El día resplandece

El día resplandece. Nana y Lara. Manjar para el oído y el corazón. Una mañana de luz y prometedora. Palabras firmes. Los sueños de futuro. Y sobre todo saber que los días son plenos y a aprovecharlos. El tiempo no vuelve. Somos la memoria que vamos construyendo con los instantes. Y allí están. Como un total de lo que somos, acomodándose y formando algo así como entre rosas y espinas. Soñé a mi padre. El techo zinc de la casa ha cedido. Y la lluvia en plenitud. Y él en dificultades. Lento. Y dispuesto a acomodar las piezas del rompecabezas en su memoria. Los sueños son películas en technicolor. Aparece de pronto en el sueño profundo una gama de encuentros. Incluido el ferrocarril con ruta de montaña y la cartera con billetes reales. La ambulancia en su transitar con prisas. Y uno dentro como reflexión del tiempo. El día resplandece. Y la vida se vive en el presente. Lara y el piano intermitente. Caminito que el tiempo ha borrado.  La vida va y viene entre lo retro y lo moderno. Hoy y mañana.

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