El clima

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Hoy amanecimos con frío. Madrid a 3 grados centígrados. Matamoros, Tamaulipas, a 6; y Villahermosa a 20. Que frío hace. Tenemos que sacar nuestra ropa de invierno. Sueteres,  chamarras y abrigos. Calcetas y si es posible doble pantalón. Bufanda ni se diga. Y guantes. Hay que cuidarse mucho, sobretodo por las enfermedades de temporada. Y más porque este frío nos llega con la pandemia del Covid en rebrote. A cubrirnos más sobretodo niños y personas de la tercera edad. Y como nadie debe descuidarse, a cuidarnos los de todas las edades y condiciones. Influenza y Covid acechan.  

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Hemos visto imágenes de una Madrid blanca, como pocas veces. Ahora producto de una tormenta de nombre Filomena. Esto lo vimos el sábado. Sus calles, parques, techos de las casas, vestidos de blanco. Se ve bien como postales. Se sufre en lo real cotidiano. Se afectan las actividades económicas. Se suspenden vuelos. Se vuelve peligroso el rodamiento de los vehículos. Escribo sobre Madrid y sus alrededores porque no sucede cada año, como en los lugares más cercanos a los polos de la tierra. Los más cercanos a nosotrosson el norte de Estados Unidos y Canadá, con sus reverberantes paisajes blancos estos meses. Y ya las personas prevenidas para estos días de convivir con la nieve, y tomar medidas para contrarrestar los estragos. Es una tragedia prevista por la temporada. No así en los lugares donde es de manera ocasional.

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En 2004 nevó en Matamoros, y para mí era increíble. En mis años de maravillosa niñez y lozana juventud nunca había visto ese fenómeno meteorológico arribar a mi querido pueblo. Así que la medianoche del 24 de diciembre de ese año, cuando mi hija me decía: "Papá, está nevando",  "Estás loca, en Matamoros hiela, no neva", fue mi respuesta jocosa y hasta cierto punto insultativa. Y así nos fuimos a dormir. Seguramente ella se quedó con la espinita, que tan pronto al amanecer, me despertó para burlarse de mí, e invitarme a que saliera a ver el blanco callejón 6 de la Treviño Zapata y la nieve en los carros, en los árboles y en los techos de la casa. "Ah, sí, tenías razón anoche", y me puse a tomar (tirar, dicen en Cuba) fotografías a diestra y siniestra. Era testigo del día histórico en que cayó nieve en Matamoros.

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Pero las heladas en invierno en Matamoros si es algo normal. Si un día antes llovió, entonces amanecen charcos de hielo, y se siente resbaladizo el pavimento. Las familias pobres encienden carbón o leña para calentarse. Y en ocasiones este fuego lo meten  a la sala de la casa. Y están allí frotándose las manos, riendo, tostando tortillas y contando y cantando. Mi madre hacía una salsa muy sabrosa que le poníamos a las tostadas; el picante también nos calentaba por dentro. Una de las heladas más crueles que recuerdo fue la de 1982. Llegó el termómetro a -7 grados centígrados (menos siete). Nosotros nos metimos bajo tres cobijas. Y en la mañana que llegó Joel y Bogar, entraron hasta donde yo estaba acostado, y apenas los escuché saqué solo parte de mi cabeza para verlos. Estaba congelado todo, minosla sonrisa y las palabras. Ellos estaban vestidos como con una "escafandra" de telas de todos los grosores.

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En Tabasco es todo distinto. Ni heladas y mucho menos nevadas. Es parte del sureste de la república. Es calor y lluvia. Algunas familias tienen ropa de invierno, muy poca, y preferentemente la usan si van a viajar en invierno a otras ciudades. Y si no, pues aprovechan los 20 grados, que se siente un leve frescor agradable para sacar la ropa de invierno. Así se les ve con suéteres y abrigos, mientras otros andamos con camisa de manga larga. Solo eso. Y cuando viene la lluvia se deja caer de a deveras, con esa expresión que tienen los tabasqueños de que "está cayendo pejelagarto", par decir que está lloviendo un "madreral". o mucho, intenso. neblina sí, a veces muy intensa. Y otro fenómeno es la calima, humo a causa de las quemas de pastizales, que se detiene en el medioambiente, haciendo una espese de velo en las tardes, que aparte de limitar la visibilidad, causando accidentes en las carreteras, daña la salud, al respirar el humo y enrojece los ojos. 

y en 1982 explotó el volcán Chichonal, en Chiapas, y por la cercanía con Tabasco, acá también se sintió. Amaneció el 8 de abril de ese año con oscuridad casi total. Los rayos del sol no lograban pasar la ceniza que estaba en el aire. Era tal la oscuridad que los gallos seguían cantando a eso de las 9 y 10 de la mañana, creyendo, digo yo,  que es su canto el que aleja la oscuridad para darle paso a la luz matinal. 

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Ayer circuló un video del nevado Madrid, en el que se ve a un perrito que se desliza en una especie de tabla plástica, y al llegar a la parte baja, vuelve a subir con ese artefacto para volverse a deslizar.  

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