Cielo azul

Prometido desde siempre, el cielo es el instante de la dicha. No existe de otra forma. Tampoco luego de la muerte. En todo caso morir es el fin de las tribulaciones. Mas nada tiene que ver con el cielo prometido. O la eternidad de un estado permanente. Donde la gravedad no sería más que un concepto en el que nadie piensa. Una burbuja ingrávida, si al caso. El cielo es el abrazo sentido. Donde se transmite el buen humor. Es la risa que domina los ambientes. Es el sentir de las primeras palabras y pasos del infante. Y cuando por primera vez lee y sonríe. Es el observar la luna y saber que es piedra y es imagen de poema. Es saber de la flor y el colibrí. Es descifrar mensajes de guiños y miradas. Es el libro viejo o nuevo que abrazo cual amante. Es la chispa que aparece en el roce en pedernales. Es la carta adolescente a la que se agrega esencia de perfume. Es el carmín de beso en la carta de regreso. El cielo es el que labro al paso de las horas.  En la imaginación. Y es el manto azul en lo alto que llevamos dentro.  Y la dicha es respetar diferencias en creencias. Si el cielo existe o no. Hablaba por supuesto, del cielo, el instante de la dicha.

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