Anoche, nostálgico, escuchaba a la Rondalla de Saltillo

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Formé parte de la Rondalla de mi escuela Normal, que tocaba canciones éxitos de la de Saltillo. Y cada canción decía mucho de lo que sentíamos. Amistad, noviazgo,  rompimiento,  y todas esas circunstancias que se le presentan al hombre y mujer que aman.
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Eran esos años de 1975-1979. En ese lapso tuvimos dos directores del grupo musical: Alberto Ortega y Cristóbal Maldonado Villarreal. Ambos geniales, en sus distintos modos de dirigir.
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Y estuve los cuatro años de mi Normal como integrante. Una tarde, cuando estába yo en primer grado, entró al grupo Alberto Ortega, para hacer una invitación general en todos los grupos de primero, y casualmente era la clase de Juan Pablo Fuente, mi maestro de música en la secundaria y lo seguía siendo en el Normal. Entonces Juan Pablo dijo:"Aquí tienes ya uno, a Solís",  porque me conocía de la secundaria. Y así ya estaba yo en la rondalla de la escuela.
Los ensayos eran a la salida del horarioescolar, que era de 3 a 9 de la noche. Así que le dábamos fuerte a los ensayos como hasta las 11 de la noche, por lo que recordamos que la situación era más tranquila en esos años, porque de allí meiba caminando la casa, como a tres kilómetros de distancia. Claro, caminábamos en grupolos que íbamos por el mismo rumbo.

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Y siempre cada canción reflejaba mi situación del momento. De entusiasmo o de duelo, de alegría o reconciliación. Así que algunas compañeras se quedaban para ver los ensayos, y eso nos hacía sentir bien, y nos hacía sentir mejor si era la novia o amiga de uno de nosotros.
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Wendoline y Paloma querida, eran dos de las canciones primeras que aprendí con ellos. Y a estes se fueron sumando cada semana una, así que con el paso del tiempo teníamos un buen repertorio, que para el Día de los novios nos servía hasta para escoger, de acuerdo a la situación de cada quien. Por supuesto que así como muchos les llevaban a la novia, otros a las amigas. Y otras dos fechas de jolgorio y animosidad eran el Día de la madre y el Día del maestro, donde recorríamos la ciudad llevando serenata a nuestras adoradas madres y días después a nuestros queridos maestros.
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Y como estrellas teníamos nuestras presentaciones oficiales, así en las inauguraciones o clausuras de los juegos internormales, como en el gran teatro de La Reforma, de Matamoros. Esos días previos a cada presentación redoblábamos el tiempo de los ensayos, hasta pulir cada detalle. No es por nada, pero teníamos un toque semejante a la Rondalla de Saltillo, que mucha gente se sorprendía gratamente, y no pocas lágrimas rodaban al escuchar las canciones románticas, las más de ellas.
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Había sin duda un gran compañerismo en los integrantes de la Rondalla. Quizá como en todos los grupos. Pero lo quiero resaltar porque teníamos una edad juvenil, y porque tenía un límite nuestra estancia en el grupo musical, y este estaba determinado por nuestra salida como profesores egresados de la Normal. Lo cual por supuesto lo resentíamos en la alegría de graduarnos, como en la tristeza y nostalgia de ya no formar parte de la rondalla. Así que los primeros 10 de mayo como egresados, nos seguíamos reuniendo con los integrantes de ese momento, y todo por convivir así como para llevarle de sorpresa serenata a nuestra madre.
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Siempre el formar parte de grupos (música, danza, deportes, etc) en esos años juveniles, nos da otra perspectiva de la vida del individuo en la sociedad. Aparte de la música, de aprendernos nuevas canciones que llenaban de gozo nuestro corazón, aprendíamos a convivir, la solidaridad, la cooperación, la disciplina, el saber escuchar, el guardar silencio, y muchas más. Yo recuerdo que algunos compañeros nos defendían cuando alguien extraño nos amenazaba. Claro, que al ser integrantes de la rondalla despertaba celos injustificados de varios compañeros que eran novios de muchachas que nos buscaban, pero nos buscaban por la música, por escuchar canciones, no porque quisieran algo sentimental con alguno de nosotros.
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por eso es importante ue en las escuelas se promueva de manera organizada la formación de grupos en distintas actividades, aunque se les dé el nombre que sea, como club o taller. Precisamente porque se inculcan valores que son fundamentales en el desarrollo la personalidad del individuo. Sean grupos de oratoria, declamación, de aficionados al cine, y de los otros que ya mencioné, como música, deportes, danza, coros, etc. 
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Claro que para que esa vez que Alberto Ortega entró al salón de primero donde yo estaba, a invitar a los nuevos alumnos a formar parte de la rondalla, el maestro Jun Pablo dijera que ya había un nuevo integrante conmigo, era porque al darme clases en la secundaria, me conocía que yo formaba parte de la estudiantina y del mariachi de esa escuela, la federal 2. Y al saber tocar un poco de guitarra, me ubicaba como prospecto de la rondalla, en virtud de que la rondalla es un grupo musical que utiliza solamente guitarras, voces y contrabajo. 

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