A todos, nuevamente

Me dirijo a todos, nuevamente. Felices y tristes. Entusiasmados y compungidos. La vida se va en un soplo. En un visaje termina como una burbuja de jabón. He allí el concepto. Después a ciencia cierta nadie sabe. Aunque todos opinen al respecto. Hemos visto y saludado a miles. La vida nos ha llevado como hoja al viento. Y, resistidos al tiempo, nos aferramos a él como gato que se aferra a la pared. Porque es preciso reiterar que la vida es bella. A pesar del acorazado que arremete contra nosotros. A pesar del torbellino en que a veces nos vemos dentro. A pesar de los eclipses y el llanto. Hemos recorrido cielos. Ojos detenidos en miradas. Hemos navegado nubes. Este unicornio no es el mismo que perdí ayer. Y junto a todo ello nos hemos salvado de naufragios. Nada es para siempre. Y menos el amor con carácter de urgente y eterno. Me dirijo a ustedes. Jóvenes y viejos. La vida es un discurrir del tiempo. La savia de la vida está allí, con nosotros. Y a pesar de saberlo, elegimos evitarla. Por los tantos temores. Por la prudencia. Cuidáos del caos. No juzgar es parte de la clave. Y respirar profundo ante la avalancha de caídas. He vuelto del recorrido. Y apenas tumbos dando sigo. Nuevamente amor. Nuevamente amistad. Y un gran abrazo. Que la vida es bella. Que el limón no vaya a la herida. La cicatriz es parte del juego. El genio de la lámpara renueva en ofrecimiento los tres deseos. Y no cabe la nostalgia por el tiempo ido. Marzo no vuelve. Y abril robado estará de vuelta en los ciclos.

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