Lecturas 20. Ha caído nieve en Madrid

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Buenas tardes bello público. Los que se van conectando. Los que se conecten mas tarde. Estoy transmitiendo este programa cultural de Lecturas hoy sábado 9 de enero de 2021, desde la sala de mi casa, en Villahermosa, Tabasco, México. Leo principalmente poesía, difundo la cultura, y reitero la importancia de desarrollar el hábito de la cultura mediante estrategias de atracción, y no a la fuerza, a los hijos y alumnos.

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Hoy voy a leer un texto sobre los Reyes Magos, desde mi perspectiva del recuerdo de cuando fui niño; y leeré un poema del improvisador cubano Aexis Díaz Pimienta, radicado en España. Al arte de improvisar se le llama repentismo, y el tema de él que voy a leer se llama Ha caído nieve en Madrid.

Felicidades a quienes cumplen años hoy

a: 

Felicidades a quienes cumplen años hoy sábado 9 de enero; que la pasen de lo mejor en lo posible; que tengan salud y alegría; y a seguir cuidándonos mucho. Un abrazo fuerte a:
Ivon Sánchez
Blanca Pulido
Leticia Jimenez Oliva
Georgina Cuevas Naranjo
Blanca Pulido


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Como cuando decimos que solo el cucharón sabe lo que la olla tienen en el fondo; lo mismo sucede con cada Rey Mago. Cada uno sabe el esfuerzo que hizo para tratar de cumplir una vieja tradición muestra de religiosidad, y de amor, que no siempre es lo mismo, aunque debiera. De ayer y hoy he leído varios textos breves y bien escritos por amigos y amigos, con reminiscencias la infancia, de cuando eran infantes, y sus padres, madres, tíos o padrinos, les acercaban uno o más juguetes, y la respectiva bolsa de dulces. De pronto sale humo en los ojos al leer y recordar.

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A mi nunca me trajeron los Reyes magos una bicicleta. Y tanto que la anhelé. Un día como hoy miraba en el callejón, y si me iba un poco más allá en las calles, a niños muy orondos con sus patinetas, bicicletas, balones de futbol y rifles. Nunca sentí envidia. O tristeza. O algún sentir que me hiciera sentir mal. Lo cierto es que siempre cada seis de enero, amanecía bajo mi almohada una bolsa de dulces y un juguete, lo cual me proporcionaba una alegríano sé si igual o más grande que los niños que recibían bicicleta. La bolsa tenía colaciones dulces de leche y de piña y una naranja valenciana grande y muy redonda. Y nos poníamos a jugar mis hermanas y yo con lo que nos habían traído. Había valido la alegría (no la pena) esperar este momento mágico y especial, de apuros para los padres pobres, y de prisas para quienes no compraban con tiempo los juguetes impregnados de una magia mítica.

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Cuando tenía yo 26 años trabajaba con na compañera de nombre Gina Girald. Ella era tenía una hija y un hijo. Los días previos a este día andaba apurada pensando en sus compras de reina maga. Y nos metíamos en una discusión (estéril como todas las discusiones) no sobre la existencia en el remoto pasado de Reyes magos que siguiendo una estrella de Belén realizan un viaje por los desiertos para acudir a testimoniar el nacimiento de un niño al que llamarían Jesús. No la discusión era sobre la pertinencia de hacer creer a los niños sobre la llegada de esos científicos magazos que por todos los confines del universo llegaban a las casas a dejar regalos caros, medio caros y baratos en cada casa según correspondiera al nivel económico de los padres. No llegábamos a ninguna conclusión. Lo que sí es que sus hijos estaban super felices y contentos con los regalos.

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En la universidad tuve la fortuna de tener muy buenos maestros mexicanos y extranjeros. Uno de ellos nos hablaba sobre la importancia de los mitos. E iba más allá: la civilización que conocemos no hubiera sido posible sin la existencia de los mitos. Por supuesto que se dieron buenas discusiones donde el maestro (Dante Ruggeroni, argentino) callaba, sonreía al escuchar nuestros neófitos alegatos. Pero le encantaban que se armaran las discusiones. Y nos daba ejemplos sobre las mitologías griegas y romanas. Lo mismo que de otras culturas. Y finalmente la conciliación en ese choque de ideas. Porque para eso entramos a la Universidad (o antes a la prepa), para que muchas de nuestras viejas ideas chocaran contra el conocimiento científico, o se conciliaran con él. Acudo a este recuerdo en razón de mitos que no discuto, entre ellos Los Reyes Magos, y la visita cada 6 de enero a quienes creen en ellos.

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La mamá mira a su niña ya grande. De 11 años. Que esta ya sabía que no existían realmente los Reyes magos, pero le convenía hacerle creer a su madre que no, para que le siguieran comprando juguetes. Entonces la mamá reflexiona que ha llegado la hora de quitar ese velo mágico, además de que sería ahorro que le permitiría pagar el recibo de CFE, o los impuestos. "Hija, quiero comentarte que los Reyes magos son tus papas", digo ella, la madre, seria. La hija por supuesto que sabía a que se refería su abnegada y sufrida madre. Pero dando muestras de inteligencia y humor, además lo que estaba aprendiendo fuera de la casa le responde haciéndose la sorprendida: "¡Los tres!". Ambas rieron y se abrazaron alegres y juguetonas.

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Una de mis hijas, como todas las niñas y niños en algún momento, llegaron un día de su escuela algo serías y compungidas. Sería quizá un 4 o 5 de enero. "Papá, dice una amiga que los Reyes Magos no existen". "¿Y tú qué les dijiste?". "Que sí, pero creo que ya no estoy muy segura". "Yo asumí con seriedad la duda y le dije: "Vamos a hacer lo siguiente. Mañana temprano buscamos las huellas de los animales en el patio. Mientras investiga cómo son las patas del elefante, del camello y del caballo". Y así lo hicimos. Al día siguiente muy de mañana se levantaron las tres, me despertaron y casi era el amanecer y salimos al patio. Y efectivamente estaba huellas animales, quizá no muy diferenciadas, pero parecían de elefante, camello y caballo. Además había excremento de caballo. Y ellas quedaron convencidas de la realidad. Los Reyes Magos sí existen. Claro, yo me acordaba de mi padre y madre.

 

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De Esperanza Gallegos Gómez

Ya hiciste tu carta? No!! Y que esperas? Pues, hasta el día 5 no? Noooo, no, hazla hoy. Hoy?? Síi ahorita.
Mi hermano Luis me animaba cada año a escribir la carta a los Reyes Magos. Me daba miedo y emoción. Miedo al pensar que tal vez no me trajeran lo que quería pedir y emoción de que a lo mejor si.
Se sentaba junto a mí y con paciencia y amor me ayudaba, sugiriendo mil cosas que yó pensaba que ni en sueños me los trairían.
1 muñeca de pasta que abriera y cerrará los ojos, 1 estufita de verdad, utensilios de cocina, una escoba, un juego de té, un muñeco de celuloy, unos patines, una pelota.etc etc
Incrédula escribía con dificultad todo lo que me decía y siempre movía mi cabeza en negación.
No me los van a traer, es mucho le decía y él con una sonrisa me decía, tú crees que son magos? Pues sí le decía yó. Ahí está, si te los van a traer, ya verás que si y doblaba la hoja de cuaderno y la colocaba en el altar.
Yo pasaba mil veces frente al altar y la cartita no se movía, de repente pasaba otra vez y ya no estaba, el corazón se aceleraba pero no decía nada, ni a él ni a nadie.
Llegaba la madrugada del 6 de enero y él y mi otro hermano, Manuel, me despertaban a eso de las 5 y susurraban, Negritaaa, ya llegaron los reyes!!!
Temblando de la emoción me levantaba y aún con la casa en oscuras comenzaba la búsqueda, envueltos en papel periódico estaban algunos y otros en su empaque de fábrica, unos debajo de la cama, otros por la sala, en el comedor y en la cocina, mi papá sentado en la hamaca recibía los regalos que yó iba encontrando. Era un momento mágico que se repitió hasta los 11 años. Inolvidables años de mi infancia.
Mis tres Reyes Magos adorados. JOSÉ, MANUEL Y LUIS. Hasta el cielo todo mi amor, por hacer de mi infancia la etapa más feliz de mi vida.
FELIZ DIA DE REYES PARÁ TODOS!!
egr.
5/01/2021

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De Lorena Fuentes Gómez 

Una cama hecha de cedro que formaba un cuadro de tamaño matrimonial, con agujeros de cierto tamaño y distancia entre ellos en sus cuatro orillas, donde pasaba el mecate de henequén que se trenzaba en cuadros de lado a lado formando el tapete donde se ponía el petate. Tenía barandales para colgar el pabellón de manta cielo que evitaba la picadura de insectos. Prácticamente era un cubo de tela cuando se cercaba el pabellón entre el petate y el tejido de la cama. Justo ahí una noche de Reyes me dejaron un juego de té. Yo vi cuando el Rey Mago, no recuerdo cuál de los tres, colocó con mesura el regalo; desde afuera del pabellón buscó la forma de acomodarlo y ahí lo dejó. Algo me impidió abrir los ojos, por más que quise, fue tan rápido, tan mágico y tal irrepetible. A la mañana siguiente noté el bulto y jalé el petate, ahí estaba un platoncito naranja, sobre este cuatro tazas y cuatro platitos de plástico y sus respectivas cucharitas, una jarra, todo de tamaño diminuto pero perfectas para mis manos. Justo así, ideal, perfecto. "¿Quieres una tacita de té, café, chocolate?" "Sí comadrita, gracias". Diálogo dicho una y otra vez durante años junto a las primas o amiguitas. Cientos de veces jugué a la comidita y al té. Horas y horas sirviendo y platicando con las comadritas. Otros días de Reyes pasaron, cuando me trajeron la estufita con una pequeña pelota adentro y yo había pedido patines. Los Reyes eran raros, cuando mi papá estaba con nosotros siempre se accidentaba el elefante, el camello o el caballo y los Reyes dejaban carta con disculpas. En cambio cuando sólo estaba mamá llegaban aunque fuera con un mínimo detalle. No recuerdo más regalos de ese día que los que me daban mis padrinos Antonio y Gloria: luces de bengala, cajas de galletas, una muñeca, un par de zapatos, una sombrilla. Son pocos los años en que se conserva la magia y se van muy pronto. ¡Carajo! Tuve una sola oportunidad de verlos y no pude despertar. Una sola vez que recuerdo de manera muy especial. Había una vez y ahora ya no hay.


Educa acción 21 mx

Informaccion 21 México.

Felipe Rincón, kelly SergioSorino Guevara, gilberto de Jesús Corro Feria, coordinador de planeación, evaluación educativa de Veracruz, Mariel ardilla Delgado y Alan cortés Favila



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Alexis Díaz Pimienta (La Habana, 25 de agosto de 1966) es un escritor, repentista, investigador y docente cubano. 

Es director de la Cátedra de Poesía Improvisada de la Universidad de las Artes y Sub-Director del Centro Iberoamericano de la Décima y el Verso Improvisado, ambos centros con sede en La Habana, Cuba. Fundador y director de la Academia Oralitura y fundador del proyecto Oralitura. 

Autor de 39 libros (ensayo, novela, cuento, poesía, y literatura infantil y juvenil) que se han traducido a idiomas como inglés, francés, alemán, italiano, árabe, búlgaro, finés, portugués, japonés y farsi. Se le considera uno de los mayores investigadores y practicantes del repentismo a nivel internacional.


"Yo nací dentro de la décima, si se puede decir, porque mi padre era decimista-repentista y en mi casa se juntaban los improvisadores a conversar, a hacer ‘canturías’ desde que nací. A los cinco años empecé a improvisar. No sabía leer ni escribir, no había ido a la escuela y ya improvisaba décimas." 1​

Con la influencia de la improvisación de su familia, a los cinco años sus padres lo oyeron improvisar los siguientes versos cuando Alexis les avisaba que sus hermanos Raymundo y Adriana discutían:



Poema de Alexis Díaz Pimienta


Madrid cubierta de nieve
y sobre la nieve, yo.
Raro paisaje que no
es frecuente y me conmueve.
Qué blanco y blando relieve,
decimonónico luto.
¿Miento al pensar que disfruto
viendo esta helada brutal?
Brusca risa de la sal.
Toses de último minuto.
Todo cubierto de copos.
Festín de viejos trineos.
Y entre la nieve los reos
de mis fábulas. Esopos
mediterráneos con tropos
congelados en la voz.
Blanco capricho de Dios
esta sábana mullida.
Toda la nieve dormida
sobrebajoentre los dos.
Madrid vista desde arriba
parece un dibujo ártico.
Madrid, silencio catártico.
Madrid no está donde iba.
Queda poca alternativa
cuando la nieve golpea.
Madrid nos debe, aunque sea,
explicar por qué la nieve.
Pero eso sí, breve, breve,
y junto a la chimenea.
Madrid nevado (o nevada).
Blanco o blanca, da lo mismo.
La nieve es el paroxismo
del agua, la carcajada
del aire. La ropa usada
de Dios echada a lavar
con lejía. Este lugar
llamado “Madrid” ahora
es su enorme lavadora,
su Laudry particular.
Llega la nieve y la gente
Le hace fotos. Muchas fotos.
Infantiles alborotos.
Vejestud adolescente.
No importa que se reviente
o atasque una cañería.
No importa que la autovía
se cierre. O que el frío duela.
La nieve es nieve. Y consuela.
Es tan blanca. Está tan fría.
Después de tanta pandemia
y de tanto PCR
qué bien que la nieve cierre
el telediario. ¿Infodemia?
¿Saturación de epidemia,
antígenos, COVID, muerte?
Llegó la nieve. Qué fuerte.
Llegó la nieve. Qué bien.
A los virus que les den.
Llegó la nieve. Qué suerte.
Ahí debajo está Madrid.
Bajo esos metros de nieve.
Madrid que por fin se atreve
a no hablar de la COVID
(o del COVID). Vamos, id
a la nieve. Háganse fotos.
Saquen los trineos rotos
que dejó Papá Noel.
La nieve es otro nivel.
La nieve tiene remotos
e insospechados atajos
hacia la felicidad.
Cuando hay nieve en la ciudad,
si vuelan bajo los grajos,
sonríen los cabizbajos,
se alegran los deprimidos,
se amortiguan los sonidos
ásperos del vendaval.
¿Que hay mucho frío? Da igual.
Peores los fallecidos.
Nieve. Copos. Chimenea.
Guantes. Bufandas. Nevada.
Quitanieves. Agua helada.
Madrid que nieva y gotea.
Que se enfría y se blanquea
posando para las redes.
Madrid de blancas paredes
y música detenida.
Madrid, tierra prometida
al vosotros y al ustedes.
Madrid de sal y cadena,
de blancura impresionante,
ahí tienes a otra inmigrante:
“Bienvenida, Filomena”.
Llega la nieve y ordena
ser felices por un rato.
Inmigrante sin contrato
a la que nadie rechaza,
que se cuela en cada casa
y recibe el mejor trato.
Puso fin al monopolio
noticioso de estos días.
Ni COVID. Ni guerras frías,
ni asaltos al Capitolio.
Miles de bits, más de un folio
dedicados a su entrada.
Frío. Borrasca. Nevada.
Muñecos de nieve. Y yo.
Mi imagen se congeló.
Soy mi sombra congelada.
Y hago décimas de hielo.
Décimas de ritmo helado.
Un carámbano rimado.
Un “aisberg” de verso al vuelo.
Décimas a contrapelo
de la inclemencia del clima.
Décimas con nieve encima.
Décimas de hielo seco.
Yo soy el primer muñeco
de nieve negra que rima.

Y todo esto se lo debo
A mi amiga Filomena.
Desde que ella entró en escena
Ni me muevo.
Cuando nadie me ve, bebo,
arreglo un poco mi abrigo.
Y cuando mis versos digo
un niño grita (y me alegra):
-¡Muñeco de nieve negra!
y se hace fotos conmigo.
............
CUADRO DE MADRID CON NIEVE





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