Despedimos el 2020

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Llega por fin el día en que despedimos al 2020, lo hacemos con fanfarrias de alegría porque se acaba. Le cantamos unas sentidas golondrinas. Y sin más preámbulo adiós. Como decíamos de niños: "adiós 2020, que te vaya bien. Que te apachurre un tren". Nos dejas maltrechos, pero con el optimismo del amor y la amistad, como motor que nos mueve a bien. Y con un pastel de alegría porque te vas, que por dentro venga relleno de salud. Perdón por lo cursi, pero el día de la despedida de este covidiaco año lo tiene bien merecido. Y el que arriba hoy a medianoche, con nombre numeral de 2021, viene con la esperanza de la vacuna. Y que no quede persona alguna de recibirla. Hoy en unas horas más brindaremos con algunos versos, como los conocidos del Brindis del bohemio: "brindo por la mujer, mas no por esa...", para rematar como lo diría el extinto Carlos Monsiváis: "por mi madre, bohemios...".

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Me gustaría escribir que odio al 2020, pero no es así. desde hace 35 años no odio a nadie. Eso lo decidí porque me di cuenta que no nos lleva a ningún lado ese sentimiento que destruye a la persona que lo siente. Se amarga la vida odiando a los demás. Dicen "el odio es un veneno que se lo queremos aplicar a través persona, pero que sin querer nos lo aplicamos a nosotros mismos". Así que no odio al 2020. Y tendría mis razones al llevarse a muchos amigos amados, a muchas personas estimadas. Pero no. Hablar sobre los años es un pretexto. Ellos forman parte de algo que le llamamos tiempo. Y que este le es indiferente el destino humano. Indiferente a nuestro destino, ni para bien, ni mal. Nosotros tenemos un ciclo de existencia aprendido desde la primaria: los seres vivos nacen, crecen, se reproducen y mueren. Y como al final de las películas viejas se les pone el FIN. Y listo.

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Yo hoy me levanté a caminar. No mucho, por cierto. Tan solo tres kilómetros. Mañana haré lo mismo, como una intención demostrativa de iniciar con el pensamiento positivo. Y saliendo de mi casa, a propósito lo haré con el pie derecho. Optimismo, ante todo. Por cierto la luna, ya con la claridad de este día, parecía despedirse con su belleza al natural; y antes de empezar el texto de hoy escribí lo siguiente:

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"La luna, esplendente, de mañana bisbisea en lo alto. Y nos hace un guiño. Para verla desde el corazón. Espera una nueva canción. Y difícil superar a la Luna de Octubre. Pero esta de diciembre hace gala también, de ser maravilla.Y más que despide el año".

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Mi solidaridad para quienes perdieron uno o más familiares este año que termina. Son de los dolores más fuertes de la vida. Como que nos parten en pedazos. Y es tan difícil pedir resignación a las personas sobre todo en esos momentos de dolor extremo. Yo digo: que la resignación y el consuelo los traiga el tiempo y en el momento que sea necesario. Yo agradezco mi salud. Pero no me es indiferente el dolor de los demás.Quisiera tener palabras de consuelo, que no tengo. Más que un abrazo fuerte. Hoy en la noche estarán vacías una o más sillas, recordándonos el mal de este año que se despide. Hasta anoche la cifra de fallecidos reportada de manera oficial por el sector Salud eran de 126 mil 52.

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Pero el horizonte del ciclo 2020 se cierra hoy, y empezamos el nuevo con la esperanza de la vacuna. Con la certera esperanza de la vacuna. Sin ninguna duda, y más allá de noticias amarillistas, las vacunas son producto de investigaciones científicas. Y ante la ciencia mis respetos. (Solo que no puedo dejar de escribir algo que siempre he reiterado: la industria farmacéutica, como monopolio dentro del capitalismo salvaje, para tener ganancias en su hambre de lucro, necesita enfermos, como la industria bélica, la que produce armamento, requiere organizar guerras. Ya volveré con el tema).

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Mis cinco puntos básicos para el año nuevo son los siguientes: procurarme salud (incluye hacer deporte), leer, escribir, viajar y seguir soñando con un mundo mejor. Así de simple. Pero también sé que los propósitos para año nuevo no se cumplen solos. Que hay que tener conciencia y fuerza de voluntad para cumplirlos. Y que es muy bonito y fácil escribirlos, y abandonarlos por allí de febrero o marzo.

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Y por tanto te deseo, amable lector, tengas salud tú y tu familia, y motivos para reír. Y a seguir cuidándonos, porque esto de la pandemia no para. De hecho se recomienda que los convivios familiares  sean en familia, aclarando que con los que viven dentro de la misma casa. La vida es bella, y más si tenemos una estrella, aunque lejana, que vela por nosotros y nos desea salud y felicidad.  

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