Marimba

Hace años fui a Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Y en la noche mágica, en el parque de la marimba, suenan las notas en el golpe con la madera. Cantan las maderas en una vibración de la vida misma. Y uno encuentra el Cielo rojo interpretado de manera magnífica. Todos los ritmos. Y los turistas bailan, alegres. A mí se me mueven los pies bajo de la mesa. Y parece el paraíso. La noche con luna. La marimba chiapaneca. La música en todo su esplendor. Y el corazón percutiendo pasos dobles, sabedor que siempre, de manera constante, hay nostalgia del ayer y el porvenir. El ámbar anda en todas sus presentaciones. Hay un modo de vida del sur. La marimba lo enmarca con sus notas. Y me hago la promesa de volver, volver, como la canción.

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