La madeja enredada

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Para empezar a escribir un texto, se requiere encontrar la punta de la madeja enredada... de palabras. A todos nos ha tocado en algún momento desenredar algo largo que se nos dificulta por las tantas vueltas y entresijos que tiene; sea una extensión para conducir luz, o una manguera. Ni se diga ya una madeja de hilo o estambre. Y lo primero que hacemos es buscar una de las puntas. Y hasta que la encontramos  es que podemos a empezar ese laborioso trabajo de desenredar. Y lo hacemos con mucha paciencia. Si no tenemos esta, lo más seguro es que antes de seguir la lancemos lejos de nosotros, y a otra cosa.  

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Lo mismo sucede con los textos. Si queremos construir uno, debemos encontrar y tener la punta de la madeja, que en este caso sería una palabra o la idea completa. Parece sencillo, y lo es para quienes tienen práctica suficiente; estos entonces ven llover y empiezan a escribir sobre la lluvia, un atardecer, una ola que se levanta, etcétera. Pero trato de explicar esto, como maestro de escuela que lo fui, para que quienes no han escrito nunca un texto creativo, lo puedan realizar. Porque nuestra mente funciona así, como si todas las palabras conformaran una madeja que no tiene pies ni cabeza, y las puntas se encuentran entre los enredos del amasijo de hilos.


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Claro que no es imprescindible escribir. Vaya, no es necesario, ni hay de aquel lado alguien esperando un texto escrito. Pero en el caso de nuestros niños escolares, sí es necesario que aprendan a escribir textos, por muchas razones, siendo la menos importante que venga señalado en su programa de grado. Es importante porque va reconociendo en la palabra la herramienta de comunicación que es común con todos (o la que es más común), lo que le permitirá una mejor intención social.  Pero también son ejercicios del pensamiento, en lo que llamo enseñar a pensar. El alumno buscará las palabras que necesita para darle coherencia a su texto, para decir lo que quiere decir. Que de grande se dedique o no a escribir, es otra cosa; lo que sí, es que nunca deja de pensar, y entre mejor lo haga, le permitirá pensar con más lógica, claridad, para mejor toma decisiones.


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Hoy me levanté temprano y aproveché que tengo naranja agria en casa, para hacer refresco de se fruto. Para una jarra como de tres litros, bastan seis naranjas. Primero se edulza al mínimo (o al gusto) el agua. Luego se exprimen las mitades sobre un cedaso para que solo pase el jugo y no las tantas semillas. Luego irla probando para dejarla al punto que uno quiere. Y listo. Algunas personas le quitan la cáscara para que al exprimir no suelten el zumo que le dá un sabor más consistente. Otros como yo, a lo mejor por flojera, así la exprimimos, previa lavada intensa. 


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Leo que la naranja agria es medicinal. Buena para "combatir las náuseas, los vómitos, los constipados y las diarreas. El consumo de la corteza seca de ese fruto alivia la acidez gástrica. Contiene un químico estimulante llamado sinefrina o fenilefrina, que actúa como estimulante adrenérgico. utilizó como antigripal.  Para tés, se utiliza la corteza seca, bien lavadita, y ayuda mucho para solucionar trastornos digestivos". Ah, y leo asimismo que la naranja agria ayuda a eliminar peso. No como producto milagrosa. Sino que puede ayudar "a quemar grasas a través del metabolismo, la eliminación de líquidos retenidos y la mejor digestión"

En el sur sureste se utiliza mucho para marinar carnes, lo que le da un sabor diferente y muy sabroso, sea res, puerco o pescado. Y seguramente en otros lugares tiene un uso parecido a lo que señalo.


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Y así, para redactar un texto se requiere, como punto de partida, una palabra que, al formar parte de un conjunto amplio (o más o menos), representa la punta de la madeja de lo que queremos desenredar. Y al irle quitando los enredos, uno por uno, palabra por palabra, se va conformando un texto. 

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A veces ya tenemos la palabra, la cuidamos por horas, la alimentamos, y al no dedicarle tiempo y constancia, la perdemos, y se desinfla como una pompa o burbuja de jabón. Y entonces sí, a buscar otra, y no perder la oportunidad. Como todo en la vida.


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