Nosotros los de entonces

La infancia, quimera de sueños rosas entre árboles. Sonrisa esparcida en el callejón del polvo. Nosotros, los de entonces, sueños como mariposas en la vorágine del tiempo. Momentos estelares para el agua diluida, vapor de sueños infantiles, donde estamos permanente. Y los primeros roces como pétalos. Hojas de naranjo, olor de azahar. La infancia cargada de futuro antes de la muerte. Y luego los primeros pasos por el camino del constante polvo eres, la iglesia. Un espejo, un peine negro, un saco verde. Allí quedamos permanente atrapados en el baile de salón, invierno y lluvia, donde apenas el abrazo trasladaba sueños de momento. Zona púrpura  en las madrugadas de frío caminar, bien sabes, norte sin miedos. Biografías distintas con nuestros nombres. Y meter acelerador para encontrar las nuevas rutas de vida, vislumbre de soles nuevos, arbustos, montaña y el registro, crónica de nuestros días. Nosotros, los de entonces, andamos fantasmas terrenales con esa sonrisa nueva sin olvidar el carrusel de los juegos nocturnos. Coral de mar. Musgo de piedra húmeda. Certeza que incendiamos futuro. Certera la pelota a la canasta una vez en la vida. Somos cada vez lo mismo que fuimos entonces. El sueño de la felicidad permanece intacto. Mas caen las hojas. El tiempo es polvo nuestro que ya no existe.

Comentarios

Entradas populares de este blog

lecturas 20. Poemas de Carlos Pellicer Cámara

Rigo Tovar y Chico Ché

Max in memoriam