No basta

Naturalmente no basta mirar el crepúsculo sentado en una banca. Ni mirar una película y entrecerrar los ojos para vislumbrar anhelos. 

Tampoco basta escribir la carta y tirarla al mar para ver si la red captura la respuesta. Ni guiñar y quedarse a la espera que suceda algo. O lanzar el anzuelo y cruzarse de brazos para que el pez se prenda.

Es necesario caminar entre brasas y alfileres. Escribir en las nubes. Encontrar al unicornio. Cantar con la sirena. Y organizar el viaje a Itaca. 

La vida quieta es pantano. Sinónimo de muerte.

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