Yo me quedo

Yo me quedo
Yo me quedo el tiempo necesario escrito en el destino. Para reconocer vislumbres de azafatas en el vuelo. Esa manera tersa de entregar los chocolates. Me quedo para seguir escuchando las canciones del ripio sobre el redundante èxito y alabanzas sobre las cosas pequeñas. La voz arena que asciende a la razòn. Y sigue siendo la ocasión de la dicha. Bendita música. me quedo a probar si el tiempo es el misterio de la vida. Y las dudas esparcidas siguen siendo las mismas: el origen, las razones de existencia y el a dónde vamos. Yo me quedo en el silencio para triturar lo no vivido. Esos reclamos justos de no aprender cruzar la carretera. Por donde van desilusiones e inconexos balbuceos de eternidades. Me sorprenden los amigos con silencios y palabras. Me sorprenden las hormigas con su ritmo de actividad que no es trabajo. Su instinto de reproducirse y andar arrieras cargando hojas para proveerse en el invierno. Yo me quedo en los andenes por la tarde. A mirar los rostros descompuestos de los obreros que regresan de las fábricas. De encontrar faquires y cantantes en la calle. Y escuchas canciones de Paz Imagine, Lennon y Macartney. Yesterday en el ambiente. Y en el sombrero depositamos céntimos con el objeto de callar conciencias. Yo me quedo a rumiar de mis palabras. A recorrer en la mirada el paso de las olas en el vaivén de curvas carreteras. A escuchar las campanas al vuelo por la fiesta del pueblo en el que se cultivan contratiempos. Máscaras. Vino. Y ruiseñores. Yo me quedo a escribir la crónica del paso de la muerte. La sombra que me cubre. Hasta llegar a la entrada del pacífico panteón. Donde la despido para quedarme en el silencio. He cantado de batallas y derrotas. Ahora sigo mi camino. Estamos hechos polvo. Y la nostalgia es el recuerdo de lo que fuimos.

Comentarios

Entradas populares de este blog

lecturas 20. Poemas de Carlos Pellicer Cámara

Rigo Tovar y Chico Ché

Max in memoriam