¿Quién?

¿Quién está detrás de todo el orden? Movimiento de astros en la galaxia. Pensamiento ordenado y palabras. Circulación de la vertiginosa y pasional sangre. Nueva ordenación de dentritas. Sonrisas y guiños. Encuentros que parecen casuales. Todo es perfecto. Luz y oscuridad.  Vida y muerte. Amor y desamor. Memoria selectiva. Olvido necesario.

Las lenguas distintas. Aún con su Babel. El equilibrio en los rascacielos. Los bellos dorsos en las esculturas. Y las tantas y tantas criaturas en par. La lanza, el arco, la lira. Lo cóncavo convexo. La ventana abierta y la luna. Y del pensar la fortuna.  Los lienzos en blanco y negro o color. El doblar de las campanas. El destello de las luciérnagas. La incesante y reiterada ola. Todo un enigma. Una evolución de la creación. Quién tiene los planos. O ya de plano nunca vamos a saber.

¿Quién creo los sueños como otra realidad y los sembró para el sosiego? Sin los problemas de muros, fronteras ni la aplastante gravedad.  Y el viaje de la luz de las estrellas cabalgando entre un tiempo y otro. Mostrando la orfandad del infinito. Quién creo la utopía sin la garantía de hacerse realidad. Quién los espías con doble rostro. La santidad. Y el aroma enervante de las flores, como el amor. Quién la rosa que se abre a la risa. La gacela y la intrépidez de la rana con su salto mortal.

Di que Dios. El arquitecto. La naturaleza. Alguien tiene razón.

Enigmas que nadie resuelve. Porque no es asunto de resolver. Es saberse, quizá, parte del infinito, en lo pequeño y lo grande. Y alzar y bajar la mirada. Sin más que existir en el ser. Con un gramo sin más peso en la felicidad. En la cabalidad del caer de los dados. Lanzados por nadie.