No pedía, no daba
Al principio era a tablas. No pedía, no daba. Los pájaros cantaban. Aves de tarde o noche. Era plenitud en primavera. Olivos en los montes. Cantaban ruiseñores. Días y noches de fiesta. Luego, unos años después, cobraba. Los pájaros del amor sacaban cartas. E ilusiones leía el pajarero. Cinco pesos lectura del destino. Eran palabras preescritas. Como el doctor de paso se entretenía al dominó o a las damas. Eran soles o quetzales. Depende del turista que al puerto llegaba. Muelles fenicios. Me cuentan que ahora paga. Cada poema. Cada papiro. Un suspiro de nostalgia. Lee sentada en los parques. Aroma de incienso. Es invierno. Y ríe con pocos dientes, recordando cuando dentífricos anunciaba.
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