Un largo sueño

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He venido al pueblo donde nací y reflexiono. Salí a los 20 años, ya hace un poco más de 40,  e hice uno o dos viajes de regreso al año. Visitas de siete a quince días. Y de regreso a Tabasco. Mis visitas han sido solo a la familia. Y básicamente siguen así. En todo este lapso ocurrieron primero la muerte de mi madre, 2001, luego de mi padre, 20016, y hace pocos meses la de mi hermano mayor. Cada circunstancia hace distintos el viaje y los movimientos inherentes.

2

He venido para ajustar mis cuentos y cuentas personales. Para articular y refrescar los recuerdos. Para reforzar y que sigan entrelazados el pasado y el presente. Sin depender de lo que ya pasó. Pero tenerlos a la mano por la experiencia que me han dejado. Mis sueños son reales. Mi realidad es un largo sueño.

3

He venido para recorrer estas calles de polvo. Para pasar por el frente donde vivieron personas de mis afectos y visitar a los amigos y amigas. El caminante lleva maderos viejos de su casa para no perderse. Y va dejando migas de pan para que los pájaros tengan alimento y sigan cantando. Yo soy el caminante. Todos lo somos. 

4

Yo he soñado mucho. Entre ellos, rompecabezas, mujeres y las serpientes de Silvio. También he tenido sueños inquietantes de caminar en ciudades perdidas, de viajar a ninguna parte y de estar dentro de casas o edificios que no tienen salida: cada pasillo lleva a otro y este a otro. Como la vida misma que no tiene explicaciones ni salida. La muerte no lo es.

5

Los sueños me son familiares. Camino o vuelo en ellos. Echo brincos y marometas. Amo a morir. Y muero a vivir. En los sueños vivo mejor porque es imaginación y utopía. Vibra cada una de mis células como cuerdas de guitarra bien afinadas. ¿Pero qué otra cosa podemos hacer en la vida que en sí misma es un sueño?

6

Vine aquí como fantasma que recorre sus viejos pasos. Para unirme al murmullo de otros fantasmas de quienes ya no están. Y recoger sombras que vagan sin su dueño. El ser humano es un fantasma encarnado que sueña una vida. Y que su carne cada vez más magra la va dejando en cada paso hasta que finalmente y sin duda termina. He aquí que hay un fin y que la sombra o fantasma no lo sabe. Y siguen vagando como antes.

7

A excepción del apartado uno, que es explicativo, todo lo anterior es un ejercicio de monólogo. De hacer divagar o vagar simple del pensamiento para tener material de textos y sueños que me sirvan en un texto final. Son apuntes que deben ir tomando forma. El sueño es aprenderlo, practicarlo y presentarlo en público. Pero bueno son parte de algo. Y va quedando como un texto inconcluso. Mientras descanso me tomo un café.

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Es viernes. El pronóstico descarta lluvia, aunque esté nublado. Hoy tengo un desayuno con unos amigos y familiares de mi maestro de 5o de primaria, en su memoria, Héctor Urbina. Agradezco de antemano a Sergio  Chávez la invitación. 


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