que desconocen la geografía cubana. Nos canta un fragmento de canción: "De Alto cedro voy para Macané, llego a Cueto, voy para mayarí", canción muy famosa de Compay Segundo, estrella del Buena Vista Social Club, y que refiere a pueblos de la provincia de Holguín, en oriente. Platica sobre su abuelo que está tronao (loco). "Cuando afila el cuchillo de pronto se lanza al cuello de quienes están cerca. A la abuela una vez le rajó un cacho e pie. La gente de mi pueblo sabe de mi trabajo. Y se lo dicen a mi niña. Y ella me dice: Tú, puta. Y me tengo que ir de Cuba, dice, mientras sus ojos verdes brillan por la lágrima contenida. Soy indocumentada. Mi carné de identidad dice mi origen: Cueto. Y no tengo a nadie aquí en La Habana. Si la policía me detiene, me hace firmar un documento donde me comprometo a regresarme. Si no lo hago, me meten a la cárcel. Y es feo. Ya he estado allí. En mi pueblo está jodida la cosa. Mi abuela todavía cocina con leña. Mi mamá está separada de mi papá. Y a este no le importamos nada. No hay para comer. ¿La salud? Pues allí está el doctor, el hospital. Pero te dan una medicina que no sirve. Y la que necesitas te dicen que no hay. Consíguela. En educación eso sí,  puedes estudiar lo que quieras, una profesión y eso, pero de qué te sirve. Conozco a un montón de chavas que andan igual que yo, y estudiaron bastante, aunque ganan más. Pero sí, en educación hay muchas facilidades. Y para salir del país país tienes que tener mucho cuidado. Una amiga salió casada con un italiano. Ella tenía una pequeña protuberancia lunar cerca de un ojo. Entonces acordó con su nueva familia que la iban a operar para que se viera más linda. Y así fue, pero le sacaron las córneas. Y la regresaron con bastante dinero, pero ciega. Ella daría todo el dinero que tiene con tal de estar como antes. Otras de mis amigas las tienen como esclavas prostitutas o en red de drogas en varios países y a otras las agarraron para revista porngráficas. Y es feo eso".

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Fuimos seis. Todos con inmensas ganas de estar en Cuba y ver y oír. Para que no nos cuenten, decíamos. Confrontados amistosamente unos a favor y otros en contra de la realidad cubana. En el departamento rentado tuvimos una buena discusión con el titular de la casa. Lo que ellos dicen y las preguntas de nosotros. Los temas: el dólar, jineteará, la propiedad privada, la herencia, la alimentación. Y parecía no parar con sus argumentos ni convencer de un lado ni de otro. Los cubanos en general son hábiles para la polémica. En algún momento de la plática alguno caería en una trampa argumental. De pronto el titular de la casa le pregunta a un compañero:

7

-¿Cuánto gana usted como maestro de secundaria? ¿Cien, doscientos, quinientos dólares? Bien. Para ellos tiene usted que preparar sus clases, trasladarse a la escuela, discutir con alumnos y enojarse con compañeros maestros, leer libros, etcétera. Suponga usted que viene una francesa escultural y joven y le paga a usted esa misma cantidad por montarla dos o tres veces por semana., ¿qué elegiría? 

-Pero por supuesto, que a la francesa- contesta mi amigo.

-Así sucede con estas niñas. No quieren trabajar para ellas y la sociedad. Ellas quieren el dinero fácil, así de simple.

8

Un tico dice a un compañero mexicano de Yucatán: "Directo, compadre, cuando platiques con una mujer cubana, ve directo. Dile que cuánto cobra por ir a la cama. Eso es bien sencillo". Así le hizo el compañero yucateco. En un evento cultural estaba cerca una cubana super preciosa. Hicieron plática. Y mi amigo fue más que directo: "¿Cuánto por ir a coger?" La respuesta vino rápido y digna: "Estás pero bien tronado mexicano comemielda". Y se alejó de él.


Fotos tomadas de internet, a excepción de la de Juana La Cubana.

Pd. El segundo viaje lo hice con mi amigo maestro y político tabasqueño Pedro Bocanegra, eso no lo he escrito aún, pero lo tengo fresco en la memoria. 


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