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Mostrando entradas de julio, 2015

El día está listo

El día está listo para rehacer la orquídea  detenida en el tiempo y rota en el tonel de los deshechos diarios. Está listo para acometer adversidades, por ejemplo del dolor de muelas. De los rostros serios. De los silencios y las indiferencias. Vuelvo a la nuez seca, escurridiza. Hasta encontrar el hueco que te nombre nuevamente. El día está listo para otra oportunidad. No de ti, sino de la poesía. De ti, soy yo mismo que me lo digo en el espejo. Dilapidar horas es morderle carne al mismo cuerpo. Es tirar por la borda la experiencia de los besos. Tirar la toalla por la trampa eterna cuando ya íbamos ganando. Tomo por ejemplo un té de vainilla, mientras miro que el sol se asoma por la ventana. Tomo el té y entrecierro los ojos. Me muevo al lugar de los sueños rotos, de los sueños de estos días. Se ha acabado la rutina, se disfraza y exclama la rutina. No soy yo, perdón, es que duele lo que escribe, me reclama la rutina misma. Bostezo. Síntoma que todo empieza bien. El viernes es propicio

Doctor a sus órdenes

Doctor a sus órdenes, pacienta: Haga caso de las indicaciones y el recetario que dejé escrito en piel: Pancita no coma ni chicharrones muchos Ubre menos. Tacos ya no, ni nunca. Menos de ojo. Un pan de vez en cuando, concha Ah y referescos de cola tampoco. Azúcares poco y poquitísima sal. Un coquito de vez en cuando también para las lombrices que de algo se alimentan y ancas de rana son nutritivas aunque luego ande uno salte y salte leer poemas tranquiliza y escribir a manera de terapia los tés haga la costumbre de tomarlos que no falte el Té amo y el Té quiero Niegue los abrazos si llevan compromisos y nada de escotes que el aire de la tarde noche es traicionero Cuando ande sola tenga buenos pensamientos y en la tina cante, enamorada y baile cuando nadie la vea Nada de grasas, sólo gracias y otras palabras que ayudan con las gentes Qué le parece esta loquera dicen que es saludable cuando ahogan los problemas de la vida diaria y

Despertar

En ese despertar, como dormir profundo, también se sueña profundo. Y la vida no solo es distinta, sino se mira diferente. Y es la manera de ver el nuevo día, o la noche nueva. Con disponibilidad para ser feliz en medio de las prisas, de las tormentas. Es jueves de buenaventura. Y aquí cerca te encuentro, como decir lo mismo lejos.

Tuits

Haz ejercicio mental, como no haces físico, cuando menos un tuit cada hora. Exacto en el 142. Para que crezcas, no copies, aconseja ¡Catulo!

Ciudades de papel

En ciudades de papel, hay hombres y mujeres de papel, con corazón de papel. En su piel están escritas canciones que significan papel, cartas que no son otra cosa papel, con emociones y sentimientos de papel. Un mundo de papel, con calles de papel, agua de papel, leyes de papel, espejos de papel. pan de papel. Y claro, escuelas de papel y columpios de papel. En las ciudades de papel, hay iglesias de papel, Leones y tigres de papel. Cárceles de papel. Sueños y nubes de papel. Valores de papel. Ética y estética de papel. Moral de papel. Filosofía de papel. Manzanas, duraznos e higos de papel. Cines de papel. Monumentos a los héroes de papel. Hay caballos ligeros y briosos de papel. Los jóvenes visionan un mundo rosa de papel. Los amantes de papel se dan besos de papel. Y los autos son de papel. Los aviones de papel. En las ciudades de papel las bibliotecas siguen siendo de papel. Solo el fuego, el amor y la amistad no son de papel. Los poemas si. Las miradas también, de papel.

Apuntes

Una vez te vi, entre tanta gente y solo a ti te vi como si la plaza estuviera vacía. Tiene buen corazón y es bella digo, se le ve a través de su mirada transparente y líquida Como a punto de la alegría Su sonrisa es enigmática No es cierto Es agua tibia para un corazón seco Le escribo y me lee con los ojos y con el corazón Le escribo: no soy el mejor y me dice: mejor en qué Y yo entiendo lo que me dice Hoy vino a ver polvo de pan y nos vimos Las miradas dijeron todo Cielo para mi eso significa (J. Torres)

Jaque

En toda geografía, que no señala lugar específico brújula o rosa de los vientos, ahora mismo juega, con brillo, ajedrez la pieza reina o torre abatida con la que juegan ajedrez también pieza de atribulado o alegre peón, alfil o rey de quien asimismo pieza es y juega otro armónico ajedrez, en el universal juego de este instante.

Yo soy

Piedra y polvo del camino. Turbiedad en el agua. Transparencia. Soy parte de ti, canto de pájaro. Pétalo de flor, color. Soy la tiza para el pizarrón. Soy el canto del gallo al amanecer. Y la negación tres veces. Pedro, piedra. El destino se cumple. Soy el gato negro y el gato blanco. Soy el andamio del albañil y la cuchara. La chispa para el fuego vivo. Soy el alambre. La mina. La moneda producto del trabajo. Soy la nube que desciende en agua para la resequedad del campo. Soy la voz que me nombra desde lejos. Y la mano que se estrecha con otra. Soy el vino y la sal. Soy el instrumento musical y las cuerdas. Soy el viento que levanta esa falda amarilla, sí esa. El olor de las flores en la noche y el día. Soy la mirada que observa con fervor la luna. Soy el libro libre. Soy la mano y el cincel que esculpe. Soy el imán de labios para el beso. Los brazos para los abrazos.  El movimiento de la sangre. Y el palpitar del corazón. Soy la luz interna  del ciego. La oscuridad que ciega al sober

Las formas

Hay belleza en las formas, pero no mires al espejo, miente. La geometría elemental nos dio la idea. Lineas, formas, curvas. Agua simple, transparente. Una ola grande nos tumbó. Y trazamos medidas ayudados con escuadra y compás. Alguien pide explicaciones. Exponga usted el tema con versos y detalles. La nuez es vana. De vacío. No de vanidad. Una entre tantas. La carretera es linea recta y aparecen de pronto y sin señales las peligrosas curvas, amplias o cerradas. El maestro nos enseñaba trayectorias, a imagen de la luz, o un objeto lanzado. Dibujen la chancla tirada al vacío, nos dijo. Y nosotros atentos a la chancla. No la vuelvan a levantar, nos sugirió. Titila la estrella a lo lejos. Un cuadro, rombo o figura triangular. Usted me está mirando. Forma es fondo. Y el lápiz dibujó contornos del rostro por la noche. Había luna creciente. Y explotó el volcán interior. ¿Dónde estabas esa tarde, cuando la soledad me partió en dos? Té de doce flores. O nieve de limón. Y lanzaron al vacío un s

Cuando me pongo a escribir

Cerca de mi casa habían tres escuelas: una secundaria federal, un preescolar y una primaria. Enclavadas en un barrio pobre, eran escuelas públicas financiadas por el estado. Frente a la secundaria una iglesia. A un costado de la primaria un salón de bailes populares. Y a un lado del preescolar una casa de citas. Y como a cinco cuadras de ellas, la zona roja, también llamada zona de tolerancia. La mayoría de nuestras familias era de bajos o de muy bajo s recursos. Esos espacios escolares eran nuestros refugios en las mañanas y por las tardes habían actividades, a las cuales podíamos asistir. En el caso de preescolar había talleres para adultos. Yo, que estaba en primaria, me asomaba a ellos pegado a la ventana. Al ver mi insistente curiosidad, la maestra de taquimecanografía me invitó a entrar y a tomar una máquina para practicar. Desde los once años escribo a máquina, gracias a esa invitación que no olvido, y menos cuando me pongo a escribir. 

El yo

El yo es un espejo gigantesco en el que nos miramos absortos. Donde el pelo blanco es negro o azabache. El rostro es el de ayer. La sonrisa es eternamente veinteañera. El discurso es como debiera ser en defensa del orden mundial. Sube el dólar. El yo es el gigante en la tierra de Liliput. El gigante egoísta y hueco que todo lo sabe, todo es una mirada por sobre los demás, opiniones correctas. El yo es el médico de las recetas bobas. El que nos dice es mañana, no hoy. Ni te merece. Eres inocente, nunca culpable. El espejo es fino, con marco de porcelana o mármol. El yo es un reflejo de la grandeza de la historia. El que nos dice la eternidad sí existe. Y estás instalado en ella. El que lleva a pontificar en todos los temas, donde los demás están equivocados, claro. Calor, hace calor. El espejo te argumenta contra los otros. Te dice que debieron de leerte el pensamiento para saber lo que quieres. Te asegura que los genios son incomprendidos. El genio es el espejo roto. El verdadero genio

Allí

Allí donde estás. En el centro del recuerdo. En las eternas vacaciones de lamentos. Lo que hice, lo que debí hacer. En esa carta reescrita mil veces y guardada o rota y vuelta a escribir. Allí en el brinco atabilario de la especie. En la caverna. En las nubes. Allí en la expresión exacta de oh, Dios, por qué me haces esto, por qué me pasa solo a mí. Allí donde moran olvidos con recuerdos en una mezcla insana. Allí donde aparecen rosas, espinas, sonrisas. En la fotografía sepia de la abuela. En la canción, óyeme, el niño ya nació. En la imagen del avestruz. En la imagen del pez que traga anzuelo y cordel completo. En la carrera de cabellos sueltos. En el tiempo es primoroso y bello. Moras de moral y moras en imágenes congeladas. Escribo sobre imaginaciones y sueños. Sobre saltos al vacío. Sobre gestos mal interpretados. Sobre andar en piso de huesos y calaveras. Sobre la eternidad de un instante. Todo es relativo, dices. Sobre la tierra fértil para el reclamo de siempre. Historias compa

Cáscara de nuez

Truena la nuez. Y la cáscara en pedazos. Se habla de la nuez vana. La hueca. Reseca en su centro. Había un nogal en un solar abandonada con casa también abandonada. Había un perro o dos, con pedigreé. . Y el pasto alto. De vez en mes llamaban a mi padre para cortarlo. Y entraba un sábado a limpiar. Yo le ayudaba, sudoroso y no de buen humor. Y el imponente nogal daba sombra y fruto. Las nueces en el suelo y en las ramas. Y yo juntaba y cortaba. Los perros ladraban. Cómo ladran aún en la distancia.  No es lo mismo banal que vano. Vanidad no es lo mismo que banalidad. Una vez, etcétera, discutí con un corrector en Novedades. 1989. Sobre esa v y b en lo banal. Cierto no pasó a mayores. Una errata, tan solo. La vida va con las erratas. Y es cierto que a veces se junta lo banal y lo vano. Ya ves, tú. Sabes lo que escribo. Recuerdo bien  la sombra del nogal. Y la expresión "mucho ruido y pocas nueces".

Se alocan

Se conocen. Se citan. Se encuentran. Platican. Coinciden. Se emocionan. Se tientan. Se acarician. Se alocan. Se dislocan. Se acomodan. Se estrujan. Se acometen. Se arrinconan. Se ayuntan. Se apielizan. Se lengüetean. Se alumbran. Se oscurecen. Se revelan. Se cantan. Se cansan. Se reclaman. Se celan. Se adormecen. Se sueñan. Se ensañan. Se marcan. Se osan. Se apalabran. Se apalancan. Se vislumbran. Se visionan. Se repiten. Renician. Continúan. Se entibian. se queman. se refrescan. Se abrazan. Se besan. Se separan. Se extrañan. Se escriben. Suspiran. Se enojan. Se contentan. Se alegran. Se prometen. Regresan. Se tientan. Alucinan. Se juran.

El perro andaluz

¿Dónde estaba usted cuando soltaron los perros? Era  medianoche, había luna. Y se sentía el olor de las flores nocturnas. ¿Dónde cuando se escuchó el llanto y el gemido? Era yo mismo que imitaba el viento. De pronto un tornado nos enfiló a oriente. Se levantaron los techos de las casas de lámina. Y las faldas amarillas. El viento huracanado levantaba faldas amarillas. ¿Dónde cuando se escribía el poema universal? Guardé silencio. Era todo un mensaje el silencio. Sobre todo ante la incertidumbre de los pasos cien mil veces como marcha a la nada. ¿Escuchó algo? Solo el deslizar de la pluma sobre el papel. Supuse que se escribían cartas. Amorosas cartas. ¿Sospecha de alguien? Ninguna sospecha. Solo que vimos El perro andaluz, de Buñuel. Creo que Viridiana también.

Los sueños

Los sueños son atardeceres de domingo con memoria. Ojeras pronunciadas porque la vida corre de lunes a sábado. Orquídeas contra piedras del Muro de Berlín que nada dicen, fetiche de un tiempo que ya no es. El gato no es alfil, le dije. Vende gomas de mascar, sin azúcar. Y carnada, miopía del recuerdo mutuo. Los sueños son barandales del puente sobre río seco de lágrimas que añoran regreso al mar. Taciturna añoranza. Costa azul. Son amaneceres con la rutina de siempre. Teléfonos ocupados. Que le llame luego. Ahora no, otro día le espero. Son los cantos en las islas donde habitan veinte mil sirenas vírgenes. Tocan a la puerta en sueños. Algarabía por el porvenir. Los sueños son estas palabras huecas que van repetitivas a los oídos sordos. Un libro guardado bajo el colchón duerme el sueño de la belleza en la profundidad de la memoria.

Respuesta

Humildemente un libro donde van mis palabras. Un ejercicio de dejar fluir lo de adentro. Lo que me mueve y orienta. Una señal de existencia con el pensar. Humus. Tiérra negra, húmeda, con nutrientes para la vida. Y valorar la vida. No tengo mucho más. Y creo firmemente en la amistad. Y en el amor absoluto, ab solutamente. Como concepto amplio y generoso. Amor a la vida. Amor al respirar constante. Amor a las generosas frutas. La toronja, sí. El higo. Etcétera. Ahora que estuviste acá en Villahermosa, refrendo la amistad, nuestra. Mi concepto del ser y el deber ser, en la lealtad. Cuántos recuerdos. Cuánta confianza, la misma de siempre. Y los abrazos que trajiste de mis amigos de grupo. Tantos. Tan tibios enviados, tan tibios transportados. tan tibios recibidos. Fue poco tiempo la plática. Como una chispa de vida. Chispa de gozo. Que sigas en ese viaje a la península. Que tu corazón se llene de más imágenes. No somos más que eso: imágenes, palabras, ideas. Y polvo, sí. Antonella. Siemp

Que escribo mejor

Dice que escribo mejor. Gracias. No tengo explicaciones para sus contradicciones. Mis escritos a veces son lineales. Inician con un tema y acaban en secuencia lógica. Hay otros donde me pierdo y no me encuentro, y saltarines van de un tema a otro. Pero algunas imágenes le gustan, dice. Le leo. Me lee. Y damos vueltas por el parque (no). A veces llevo un desarmador escondido o un martillo en el portafolio, por si se necesita. Su auto se descompone mucho.  Y reímos de todo lo que nos sucede, que siempre son tantas cosas chistosas, ridículas. Dios está en todas partes. Y dentro de nosotros. Yo me quiero reír. Porque sabemos lo que eso significa en domingo. Cuando los botones del único rosal que tengo han abierto. Y le pongo agua. Dialogo con el espejo, y me refuto a mí mismo. La gitana es un mito, concluyo, mientras escucho el concierto de Aranjuez.

Anoche tuve un sueño

Anoche tuve un sueño. Un sueño con gacelas y serpientes. Ah, y la encantadora de serpientes ahíta, voluptuosa, sonriente. Un sueño con  árboles frondosos y viento, mucho viento. La encantadora soplaba la flauta extasiada y emitía sonidos del tipo tu, tu, tu. No eran notas armónicas, por supuesto, mas bien todo lo contrario. Sin embargo las serpientes no tienen educación musical para saber la diferencia. Y  se levantaban, chillaban, se revolvían en sí mismas. Tuve un sueño. Era el encanto del movimiento táctil, pétalos de orquídeas, rosas. Y pájaros. Muchos pájaros sobre el alambre y las ramas de los árboles. Anoche tuve un sueño. "Átame", gimió sudorosa elevada al rango del encanto. Las serpientes dóciles a nuestro alrededor, vigilantes, altivas, satisfechas.  Era un templo, la desnudez del alma ante la casa de espejos. Era un vetusto sueño de imágenes cien mil veces repetidas.  Y caí en cuenta en la reflexión misma que un hombre representa toda la humanidad. Una mujer es una

Que por qué escribo así

Me preguntan que por qué escribo así. Duele. ¿Que por qué esos arrebatos, truculentos eslabones de palabras? Busco respuestas, las que no existen, de por sí. Hace rato platicaba con Manuel. Y le mostraba orgulloso un libro del FCE, una joya, El llano en llamas, 1987. Folio 1915, de cinco mil. Y le regalé Carta a una profesora, de los alumnos de Barbiana, Italia, libro editado por la SETAB. Y le mostré con orgullo otros libros: Bajo este cien, de José Kozer; 1983. Poesía no eres tú, de Rosario Castellanos, 1985.  La feria, de Arreola, 1986; Las gacelas de Hafiz, 1944;  Rosenda, de José Rubén Romero, 1983. Juárez y su México, de Ralph Roeder, 1972.  Amarillentos, ajados. Libros luminosos. Dialogo con sus autores ¿Que por qué escribo? Bien a bien no tengo una respuesta clara. Entonces me pregunto el por qué es así Don Juan, como es. El por qué era Doña Leonor como era. Mi abuelo Jacinto. Mis hermanos. Mi hermana Paz.  Por qué. Sencillez más preclara. Por qué es mi pueblo así, con el polvo

El venado

Mujer en danza con venado. Ejemplo cuando la cosecha. Humedad generosa. Los planos, exigen. La academia de Platón es referencia. Aparece de nuevo el gallo. ¿Qué signifca el gallo de la pasión en sus textos? Un gallo. Sólo eso. Pero cantará y me negarás tres veces. Será que seas el amor de mi vida cuita Pablo milanés. Cuba records. Costal de toronjas por sobre limones en el mercado. C. Vitamina ce. La receta para vivir, soledad entendida. Y maravilla . La vida completa, un cariño. Bella la vida. Con caídas y subidas. Siempre un mejor sábado.

Cuarta mano es escribir el vano intento

Los sueños son reales porque son sueños. Si no existieran serían otra cosa menos sueños. Es un apunte viejo que tengo en una servilleta usada y olvidada un tiempo. No, perdón, en una falda provisional amarilla, corta, olvidada en un rincón La cuarta mano viene siendo esa, como imaginar al gato en su cuarta vida. Anoche apenas un huracán, una bomba de tiempo. Un sueño sin fanfarrias,  Estaba la puerta cerrada, y la lluvia, el ventarrón y la negritud de una nube densa por sobre el villorrio, casas de madera. Yo tenía el dedo principal cortado, sangrante a causa de un filo de vidrio, o un clavo, ya ni sé. Pero estaba la sangre. El índice es importante porque señala y fija un punto. Pasó por tres filtros ya, tres pruebas, sandía calada por el tiempo. Lo rojo no era de sangre, si no de la sandía dulce. Cuarta mano es escribir el vano intento de detener el tiempo mediante la escritura a cuatro manos, cuando las tres hicieron lo propio y el resto de tarea queda a la cuarta.

Tercera mano

Ocuparnos en encontrar la paz tiene muchas rutas. Una de ellas es comprar objetos de tercera mano. Un disco rayado, de vinilo. Una bicicleta usada por tres dueños. Un auto con kilometraje de tercera vuelta, bien conservado. Una cafetera en uso aún por la tercera generación. No es cualquier cosa. Es simplemente que la basura es un destino negado. Y al flea market es un gusto ver tantos objetos a la venta luego que han pasado por distintas manos. Lo dije, ya en el anterior de segunda. Pero tercera mano es distinto. Un cancionero con guitarra. Y he de imaginar las voces de tres tiempos distintos, distantes. Ahora mientras escucho el bolero de Ravel,  doy lustre a mis zapatos viejos, piel de oveja.

Tengo por cierto lo que he dicho

Tengo por cierto lo que he dicho. Está fija la verdad en mí, como soldada soldadera fiel. De todo lo que he escrito sin quitar una sola coma, un punto, una palabra, no me arrepiento, pues mira, pues hombre. Lo he escrito con el hígado y la rodilla, a veces con las alas y los ojos. Porque es necesario escribir con pasión, lo dijiste un día, mirarse con pasión en el espejo. Y escribir para dejar constancia de nuestro paso. No de uno como hombre con nombre concreto y domicilio específico, sino como experiencia humana. Dicho ya y en futuro decir lo que va con uno. A ciencia cierta para escribir detalles de lo íntimo, no. No es el caso. Si escribo aire, puede significar fuego, sensualidad clandestina u ojos de gato para siempre secos en la voluta del tiempo. Me niegas. Borras. Acabas. Para ser negada, borrada, acabada.  Mira, ahora, hoy, por ejemplo, el pasado ya no es. Apenas quedan imágenes oscuras o al carbón de nada, nombre nada. Ahora tengo quien escribe mi nombre pronunciando dicha. S

Viene bien un café

Un café es una manera de convocar sin prisas para valorar la vida. Y pensar en las palabras dichas y por decir. No hay mal sabor de boca. Fue una ruta que seguimos de norte a sur. Con la cita exacta del tiempo, con la coincidencia total para decirlo de esa manera. La cita total con el presente, este de amanecer jueves, con la sonrisa a flor de piel. Me preparo café y como una manzana. Simbolismo Eva. Y por la tarde unos amigos, de esos pocos, coincidirán conmigo en La Antigua  o uno de esos templos estándares para la charla. Y proyectaremos sueños con base en los recuerdos, arreglaremos el país y volaremos en nubes de algodón o nubarrones. El tramo que sigue lo es sin remordimientos. Sin decir me arrepiento de lo que hice o no. Mi mano es franca. Mis palabras son tan solo mías. Y a veces aparecen coincidencias que son solo eso, coincidencias de hechos pasados, o son sueños, proyecciones, florituras o reverberaciones a causa del juego, o del calor del trópico. Digo las palabras son mías

Censura

Cerrada la página por censura. O derribo para remodelación. Ya mas tarde quizá escriba. O mañana. (borrador)

Segunda mano

He recorrido tramos en segunda mano. Es un decir. Me gusta recorrer esos espacios en los que tienen a la venta objetos en un uso distinto a la primera vez. Y que son buenos, aún, tienen otra vida, un mueble, libros, cámaras viejitas, cuadros y muñecas, fotografías y postales. Una guitarra roja, con historia, a la que acudo cada vez de la nostalgia por el futuro que viene. Imagino una tienda más grande y completa, pulga saltarina en petate de ocasión, y los traga monedas. En  brownsville solía llegar, apasionado, por el mirar y comprar. La segunda vuelta en la segunda mano, segunda oportunidad. Era sólo los domingos. Ylos discos del dolor aparecían como relámpagos del norte con Cornelio, si. Cornelio y Ramón, y los reclamas por los precios. Camara compre, libros de Monterroso y Paz. Relojes de pared que vieron otro tiempo, teclados Yamaha, yendo a las canciones norteñas. Buenos precios. Ah y el libro aquel de amores de segunda mano. Suele suceder que sueño nubes, tapetes, dulceros, y na

Ahora que de nuevo

Ahora que es de madrugada y los grillos húmedos se desvanecen. Ahora que el té de las doce flores para el recuerdo me lleva a Debussy. Ahora que no me motivan los crucigramas ni las caminatas por la rotonda. Ahora que no me salen la cuenta de los años ni de los días. Ahora que he aprendido a andar en bicicleta ajena, sin comprarla ni compañía. Ahora que al fin me he aprendido las tablas de multiplicar. Ahora que no me queda más que dar. Ahora que no es común la lealtad ni la exactitud del teorema panorama. Ahora que no tengo destino para donde remar. Ahora que el ir y venirse en camino no tiene sentido alguno.Ahora que me acuerdo de la necesidad de bajar de piso. Ahora que mas que urgir es competencia de disco de vinilo. Ahora que estoy tan solo frente a tu fotografía. ahora que viene en tarifa distinta la segunda mano. Ahora que la crisálida se ha convertido en gozo. Los datos de tu nombre.

A pesar de todo

A pesar de todo se brinca el obstáculo o se rodea el muro. Solo calma y amanece. Y oscurece. A pesar del tiempo contenido. A pesar de la mentira sostenida o del escupitajo a la verdad. Transitar sereno ante la maledicencia. Ante el índice punitivo. Siempre habrá historias recurrentes. A pesar de que dijeron ven, detente, ahora no. A pesar de la indiferencia y al incertidumbre en nota sostenida. A pesar del huracán interior que bendice tempestades. A pesar del desorden aún con la camisa de fuerza. O del poema a la fuerza. O de la palabra con actitud fingida. Aún que crece el forúnculo en la cara por tratar de estar en dos lugares a la vez, dos pistas de circo, dos eternidades, dos tapetes mágicos de infancia. A pesar de los silencios y los gritos.  O los consabidos e inútiles para siempre o la brevedad de lo eterno. Siempre aparece la palabra tibia, la sonrisa suave, la dicha de sostenerse, el botón que abre en flor, el rocío de la mañanita, la leche tibia y la miel natural. Yo recordab

La oscuridad

La oscuridad necesaria alterna con la luz. Aún con las historias cíclicas del gallo y su cantar matinal. Reverbera  pletórica de historias nocturnas, donde el amor y soledad no falta. Llena historias donde parpadea tenue la luz para hacer visible esa oscuridad. Y no siempre se refiere a la ausencia de luz física. Sino a los desórdenes interiores. Donde el sí es el tal vez o el no. Y viceversa. Donde la risa migra en el instante al gesto ceñudo y romper el papel o estrellar los platos de por medio en las paredes. Los tristemente platos rotos, si no los salva el posterior animal rupestre del amor en el suelo. Con aullidos y gemidos. La oscuridad es necesaria cuando es visible. Cuando nos subimos al techo de la casa y entre la densidad de lo oscuro miramos las estrellas con claridad. Y la luna donde siempre. Alteridad para celebrar con ojos cerrados la dicha de la imaginación, por donde transitas segura y plena con movimientos de ola.

Haz de luz

Un haz de luz derrota cien mil veces a la oscuridad. Sin comparar el canto del gallo. Es eficaz porque queda a semejanza de herida en lo más profundo de la negritud más profunda. Herida que hace renacer la esperanza a mil por hora entre los músculos y la piel. Por ser la luz. A semejanza  de la luciérnaga que parpadea entre lo denso. Y se apaga y prende para dar paso a la conjetura, a la esperanza, a la sonrisa, a tu lejana sonrisa como el horizonte. E inicia la historia de nuevo con el había una vez, usted dirá, la incitación al nuevo día, la invitación a la charla en el parque común. Un haz de luz no devela la traición y menos la oculta. Por eso la figura del gallo en todas las historias de la humanidad. A fin de cuentas es un gallo tan solo, mas su canto repetido cien veces. Datos para la historia personal. No devela la traición pero le es indiferente. Se anula como la serpiente que se come la cola. Un té de limón, mas la música de Debussy en plan distinto de aquella vez de la derro

Mujeres

Hablando de mujeres. Las heroínas de la patria y la sociedad. Otras historias vienen sin finales, con el valor de los puntos suspensivos. Amores digeridos por el tiempo. Y el polvo al polvo. No conocí abuelas. Un olvido de la diferencia en geografías y destinos, pero tuve la fortuna de que hubieran mujeres de edad madura quienes me orientaron para andar por la vida más seguro. Una en una casa antigua, sabia, platicadora, generosa y risueña, que me indujo a la ruta de visionar el futuro. Otra que bien atendía partos, cuyo nombre  no me acuerdo, pero que iba de casa en casa y de nacimiento en nacimiento. Y vi florecer a mis hermanas, en sus tundas por la lucha de la vida. Y se imponen sus sonrisas como filosofía de vida, serenas siempre. Mis hijas abren sus brazos para mi abrazo donde nos encontramos. Y piden por mí una larga vida. Y la madre hace lo mismo, digo yo, que soy confiado. Y las sobrinas en varias geografías, o tías con el tiempo encima, e indiferentes al núcleo. Y viene el t

La vida

Cuando respiro siento la vida misma, en toda su magnitud. Así de sencillo. Y me pongo a recordar, de tanto, la ocasión aquella de la primera vez en todo. Un ciruelo lleno de su fruta. Una higuera al fondo de la casa. El abrazo de mi madre. La mirada nostálgica de Don Juan. Y yo escuchaba canciones en vinilo long play de Los Yaki, Cenizas. Y salía al callejón a caminar. E iba a visitar un a migo o dos, cuando mucho tres. Unas veces a percutir con bacinicas y cubetas, mas la guitarra y voz. Otras a filosofar sobre la nada y la amistad. O simplemente reír y  comer tortillas de maíz con sal. La vida me sorprendió triste o callado, tratando de entender mas comprender las calles de tierra, las casas de cartón. Y los amigos nos pusimos a leer (hola Queta y Caro, hola Bogar y Joel). Vislumbrar en la palabra escrita otros mundos en el presente y ayer. Historias de ocasión, opiniones que trascienden. Y tuvimos otros elementos para reflexionar. Sin perder de vista que la vida está aquí entre noso

La costumbre

La costumbre nuestra de encontrarnos sin buscarnos. De estar allí en el momento exacto, en el cruce del camino para el cielo y el infierno. En tomar el mismo vuelo de pájaro, el mismo tapete mágico de la infancia. La misma historia bíblica, el mismo comercial de propaganda. Las llamadas con número equivocado.  Encontrarnos en la carátula del disco o en la sopa de letras nuestros nombres. En el espejo encontramos la misma sonrisa del deber cumplido con la especie, fricción pedernal. La ruta definida. El teléfono a punto de sonar o a punto de tocarlo. Para correr río abajo sin escafandra. Libro bajo el brazo. Libro de bolsillo en el bolso. La costumbre oral de guardar silencio y buscar una película que refiera datos escondidos. Sé leer entre líneas, dijo. Y recordé títulos de canciones y películas. La costumbre de encontrarnos sin buscarnos, anoche en esa sonrisa de luna correspondida con Venus absorta en mirarla permanente. Adivinanza del tú aquí yo allá. Y viceversa. Apunto datos. Cant

Cantó cien veces un gallo

Dice tres. Con tres cantos es suficiente. Tres negaciones. Me negarás cuando te pregunten mi nombre. Y Pedro era el depositario de dicha premonición distintiva de la traición. ¿Qué significa el gallo en la novela El Coronel no tiene quién le escriba? Y responde Gabo: ¡un gallo, coño, sólo eso! Pero lo del canto es distinto. Tres veces era suficiente, pero fueron cien veces contadas en su justo instante. Cuando la erupción de El Chichonal, no amanecía. Una densa nube de polvo impedía que la claridad del sol nos llegara, Y reinó la oscuridad por varias horas. Asustados, como si fuera el adelanto del fin del mundo, el descontrolado hormigueo  humano por todas partes. Los gallos intentaban ayudar para que viniera el amanecer, como siempre. Y cantaron cien veces. Imaginé rotundo la traición multiplicada en referencia. Canta Milanés sobre el amor de su vida: t e negaré tres veces antes de que llegue el alba.  

Luna y Venus

Mira hoy la luna y su compañía. Donde quiera que estés. Donde quiera que estemos.

De vez en cuando

De vez en cuando ruleta rusa, para definir fronteras entre el decir y hacer. Y las manos arriba para entregar la humedad a cambio de quimeras. De vez en cuando la risa fue el distintivo y supimos de la eternidad en el instante mismo en que se fue. Volutas humo, pompas de jabón. Y recorrimos el camino de la especie a mi manera, canción al abrazo de la madrugada. Y supusimos que la espera estaría dispuesta para todos. Un pastel de cumpleaños.  Un happy birthday de la nostalgia. Nota en sociales cambiada a nota de política. 500 reses muertas la diferencia en la sequía. Paga el seguro. Por las calles la radio anunciaba el término de la guerra. Somos libres dijo el encandenado. Somos libros, respondió burlón el bibliotecario. Irrespetuoso me levanté ante lo irrespetuoso. Ímpetu para decir discurso sobre la nada. "No te sometas", argüí ante el espejo. Y me miraba ojos fijos y encontraba otras máscaras. De vez en cuando apaciento a la esperanza, de que ahora sí, nuevamente, como ent

Acaso

Del sol, la luz. Acaso el polvo marcó destinos. Acaso el tiempo se ha lanzado en retirada. Sensación de ya no estar. Anteojos para ojos en cansancio por lo tanto visto. Acaso el azúcar se metió en la sangre alguna vez. A tu flor ya sabes, por ese aroma que soñé, grabado en vía láctea. Cansancio en la voz, en los pies. Acaso el libro y su olor a tinta se han rendido. Acaso fuimos ciegos al poema verdadero que estuvo ante nosotros. Acaso tontos de capirote no supimos. Incendio del bosque cuando todo estaba en silencio. Vamos a la playa, invito. Y llegamos como niños por primera vez ante el mar, tragamos agua con sal. Corrimos y levantamos castillos de agua. Y el sol inclemente hizo trizas. Acaso el sol. Acaso nunca fuimos inocentes. Y no importa. Salimos de la caverna. Y los ojos fueron otros para clasificar fantasmas y sombras. A lo mucho. Acaso.

Este sàbado

Este sábado amanece transparente y húmedo. Tímido se asoma el sol. Con olor a flores. Me preparo un té para sentir suave el día. Me esperan los enunciados y las burbujas de palabras. Me esperan los saludos y las sonrisas. Yo camino ligero, como si la nada fuera la constante. Leve fluir del tiempo. Y antes de salir al fuego, a las sonrisas, Y me vengo a sentar frente a la página en blanco (pantalla). Y escribo sobre este sábado. Pienso en tantas cosas, sobre todo sueños pendientes, esperados. Y en los sueños que se repiten por las noches. Yo sueño, no duermo. Y confluyo en el sueño tuyo, que es el de la esperanza. Todo cambia. nada permanece. Y vamos en el camino. Este sábado me parece perfecto para la vida. Y mañana seguramente que lo mismo. Tengo dos o tres canciones a punto de cantarlas. por la tarde me espera el libro de la vida también. Y el de los peces.

Te espero

Te espero en avenidas y veredas. En la piedra acumulada del desierto y en el agua cristalina o turbia del río. Cansado y absorto. De todas maneras, de todas formas te espero. Con la sonrisa a flor de piel. Con la piel agrietada. En el límite del tiempo o ya en este momento. Con la prisa del día, o la lentitud de la tarde. Porque me has dado todo. la alegría y la tristeza. Porque he mantenido la esperanza de tu llegada, Para la paz sublime y la guerra liberadora. Te espero porque los motivos de la poesía se han marchado. Y a los pájaros les han echado agua fría, y a los que quedan los mantienen en jaula.Te espero con el reclamo porque te dejas ver ocasionalmente y te marchas dejándome la mano en ofrecimiento. Porque los ritos han terminado su propósito. Porque han desaparecido los libros que quise siempre leer. Porque ya no cantan los niños en el coro de la iglesia. porque se han develado las mentiras que durante centurias se mostraron como verdades absolutas. Porque cayó el muro y se d

Libros

Soy tuyo, dijo el libro. Y lo ignoramos un buen tiempo. Todo sea por la veneciana que intuye tormentos de futuro. Y solo silencio, la respuesta. Soñé anoche libros volando. Afuera truenos. Es medianoche para amanecer sábado. Por el regocijo de leer para Ícaro volar. Luego los regresaba burlón sin que se dieran cuenta. Alas de cera. Pero ya el brinco en suelo era tan parejo. Tuya, dijo la flor. Y al instante empezó su martirio al marchitarse. La montaña viene a mí, aluvión de versos. Y el reclamo por la espera. Libres libros para mirada triste. Tengo dos guardados en caja suerte para coja muerte. Y el reclamo por escribir en saltos al vacío, sin red. Dame cinco estrellas. Polvo reflejado en el espejo. Cada tarde hace el recuento de lo ganado o perdido. Pero lo bailado, dice con la mirada.  

Sirenas

Olas de mar insurgentes. Cantaban sirenas en el límite del abismo. Límite de la noche. Eramos ciegos y sordos. Café con palabras pasó de moda. Solo acaso los apuntes en las alas de los pájaros nuestros. Oye y oigo. Espejo roto. Nos acostábamos de niños en el techo de la casa de papá y mamá para ver las estrellas. Enero, octubre. Navegaban con diez mil perlas de tesoro. Para ver si así pagaban el rescate. A cambio versos o nada. Libros, dijo a manera de juego. Y soltamos la risa para estrellarla con los rayos y truenos de la vida. Muestre sus manos limpias. recuerdo la mirada como navaja de afeitar o punzón para hielo. Cantó el gallo cinco veces. Y esperaba alguna declaración firmada. Y vino el silencio de ultratumba. La montaña se mantuvo por varios meses. No estamos ya, dijo el espejo. Corre conejo o liebre. La carnada del pez conejo. Y la pregunta:¿qué significa la carnada y anzuelo, o pez pescado? le preguntaron una tarde de verano luego de la noche triste. Y la derrota dio pie para

Nosotros los de entonces

La infancia, quimera de sueños rosas entre árboles. Sonrisa esparcida en el callejón del polvo. Nosotros, los de entonces, sueños como mariposas en la vorágine del tiempo. Momentos estelares para el agua diluida, vapor de sueños infantiles, donde estamos permanente. Y los primeros roces como pétalos. Hojas de naranjo, olor de azahar. La infancia cargada de futuro antes de la muerte. Y luego los primeros pasos por el camino del constante polvo eres, la iglesia. Un espejo, un peine negro, un saco verde. Allí quedamos permanente atrapados en el baile de salón, invierno y lluvia, donde apenas el abrazo trasladaba sueños de momento. Zona púrpura  en las madrugadas de frío caminar, bien sabes, norte sin miedos. Biografías distintas con nuestros nombres. Y meter acelerador para encontrar las nuevas rutas de vida, vislumbre de soles nuevos, arbustos, montaña y el registro, crónica de nuestros días. Nosotros, los de entonces, andamos fantasmas terrenales con esa sonrisa nueva sin olvidar el car

Ahora sucede

Ahora sucede luz. Por todas partes, luminosidad. Aún en las noches vemos la luna o las luciérnagas. Fiesta de claridad. Y asoman las palabras e ideas para compartir la dicha del momento. Verdad o mentira, es lo de menos. El cristal con que se mira. Pluma.  Libro. Canción. Todo conspira para la luz, donde andamos. Todo parte del momento en el que nos ordenamos risa o guiño, que vienen siendo lo mismo. Ven por aquí. Los recuerdos forman parte de terapias para la dicha. Los recuerdos son flores naturales que están en lo concreto. Armamos en el pasado definiciones  y castillos en la arena o el aire. Y somos exactamente las representaciones o modelos que hacemos. Yo estoy aquí nube. Y vislumbro movimiento de estrellas y flores por todas partes. Egos sostenidos en crisálidas o burbujas de jabón. Ahora sucede luz. La claridad de tus dientes. Y la claridad de tu risa. Miro al espejo. Y miro huellas de tiempo. Relajados momentos para saber del destino final. Vamos por la apuesta última. Sin rec

Llovió como el diluvio

Toda la noche, el día, la semana. Lluvia. Así todo el mes, dos meses. Llovió como si el diluvio. No digas nada. Nos acurrucamos humedades como ladrillo mojado, convento frío. Los pájaros contuvieron su vuelo a lo mínimo. Las soledades se hicieron menos por la necesidad del brasero. La cobija. la necesidad del calor. Y la jaula estaba abierta. para ti, abierto, confirmaste. Y el pájaro voló libre, sin ataduras. pero decíamos de la lluvia. Resonaba en los techos de las casas el trum trum  interminable. Y la mirada en el techo despintado de la casa. Formas imaginarias de la nostalgia. De la perseverancia en el decir y hacer. Divagaciones para un desierto o pantano. Lo nuestro de vida ha sido como ventolera y calma. Ácido en la sangre. Miel en las venas. platos rotos para canciones de navidad. Guerra en Semana santa. Viscosos fines de semana. Tiempos de calma caramelo. Café y pan y charla interminable. Pero llovió como si fuera algo normal. Desde el amanecer. Hasta el anochecer. A veces la

Razones

La palma en lo alto del adiós. El abrazo de bienvenida nuevamente. Otra y otra vez, la sonrisa. El reloj no marca el tiempo, ojo mecánico de las tribulaciones.  Mañana es el mismo día en tiempo presente. Libros abandonados como peces ciegos en estanque seco. Este morder pan de dulce no termina. El abrazo de aquella vez.. El nuevo donde las luciérnagas resplandecen. La mirada alucinada. Perpetuo devenir de razones de especie. Madre, gracias por tus aseveraciones de cuando la niñez. Las mismas de todas las casas. Hay una rosa en cada llanto, y reías. El libro de poemas tiene apuntes. Recovecos donde el recuerdo aloja memorias para el olvido. Objetos de la infancia. Leche tibia, agua trasparente y los libros de la patria. Ritos de la adolescencia. La sonrisa. El mismo libro de veinte poemas y la imagen del beso real de Rodín. Ahora un higo, un vaso y jugo de limón.  En la estación última de tren, vagones oxidados que van a ninguna parte. Solo polvo contigo, solo, mas la presencia otra vez

Motivos

Sueño con poetas de siquiátrico, sentados en bancas de madera bajo sombra de arboleda. Y ríen con templanza, dedicados con cigarros delicados, dientes y dedos amarillentos. Todos tenemos un poco. Hicimos tarta de manzana. Sin receta de nada, mientras hablábamos de tantas cosas. Agua salada. Sabor. Sí. Era otro tiempo. otros datos. Otras palabras. Aquella que cruza la calle como cruzar el río Jordán. De nuevo cruza el Jordán. Hagamos trato sutil de no equivocarnos cada día. El tiempo se me va en miradas y palabras. Gracias por estar en ese asiento diciendo palabras inconexas. Dijo al que le dicen El doctor. No es verdad que fuimos, apenas sombra desdibujada. "Soy Napoleón", grita alguien y corre alrededor de todos nosotros. Una espada de madera, personaje de a la sombra de un león, de cuando La Cibeles.. Lejana gloria de la especie que recuerdos tiene de otras generaciones donde sí, donde por si acaso. "Arriba los novios", y cayó una ´lluvia de arroz. Somos mucho

Ahora dices

Ahora dices que te falta Roma misma. O Venecia. Y es donde ladran los perros cada noche a imitación del verso aquel donde a la luna postrera se le alaba. Y es la indiferencia de la roca lunar. Es el no miro nada porque no quiero estar allí entre la lumbre desde aquella vez de la derrota en la noche triste. Luego vino el polvo de estrellas en otra barca luminosa. Y otra vez a cantar valiente las mismas canciones y a escuchar  otras canciones que formaban otro rito. Y fuimos escribiendo crónicas del instante. Mínimos bocetos donde se dibujaba una sonrisa amplia y se saboreaba un dulce garapiñado con sabor de higo o mango. Y el siquiatra anotaba la polaridad rota sobre todo lo que significaba el recuerdo de la infancia y el higo, siempre el higo. Porque enfrentó el paciente noches de demonios en el sueño y despertaba agitado. A Aute, pónganme una canción de Luis Eduardo Aute. O Serrat. Del maestro Serrat. Y volvía a las andadas hasta que hubo necesidad de la camisa de fuerza. Y aparecía e

Amigos les contaré

Amigos les contaré del tramo aquel de la nostalgia, en el que dimos repaso del humo y fuego. Tardes aquellas de canciones repetidas hasta el cansancio como himnos del momento. Y reparos por el volcán de la especie que mandata hechos concretos para polvo luminoso. Y dejamos rastro del paso de la muerte como migas por el camino para hacer el recorrido de regreso. Amigos, un disco de vinilo fue lanzado por el aire, tres platos de porcelana made in China. Mas decía de los ríos majestuosos que van a dar al amar. Y quedaron registros de palabras miel con leche tibia para libreta de anotaciones, en espera de cerros, tunas, malabares. Y balance siempre en el no me arrepiento de nada. Y varios prejuicios ante la nada y el llanto como broma del destino con sarcasmo incluido. Y vinieron tiempos del hambre y la moneda cobre. Rastros donde el orgullo hizo reina de batallas con piezas a cambio peones. Y la publicidad efímera trafalgó remilgos de saberes donde nada había. Soy, gritó en plena primaver

Dónde está el que dicta

De los azúcares, más bombón de chocolate. Grajeas. Y dónde está el que dicta. Es un decir para esconder los ritmos, pulsaciones, que mueven a escribir, sin ton ni son, a veces de resultado estropicios con palabras compuestas que todo dicen en sí mismas, pero juntas muestran señales para todas partes. La g (de gitana, pero no es gitana) vino a verme llorosa, apesadumbrada. Sueños de salón, dice, por la tarde. Y me dicta veinte versos desesperada.  Vino desde Tokio dice, sueña, con esos ojos verdes de la dicha, y baja la mirada, como nunca. Y me pide dictados distintos mientras escribo cartas comerciales, memorándums. precisiones por si acaso. Yo le miro de reojo para encontrar los laberintos de siempre que son como jugadas de ajedrez con jugador olvidadizo. El que dicta es ese a quien culpamos por decir lo que no queremos y olvidamos cuando el texto por sí solo se defiende. Catulo por ejemplo no se inmuta. desde Roma sabe por las noches incendiadas de Nerones, roja alfombra, faroles apa

Dónde está el que escribe

Dónde está el que escribe cuando ya no está. Quedan las palabras un tiempo como rizos de cabello cortado. Luego nada. Antes desaparece el que escribe. Ahora mismo puedes encontrarte las palabras, el texto completo y el que escribe nada. No está. Salió a las veredas del verde campo, entre matorrales de olvido. Llegaron otras generaciones a la cuenta de vida. eslabones de la memoria acumulada. Y buscan huellas del pasado para encender el fuego, encender los corazones en la hoguera de la vida. Y el que escribe tiene otro rostro, otro nombre. Y se corta las venas, ahoga en alcohol o se hunde en el mar hasta encontrarse desesperado consigo mismo. El que escribe es el otro, que sonríe dentadura postiza blanca. Marquesina donde los nombres resaltan con luces.   El que escribe queda en la sombra, feliz, desdentado, con algunos libros que están en la memoria de los adioses. En la memoria del nunca más. El que escribe es usted mismo mientras lee. Y a otra cosa este domingo de luz perenne. Miremo

Olvido

El olvido, recuerdos acumulados en el fragor de la batalla diaria. Los que herían noche y día mediante el recurso de la nostalgia y añoranza. Eran versos y besos a la orilla de la playa. A través de los días los encontrábamos en un café, en un día soleado o en las mañanas con rocío. Los encontrábamos bajo la piedra, en las notas de una canción o en los sueños de gozo y miel teniendo como resultado la humedad del regocijo. Los recuerdos estaban allí al acecho, dispuestos a poner, burlones, gotas de limón con sal en la heridas. El olvido es un disparar en defensa propia. Un día nos dimos contra la ladera este de la vida. Nos encontramos de frente a la verdad desnuda. Y a la misma verdad le supusimos rasgos conocidos. Y en ese momento las sirenas cantaron en coro la canción del nunca más, nunca más, y me arrojé a sus brazos. Y viví en otros mundos a la vera del camino. Bebí leche de sirena combinada con polvo de estrellas terrenales. Y giré bailando valses en el mosaico de la vida. Tirami

De todos modos

De todos modos la vida sigue y cuenta round para la experiencia.  El exceso de sombra y luces se equilibra en el paso del tiempo y el vislumbre del ocaso. De todos modos el amor vino, se fue y vuelve. La eternidad tiene bitácora como prueba de lo que digo. Biografía destinada a la existencia así, con sus pequeñas y medianas cosas. La brújula, la bruja, con ajedrez al que faltan piezas.  La calle cuenta sus historias, histerias, rincones oscuros, farolas rotas, transitar de cuitas, derrumbe para caídas estrepitosas, y la luz nos levanta para caminar ufanos. La habitación gris, roja o amarilla, en el martillar de oquedales que son distintivos de pintura fresca, tonos pasteles o fríos. De todos modos el tiempo muele. Y adiós, chula. Mientras tanto eufórico corra tras las mariposas de los sueños. Cabalgue vientos. Persiga quimeras. Monte unicornios. La eternidad solo es vuestra. Aquí entre nos.

Larisa

Los sábados me divierten sobremanera. Primero porque inicio mis trabajos de la semana que no terminan hasta el otro sábado. Y voy y vuelvo a la derrota del tedio. Para ver si hay algo distinto del otro lado de los sueños. Porque los sueños son un mundo. Y del otro lado algo, quizá, distinto. Saboreo mi nieve de limón. Y me explayo con palabras con fricción de arena como lija.  Y a veces sin querer son terciopelo. Los sábados despierto temprano en contra de costumbre. Y aterrizo en lo que quiero, que no es mucho. Yo miro desde lejos la exacta flor que me nombra. Y la exacta flor que se aleja en velocidad y vértigo de montaña rusa. Pero aquí está ahora para descifrar preguntas filosóficas. Y todo termina en el condominio de corazón que conocemos. Paso lista este sábado de los deberes. Conjuro por lo pronto el tedio, como dije. Mientras tú navegas por el espacio recordando el pasado que ya no existe. Pajarita de papel. Pájaro en el alambre que se asoma. Globo con neón el sueño aquel que a

Le escribí

Le escribí a mi madre ayer, una carta llena de sonrisas. Ausentes las palabras, llena de recuerdos infantiles y juveniles. En ella iban las sonrisas todas, por la alegría de la vida y la suerte a la uña con el trompo en la jugada. Ella sabe lo que digo, y me contesta con la paz de su sonrisa. La he soñado tantas veces, y ella me abraza. Le escribí una carta ayer, y doy respuesta a su  pregunta por lo que he hecho en la vida aunque ella ya lo sabe. Ella me escribe en su memoria como fina huella del tiempo. Le escribí con la alegría de hacer día a día lo del camino señalado. Me dice adiós de nuevo y bienvenido. Le recuerdo de las tareas y travesuras, de los higos y del tiramisú de limón. Y ella dice vengan más sonrisas. Y nos damos un abrazo nuevamente convencidos que la dicha sigue. Ella siempre sabe lo que digo cuando escribo.

Diógenes a Catulo

Catulo Bendita literatura que nos une, poeta amoroso y grande.  Y voy al tema. Gracias por escribirme. Nada soy sin las ideas o palabras. Y las que me envió en misiva anterior, me mueven, me motivan. Me dicen El perro. Y no me ofenden. Los perros son leales, y sé que a usted le gustan estos animales. Y usted es más que leal. Usted sabe de mí por lo que ha trascendido. Dos o tres anécdotas, ahora lugares comunes. Y yo sé de usted por sus epigramas, en los que profesa absurdo y profundo  amor en tema de una de tantas. Solo una. Y lo imagino a usted en Dante esquina con Leopardi, en Roma  esperando el paso de la musa. Y el llanto trajinar en la cuita de siempre. Saber del amor de ella por usted mas el negocio del día a día. Respirar smog en el pantano. Y luego en el absurdo caminar las calles debatiendo silencios con el respaldo de la luna. No hay paralelos entre su vida y la mía. Yo soy el perro, el loco, el pirado. Usted es el poeta, amo de las imágenes y palabras. Emperador de la no

Catulo a Diógenes

Admiro tu gallardía y dignidad, señor, de pie frente al mercado y riendo: "nada necesito de ti, templo del lucro". Esa manera de mostrar seguridad ante el poder de decidir el sí o el no, al oro, cuando el poder te cerca como carnada en anzuelo, o escaño en el senado, o lugar en la corte: "sólo que te hagas a un lado, porque me quitas la luz del sol". Admiro de ti, señor, esa manera de sacrificar el terror por el destino a la vejez y el miedo a nada tener. Ha de ser difícil, según yo,  después de dormir en colchón de plumas de ganso, descansar en cama de piedra mirando las estrellas. Por eso os escribo, por eso de la admiración a su dignidad, sin ostentación. Por eso señor, por aguantar las burlas de la gente, con su lámpara prendida en pleno día por las calles de Roma (colonia Roma) , Y romper el destino anterior de mostrar ser el más sencillo, al ver un hombre tomar agua del río con las dos manos juntas, sin cacharro. Y en respuesta romper el cazo y hacer lo mismo.

Tarde o temprano

Tarde o temprano nuestro cuerpo será devorado por el tiempo. O calcinado. Nada quedará huella para el recuerdo incluyendo la palabra olvido. Las escaleras no tendrán sentido ni en el juego combinado con serpientes. Los libros no tendrán cabida en el horario de fuego. Las hojas secas serán un visaje en la mirada si acaso. Las lagrimas y sonrisas quedarán solo en el recuerdo de otros que nos conocieron. Tarde que temprano los nombres serán borrados de la historia y vendrán series de números para identificaciones con actas de nacimiento y muerte dosificadas en imágenes digitales para el foniatra. La frontera del miedo será la misma que la de la alegría. Y los besos serán actos raros de la especie, incógnitas al desafío de los nuevos arquitectos y antropólogos. Tarde o temprano las ratas de laboratorio buscarán anzuelos del recuerdo, frases bellas, escaños, estaños y pulseras de oro. Las canciones apenas datos, así como los poemas. Quizá se salve el ajedrez y el espejo para nuevas funcione

De ti

Me motivan a escribir, y asimismo me piden que deje de hacerlo sobre temas específicos. Y tengo  sentimientos encontrados. Como la mezcla de luz con oscuridad. Escribo por gusto y por necesidad. Y quienes quieren censurarme, no saben que se autocensuran, a la vez, sometidos. Quienes quieren que deje de hacerlo, están sometidos a otros sinos, aunque lo nieguen, no lo admitan, o aseveren otras cosas. Y quienes me motivan a hacerlo, ponen en mí una sonrisa. A veces escribo de Catulo, a quien me encuentro a veces, socarrón y bohemio por las calles de Roma (de la colonia Roma). Y me cuenta de sus tribulaciones. Y asegura llorando que la ama. A veces sobre la flor y el viento. Sobre la mar o las hojas secas. Sobre canciones lejanas que muevan a nostalgia y a pañuelos bordados. Antier sobre un niño a quien ya conozco sin conocerlo, pero que está atrapado en esas circunstancias adversas de salud. Escribo por necesidad, aún que nadie leyera, o sea una sola persona. Escribo porque amo las palabr

Carta para Jorge

Villahermosa, Tabasco; 6 de julio de 2015 Jorge Isidro: No tengo el gusto de conocerte, pero me ha contado tu maestra de preescolar, Alejandra Tavera, de ti. Me ha dicho de los años en los que fuiste su alumno, y de las alegrías con que convivían. Entre otras cosas, de tus pregones imitando a los vendedores que pasaban por tu escuela. Y los abrazos y las risas entre ustedes. De eso trata la vida. De ser felices en lo posible y tú le diste mucha felicidad a tu maestra Alejandra y ella a ti. No sé donde estés ahora, Jorge isidro. No sé lo que hagas. No sé lo que hayas pasado desde esos años de preescolar hasta ahora. No sé de tus sueños. Pero habrás de saber que tu maestra sigue pensando en ti, con la esperanza de que te vaya siempre mejor, aún en las condiciones en las que te encuentres. Lo que has conocido de la vida, lo que sigues conociendo, esto es la vida. Y tu madre, Doña esperanza te ha cuidado con mucho amor, y de eso estás más que seguro. Y lo seguirá haciendo por siempre. S

Domingo de sueño

Domingo de sueño, de ensueño, de voces. Domingo de jacaranda en flor, de retrato Maja con música. Domingo de vuelo. De alegría De ahora a siempre. De la eternidad en este preciso instante.  De lo leve y breve. Domingo de viento y música. Domingo de lanzar la Primera piedra a rozar las nubes. Domingo pedernal para iniciar el juego de la especie. Domingo del fuego nuevo donde estamos. Fiel a piel para dos voces. A mi manera. Cerca de mi casa. La calandria canta. (Borrador)

Ayer es hoy

Ayer es hoy. Nada ha pasado desde ese tiempo que es también el presente con recuerdos. Cruzamos sombras y ventoleras. Desde ese norte seco y polvoso. Y el sur circundante en el aquí y ahora. Pájaros en el alambre para picotazos sobre la página.  Sigue escribiendo. No calles. Aunque me salgan ideas de empalago y palabras soeces. No eres tú, perdón. Segunda oportunidad. Escribo versos. Textos camuflajeados para el ser. No escribas. No escribo. Y pasan los días sin datos ni mensajes. Cómo estás, sueltas de pronto. Buenos días, Maja, contesto. Y pasan los días. Ayer que fui. Antier que fui. Eres dolor que anda. Sueño que corre. Visajes por todas partes. Perdón por el humo, el anzuelo de acomodo para río o mar. Domingo de nostalgias y de escribir futuro. Ahora, por ejemplo. Tengo tiempo para la flor del recuerdo. Y la flor del futuro. Usted habla mucho de flores. Y también de lucro y traiciones. Eres, cantas. Pero no eres tú. Bailes árabes. O persas. Árabes, corriges. Ayer es también hoy. S

Preguntas

Escriba del diario. O casi. Y dices encuentras parecidos y coincidencias en las imágenes que dibujo con palabras. Dices que ya es tarde y nada de mis palabras.  Me gusta refieras esa espera. Ese batir de alas que buscan alturas, sin afán de decir lo que nos cubre. Amanece hoy y recuerdo los mensajes anteriores. Ven Catulo, no desesperes. Ya he regresado.Y dije basta conque una persona lea lo que escribo para motivarme y seguir. No pasa nada. Sucede solo que a veces ando seco en todo, hasta de palabras. Sucede que me canso de la vida porque quiero más vida. Sucede que me cansa la lejanía y esas risas de todos que me cercan porque me gusta la lejanía y las risas de todos. Hasta esto refiero cuando dices que ahora no hubo texto mío. Te confieso considero contradictoria esa orden de no escribir te piden desde el pozo o lejanía y para beneficio de otros. Y yo mismo me digo ante espejo el ya basta, que caso tiene, nada se construye cuando se destruye. Hay un pasado que no está pero da vigenc

Catulo por las calles de Roma

Empolvadas, calles de Roma de tarde. Hojas secas. Carmín. Suelta al viento sus versos Catulo. Dos por el  papiro, ayer, a cambio. La nota perdida en interiores: Catulo lee sus poemas en la Colonia Roma. Anduvo antes por mercados.  Ahora cambia la nube por humedad con semillas germinadas. Alimento de los dioses. Mañana editará un nuevo papiro. Tres poemas para ella (aquí escribe su nombre). En Roma le oyen. Y a él le encanta reír en librerías y casas rojas y amarillas.

No eres tù

No eres tú, poesía fútil la que me mueve. En todo caso. Es la blanca poesía que se oscurece al roce de la piel y los gestos de reclamo leal y verdadero. No eres tú. Es la vida misma que nos cobra facturas, en canas desprovistas de tintes y juegos en terreno disparejo. Poesía no eres tú si aconsejas y construyes sin piedra lodo, tan solo espejos de relumbre. No eres tú si te despojas de tu esencia de  aquella vez u otra y otra. Las canciones del momento. Si la máscara se sobrepone a otra máscara y no es precisamente lo que no es y no te encuentras, ni te encuentran. Rostros alados. Mar de sal sin el reflejo de estrellas. Pez pescado frito en la diatriba.  Blancura imantada de la nieve al sol que refleja. No eres tú. Son los caminos sórdidos del laberinto donde nos encontramos. Y de pronto aparece maravilla cantando la calandria.

Un nuevo día

La oportunidad del nuevo día. Luz. Para lanzar al hoyo las tribulaciones. Llamas al amanecer. Llama como flama. Y es alumbrero como fiesta de luciérnagas. Son palabras expuestas pare definir puntos cardinales. Brújula sin laberinto. Un nuevo día es la realización porque todo es posible. Sigue cantando. La vida sigue. Y es probable lo que es posible. Choca tu mano. Y sonríe. Sonríe siempre, me digo ante el espejo. Un nuevo día y las cartas en la mesa. Ha caído la moneda. Y es cierto. Aquí mis manos siempre. Mi mano siempre. Todo es posible con la mirada.