El día está listo
El día está listo para rehacer la orquídea detenida en el tiempo y rota en el tonel de los deshechos diarios. Está listo para acometer adversidades, por ejemplo del dolor de muelas. De los rostros serios. De los silencios y las indiferencias. Vuelvo a la nuez seca, escurridiza. Hasta encontrar el hueco que te nombre nuevamente. El día está listo para otra oportunidad. No de ti, sino de la poesía. De ti, soy yo mismo que me lo digo en el espejo. Dilapidar horas es morderle carne al mismo cuerpo. Es tirar por la borda la experiencia de los besos. Tirar la toalla por la trampa eterna cuando ya íbamos ganando. Tomo por ejemplo un té de vainilla, mientras miro que el sol se asoma por la ventana. Tomo el té y entrecierro los ojos. Me muevo al lugar de los sueños rotos, de los sueños de estos días. Se ha acabado la rutina, se disfraza y exclama la rutina. No soy yo, perdón, es que duele lo que escribe, me reclama la rutina misma. Bostezo. Síntoma que todo empieza bien. El viernes es propicio