Tú, yo, nosotros, somos nuestra conducta


Desde que tuvimos uso de razón nos enfrentamos a un sinnúmero de circunstancias. Todas ellas relacionadas con nuestro complejo sistema interior y nuestra relación con los otros. Así nos fuimos encontrando que cada uno de nuestros compañeros de escuela era distinto. Desde el que hablaba mucho, el callado, el tímido, el bromista, el serio, al que temblaba todo cuando pasaba al frente, al que le sudaban las manos. Y tuvimos también quienes no entraban a clase, los que empezaban a ser líderes, y quienes peleaban, otros que defendían a los más chicos y quienes lloraban por cualquier cosa.
Asimismo yo notaba en el salón de clases que había en el grupo quienes tenían seguridad para hablar y quiénes no, yo entre ellos, y me iba preguntando a mí mismo que algo había en el interior que nos hacía distintos.
Por ese tiempo me empezaban a gustar las lecturas de los diarios. E inicié una búsqueda de situaciones en las noticias que tienen que ver con la nota roja. Sobre todo esa alteración que se manifiesta en los individuos y que los orillan a cometer delitos sangrientos, a veces contra los propios familiares, o delitos sexuales.
Por ese tiempo había leído Crimen y Castigo, novela de Dostoievski, donde Raskolnikov tiene la idea que matar a un semejante no debe ser considerado como delito, si en su función los gobernantes asesinan en guerras, etcétera.
Fue en la escuela Normal, donde se estudia para maestros de escuela, donde escuché de manera formal la palabra sicología, y era una materia que trataba temas exactamente sobre niños, su conducta y su comportamiento.
Ya como profesión, la sicología ha sido poco utilizada por la mayoría de las personas. Se dice que es un servicio caro, o que no se necesita, o en el extremo se dice que es para enfermos mentales. Y el caso concreto es que está alejada de las mayorías.
Por eso celebro la publicación del libro de Sara Campos, que lleva el título Psicología, temas cortos: para ti, para mí, para todos, en el que aborda 82 temas, todos ellas de capital importancia para atender -lo más pronto posible- y ordenar los desórdenes de las personas, desde la infancia, o en la adolescencia, madurez o senectud.
Cada una de las etapas de la vida humana, por supuesto, presenta situaciones distintas, y determinadas por el condicionamiento social y familiar, que producen ciertos trastornos, los cuales definen el comportamiento de las personas.
Los temas del libros son muy conocidos, algunos se hablan poco, por ser temas tabú, y Sara Campos los presenta con tal sencillez y claridad que invitan a compenetrarse en otros temas de los que también tenemos referencias, pero que los conocimos de soslayo, y que ahora podemos asomarnos con tranquilidad en la confianza de la charla con la sicóloga a través de sus textos. Sobre todo que son tratados decía con sencillez, pero con gran profesionalismo.
Hay en el libro temas difíciles de tratar con nuestros hijos (o alumnos) como variaciones y trastornos de la sexualidad; enfermedades venéreas, de la identidad de género, homosexualidad, bisexualidad, preferncias sexuales, disfunciones, ninfómanas, lesbianismos, amantes, cortesanas, etcétera. Y también anorexia, bulimia, cutting, y tantos otros temas que verdaderamente develan temas, nos proporcionan elementos para comprender a todos aquellos que nos rodean y que anteriormente considerábamos que estaban mal, pero no teníamos idea que sufrían por esas cargas interiores que se manifestaba en que eran distintos.
En el libro encontramos los temas desarrollados con seriedad, pero con lenguaje periodístico, son textos cortos, pero sobretodo, nos permiten asomarnos a esos hoyos negros, perturbaciones que esencialmente consideramos que las tienen los otros.
Este libro de divulgación científica, y al ser de divulgación tiene un lenguaje sencillo, bien le sirve al maestro de escuela, al periodista, a los padres de familia, y en general a cualquier persona interesada en entender lo que somos, y eso que somos lo llevamos como registro y esencia en nuestro cerebro, con todas las influencias de nuestro origen, con todas las cargas emocionales transmitidas de generación en generación. Como dice Serrat sobre nuestros hijos “Cargan con nuestros dioses y nuestro idioma,/ nuestros rencores y nuestro porvenir. / Nos empeñamos en dirigir sus vidas/ sin saber el oficio y sin vocación.
Les vamos trasmitiendo nuestras frustraciones/ con la leche templada y en cada canción. …” Gracias Sara Campos, amiga, por entregarnos este tu libro, a esta sociedad que urgentemente necesita de los sicólogos cada vez más, en esta carrera de prisas con rumbo a la nada. (Texto leído hoy 25 de febrero de 2016, en el centro Cultural, en la presentación del libro Psicología, para ti, para mi, para todos, de la Sicóloga, periodista, melómana y humanista, Sara Campos)

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