Interrupción

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Casi no veo televisión. Sólo ayer me animé a ver el partido de ida de la final del fútbol mexicano entre Cruz Azul y el Santos Laguna. Y menos veo fútbol, solo que hay un interés especial por ver el desempeño del equipo cementero. La razón es que en semifinales del torneo de liguilla del año pasado, en el partido de vuelta echó por la borda una cómoda ventaja de 4 goles contra el Pumas obtenida en el de ida.

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Curioso y raro. Para el 2o partido los Pumas necesitaban 5 goles para ganar y los obtuvieron. El quinto gol en tiempo de compensación. Y la especulación áun no termina que algunos jugadores cruzazulinos sencillamente se vendieron. Al respecto vi decenas de veces la repetición de los goles y efectivamente los defensas  se quedaban impávidos ante la entrada de los delanteros Pumas. 

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Escribiré algo para que se rían mis amigos de la Normal que son verdaderos futbolistas y por lo tanto conocedores: yo les hubiera estorbando más a los delanteros Pumas y mínimo hubiera evitado un gol y el Cruz Azul hubiera pasado a la final.

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Aparte de ver los goles en repetidas ocasiones vi que una casa de apuesta patrocina partidos. Lo cual en mi lógica suena mal. Y los "momios" a favor del Cruz Azul estaban por los cielos. Y más por la ventaja de ¡4 goles!. Así que quienes le apostaron al Pumas (los tiburones apostadores) ganaron tajadas grandes de dinero. Pero esto es solo especulación de una mente con fiebre literaria.

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Todo lo anterior para explicar mi razón para ver los partidos finales por el campeonato entre la.máquina del Cruz Azul contra el Santos Laguna, que se efectuó el de ida en Torreón, Coahuila, estado que está en semáforo verde epidemiológico. Por lo que las gradas, libres ya del Covid, estaban a reventar.

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Pero se fue en casa la energía eléctrica al minuto 55 y ya no pude ver lo que siguió, y vía internet me enteré que cayó gol del Cruz Azul en el minuto 74. Y que luego de 6 minutos extras el resultado mínimo quedó a favor de los azules.

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Realmente no es algo importante ver o no un partido de fútbol. Los fanáticos tienen sus razones hasta genéticas para verlo. Los curiosos nos asomamos de vez en cuando. Porque ha de saber usted estimado único lector, que el tema al día siguiente por donde uno ande es sobre el partido de "anoche". Y esta vez sí, dirán a grito en cuello los seguidores azules.

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Y los seguidores del América dirán: "es tan grande el equipo crema que hasta el tal Calvillo escribe sobre él sin que estemos en la liguilla final. Somos referencia obligada".

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Yo no tengo equipos favoritos. Antes, mucho antes, cuando Tamaulipas, allá por los 70s del siglo pasado tenía el equipo Tampico Madero, yo decía que era ese mi favorito. Y hace muchos años Ciudad Victoria tuvo algún tiempo en 2a división  al Correcaminos. Recuerdo por cierto que este Club, no sé en qué año, lo he de investigar, cayó su autobús al barranco de la antigua y peligrosa carretera Victoria- San Luis Potosí.

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Y Pablo Montero cantó todo cuatrapeado el himno nacional en la segunda estrofa. Parece que a muchos cantantes les pasa. O más bien les pasa que no se lo saben bien. Que no lo aprendieron bien. Y ya ante el público, que no pueden decir sea por nervios, cometen fallos evidentes. Montero cantó "Que en el dedo tu eterno destino", en lugar de "Que en el cielo tu eterno destino", al tiempo que se notó confusión en la voz; además de que interpretó "Al sonorio rugir y el cañón", en lugar de "Al sonoro rugir del cañón". Me gustó mejor cómo lo cantó Angelita Aguilar en la pelea de El Canelo. Lento, sí, pero bien en toda su letra.

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Por lo pronto esperemos el domingo próximo para el partido de vuelta. Veremos si el esférico no entra en la portería del Cruz Azul. Y así se rompe la racha de más de 25 años que el Cruz Azul no es campeón del fútbol mexicano. Caso contrario se mofarátoda la gente que dice: "los seguidores dek Cruz celebran por adelantado el subcampeonato. Y eso sí que duele.