La esperanza es una firma con tinta indeleble. Acudes a ella en momentos difíciles y allí está. Sencilla, humilde y sola. Para tí. El dolor en cambio es un peso muerto que cargamos, una ancla. Y el camino es el futuro que no existe. Te sientas a la espera. Y todo desaparece. Caminas con certezas y vas al final al mismo lugar de quien duda y ríe. Las espinas del pez tienen ideas firmes y agudas. Que se te atoran cuando más te confías en que todo viene bien en automático. La esperanza es la estrategia. Y caminar su complemento.

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