Sirenas

Olas de mar insurgentes. Cantaban sirenas en el límite del abismo. Límite de la noche. Eramos ciegos y sordos. Café con palabras pasó de moda. Solo acaso los apuntes en las alas de los pájaros nuestros. Oye y oigo. Espejo roto. Nos acostábamos de niños en el techo de la casa de papá y mamá para ver las estrellas. Enero, octubre. Navegaban con diez mil perlas de tesoro. Para ver si así pagaban el rescate. A cambio versos o nada. Libros, dijo a manera de juego. Y soltamos la risa para estrellarla con los rayos y truenos de la vida. Muestre sus manos limpias. recuerdo la mirada como navaja de afeitar o punzón para hielo. Cantó el gallo cinco veces. Y esperaba alguna declaración firmada. Y vino el silencio de ultratumba. La montaña se mantuvo por varios meses. No estamos ya, dijo el espejo. Corre conejo o liebre. La carnada del pez conejo. Y la pregunta:¿qué significa la carnada y anzuelo, o pez pescado? le preguntaron una tarde de verano luego de la noche triste. Y la derrota dio pie para un discurso mediante metáforas y fábulas. Al final se dio cuenta que el escenario estaba vacío.   Era el malecón y las sirenas bailaban o cantaban. Ya ni se. Sobretodo por el alboroto del vocerío y graznidos. Yo me saqué los ojos para no ver. Solo que sea por eso.

Comentarios

Entradas populares de este blog

lecturas 20. Poemas de Carlos Pellicer Cámara

De cartas

¿Por qué así, señor periodista?