Viene bien un café

Un café es una manera de convocar sin prisas para valorar la vida. Y pensar en las palabras dichas y por decir. No hay mal sabor de boca. Fue una ruta que seguimos de norte a sur. Con la cita exacta del tiempo, con la coincidencia total para decirlo de esa manera. La cita total con el presente, este de amanecer jueves, con la sonrisa a flor de piel. Me preparo café y como una manzana. Simbolismo Eva. Y por la tarde unos amigos, de esos pocos, coincidirán conmigo en La Antigua o uno de esos templos estándares para la charla. Y proyectaremos sueños con base en los recuerdos, arreglaremos el país y volaremos en nubes de algodón o nubarrones. El tramo que sigue lo es sin remordimientos. Sin decir me arrepiento de lo que hice o no. Mi mano es franca. Mis palabras son tan solo mías. Y a veces aparecen coincidencias que son solo eso, coincidencias de hechos pasados, o son sueños, proyecciones, florituras o reverberaciones a causa del juego, o del calor del trópico. Digo las palabras son mías, también de los dos o tres lectores o lectoras. Agradezco las muestras de amistad. No pasa nada. Nada grave. Sucede que es otro día. Y mientras tanto escucho que "vivo en un país libre, que solamente puede ser libre en este día, en este instante" ... .

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