La biblioteca digital de Telegraph

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No riño con quienes defienden el libro digital o el de papel. Cada quien aporta argumentos a favor o en contra. En general no riño. 

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Seguro el libro en físico tiene el deleite del olor a tinta en su mezcla con el papel. La belleza de la edición en la tipografía y el tipo de papel. Y el libro usado permite imaginar historias, hojita doblada en esquina, algún subrayado amoroso, un viejo boleto para viajar. Y sin duda ese pasar la mirada de uno a otro libro en las librerías de viejo, sean fijas o en los tendidos de calle.

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Y el digital la levedad por lo sin peso, ni espacio. El poderlos llevar en la mente y en algún aparatito de uso común. Además de lo económico.

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Bajo la sombra de un árbol o en parques vemos personas leer, sea el libro en físico o digital. Y en su rostro se nota tranquilidad y paz, además del gusto por estar viajando sin moverse de lugar. 

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Si lees y lo haces en uno u otro formato, si tienes el hábito de la lectura, lo demás es lo de menos. El objeto final puede ser solo deleite. O estudio con o sin deleite. Leer las circunstancias a nuestro derredor, al final de cuentas es lo importante.

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No sé que hay detrás de las grandes corporaciones. Aparte de lo que sabemos de su leiv motiv de lucro, su esencia primerísima.Digamos de WhatsApp o Telegraph. Yo bajé esta última aplicación porque me dijeron que tiene una librería breve de miles de libros. Así como se oye. Miles y miles de ese objeto que humaniza.

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Imagina Carta a D (Una historiade amor), casi todo Carlos Fuentes, Julio Cortázar, Mario Benefetti, Chejov, Martín Luis Guzmán, Adolfo Bioy, Borges, Pizarnick, Kafka, etc. Una verdadera belleza.

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Uno de los libros que siempre había querido poseer, tener, o leer, ha sido el Borges, de Adolfo Bioy Caseres. Y allí está. Es un librón de 1700 páginas, donde el autor Bioy detalla el día a día de su amistad de años von Borges.