La frontera

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Como nací en la frontera noreste, específicamente en Matamoros, Tamaulipas, pues todas las vacaciones agarraba ruta hacia allá. Una semana antes de vacaciones metía el automóvil al taller mecánico, para prevenir percances en el trayecto. Solo que ahora no será posible, por el cierre del cruce internacional por causa de la pandemia. Así acordaron las autoridades de México y Estados Unidos. Solo cruces de personas por causa de trabajo o citas médicas. Y como tengo familiares en ambos lados de la frontera Matamoros-Brownsville, pues tomé la decisión de no ir. Tampoco ir solamente a Matamoros, precisamente para evitar contagios, a como lo recomienda la Secretaría de Salud.  


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Una vez venía de cruce de allá para acá. Siempre las revisiones son de rigor, aunque de años acá funciona un semáforo bicolor, de tal manera que si nos toca verde pasamos sin que nos revisen, y en el rojo hay que hacer alto a fuerza y de allí la revisión. Tan pronto me detuve un policía fiscal me habla fuera: "Aquí te quería encontrar, con todo el cargamento que siempre pasas", me dijo sonar y fuerte. Yo me medio asusté, volteé a ver y era un amigo tabasqueño que tenía como tres años en ese trabajo. Había sido mi vecino por años, hasta que vio una convocatoria de la recién formada Policía fiscal federal, donde pedían de estatura arriba de 1.80, y el con sus 190, le fue fácil aprobarlo. Venía a la colonia en vacaciones, y me contaba sobre los lugares donde estaba comisionado: Reynosa, Laredo, Palomas. Hasta que esa vez coincidió mi viaje, mi cruce y que él estuviera comisionado en ese puente (Matamoros tiene 4) y en ese horario. Quizá vio mis placas de Tabasco, y me jugó la broma. Ya me bajé nos saludamos, y acordamos pasar el fin de año en casa de una de mis hermanas, en Matamoros.


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Cuando algún amigo tabasqueño o de otro estado me dice que quiere ir de vacaciones a Matamoros, mi sugerencia respetuosa es sacar pasaporte y visa. Mi razón: porque Matamoros, como la mítica Itaca, la del poema de Cavafis, no tiene mucho qué ofrecer al turista. Los que somos de allí le encontramos el encanto de las raíces nuestras, vamos a ver amigos, amigas, recorremos las mismas calles, pasamos por las escuelas donde estudiamos, y nos la pasamos con los familiares. Pero el que viene del interior e la república, al llegar a la frontera quisiera cruzar la linea fronteriza y caminar por las limpias calles de Brownsville, i internarse un poco más, San Antonio, Houston, etc. Pero al no ir con esos documentos, se queda con las ganas.

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Hace muchos años, a los de la frontera nos bastaba para pasar a Estados Unidos un documento llamado Forma 13. Este nos acreditaba nuestro origen de allí, y nos necesitábamos más. Expedían también el documento familiar, para que las madres de familia pudieran pasar con sus hijos. Uno de esos documentos guardamos donde en la fotografía correspondiente está mi madre como de unos 43 años, y cuatro de sus hijos, los más chicos, entre ellos yo. Y ya de grandes seguíamos pasando con esa, hasta que a los 18años nos pedían que sacáramos la propia. Esos años, principios de los años 60 del siglo pasado, Brownsville tenía mucho movimiento comercial. En los últimos años ya no tanto, se ve como una ciudad semiabandonada. Matamoros por su parte ha quedado rezagada, como todas las ciudades de la frontera. Ningún proyecto federal embonaba bien a esa franja fronteriza. En este sexenio se han dado algunos beneficios que tienen que ver con un IVA más bajo, y con la gasolina más barata. Sucedía que al estar más cara, los de la frontera pasaban a cargar su tanque a Brownsville, que siempre ha estado más barata, y de mejor calidad. Cabe aclarar que ya se pagaba menos IVA y la gasolina era más barata que el resto del país. Solo que ahora se aplicó la rebaja otro poco más.


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La frontera se fue conformando con personas de otros estados de la república, quienes tenían el sueño americano, y llegaban a la orilla Del Río Bravo para cruzarse y empezar una nueva vida de aquel lado. Muchos lo lograban y otros no. La migración americana hacía su trabajo de devolverlos. A veces con suerte, a Matamoros, pero otras veces, más ´rispidos, los aventaban por la frontera más lejana del lugar. A los de Matamoros y Reynosa, los regresaban por la frontera de Tijuana y viceversa. Así por varias veces, hasta que se fueron quedando en las ciudades de la frontera. En los años 40 y 50, cuando la fiebre del algodón, se quedaban a vivir en la margen del río Bravo, que cuando venían las crecientes se inundaban, y así los gobiernos fueron abriendo nuevas colonias de asentamientos humanos, para quitarlos de la orilla del río. Por eso las comidas de la frontera son una mezcla de todas las cocinas nacionales. Y bueno, está la carne asada, que un maestro de la universidad me dijo que era de las comidas más antiguas del ser humano años después de la aparición del fuego.


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Y muchos frontereños van al trabajo de campo en Estados Unidos, que es por temporadas ; y regresan. Entonces en la frontera se siente algo más de movimiento económico y comercial. Las visitas inflamables son en navidad y año nuevo. Y algo que se ve mucho en la frontera son los autos americanos viejos, que compiten y superan en cantidad a los nacionales nuevos. Y hay bastantes lotes de venta de autos, a donde llegan personas de otros estados a comprar autos apodados "chocolate". Los autos fronterizos llevan otro tipo de placa para circular solo en la frontera. Y hay pocos tránsitos en las calles; esto se debe al temor de no saber a quién están deteniendo, y pueda ser alguien que traiga arma y de plomo en lugar de mostrar documentos. Y peor si son autos grandes y ostentosos. A quienes detienen es a los conductores de autos pequeños.  Y hay muchos cementerios de autos, a los que llaman Yonkees (deshuesaderos). Se consigue cualquier pieza. Este tipo de lugares, son parte de la imagen de las entradas y salidas de las ciudades fronterizas.


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Tradicionales son algunas canciones que hablan sobre sentimientos en la frontera. Una de ellas es Paso del Norte, y que ha sido interpretada por muchos cantantes y grupos:

"Que triste se encuentra el hombre/cuando anda ausente/cuando anda ausente/muy lejos ya de su patria./Mayormente si se acuerda/ de sus padres y su chata/¡ Ay que destino !/para ponerme a llorar

Paso del norte/ que lejos te vas quedando/tus divisiones/de mi se estan alejando..."


Otra de ellas la cantaba Julissa, y se llama Frontera: "Frontera, amor de paso,/ siento nostalgia por lo lejos que me encuentro de mi tierra;/ frontera, te juro que jamás te olvidaré./


Con saludos afectuosos a todos mis amigos y familiares de la frontera. Tan pronto Leda, me echaré una vuelta. Mientras tanto a cuidarnos mucho, para vernos después.




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