La espera

La espera es el estropicio del alma. Brille o no la luna en lo alto. En el cementerio llega el claro de luna, cuando ella es clara en su reflejo. Y de las tumbas no hay miradas ni palabras. Así que el brillo hacia el cementerio poco sirve. Solo que los vivos busquen las palabras que identifican cada tumba. Lo cierto es la vida. Y el reflejo de la luz en la mirada. O la oscuridad percibida. Y en esa imaginación mirar fantasmas o fieras rendidas. La espera es el tiempo muerto donde no se vive. La tarde cae y la noche y el nuevo día. Y a burbuja de jabón ingrávida se eleva. Y al final se revienta y nada hay. Así la vida personal. En la búsqueda de la perra fama y eso que mal llaman éxito, no sulfures. La vida es lo que tenemos. Lo demás es espejismo. El mayor bien posible. Y con esos motivos de la dicha, ni se diga, A mostrar los dientes sin ser anuncio de dentífricos. La felicidad es un instante.  La rabia también nos hace mostrar los dientes, mas no es lo mismo. Por lo demás busquemos qué hacer. Uno de ellas es sembrar sueños. Utopías. Para que florezcan buenas realidades. En el presente tiempo. Mas la espera, es etcétera

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