El amor
El amor sucede. Sin preámbulos llega, irreverente. Y disfruta la estancia como si fueran vacaciones. Nada hay tan fuerte como el amor. Ni tan dúctil. O sereno. Hace fiesta. Y cual pavorreal abre su abanico de plumas a la vida. A velocidad frecuente fluye. Sucede y transcurre como ruleta rusa de emociones. Hasta diagnostican dos polos. A veces se confunde entre el smog o la neblina. Y la noche es su estanque natural. Y de día anda como anunciando pasta dental. Un buen día, tarde o noche se va, por la puerta de enfrente o de atrás. Según las circunstancias. Ladrón de tiempo. Poseedor del brillo de ojos y de la verdad. Y deja en reemplazo a la nostalgia. Al odio nunca jamás.
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