Tarde de lunes

La tarde se va, yo me duermo. Para soñar otras latitudes, otras olas. Cuantifico el tiempo sin nombrarlo. Y me digo, ha pasado un día más. Ya de noche busco luna o estrellas. Y animales nocturnos aparecen de pronto y se alejan. Yo vigilé el sol en retirada. El crepúsculo coloreó el altar de nubes en el cielo. Esas figuras que se forman parecen adivinar mi sueño. Cabellos negros, de rutina. Otros rubios como crin de caballo. Rostros con sonrisa. Y el brillo del sol color naranja. Es como un incendio natural allá a lo lejos. La tarde se fue. Y con ella el conjuro de la mala suerte. El amor bienvenido o malogrado es asunto del pasado. Buenas noches. Presiento el duelo en la despedida del tiempo. Hacemos recuento de los cantos. Los saludos en el transcurso del día. Y el ya basta de quienes hacen lo que debe hacerse. No os preocupéis, palabras. Lo nuestro es solo un ejercicio. Mas ustedes aparte de ser viajeras del viento. Son contenido y razón. Esencia de lo que somos. Antes, por supuesto, de partir. Después quede sereno el latir del corazón. Cesado ya en su rítmico diapasón. Cesado por el destino fino y cruel. Mañana el nuevo día, un mejor día será.

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