Llovió como el diluvio

Toda la noche, el día, la semana. Lluvia. Así todo el mes, dos meses. Llovió como si el diluvio. No digas nada. Nos acurrucamos humedades como ladrillo mojado, convento frío. Los pájaros contuvieron su vuelo a lo mínimo. Las soledades se hicieron menos por la necesidad del brasero. La cobija. la necesidad del calor. Y la jaula estaba abierta. para ti, abierto, confirmaste. Y el pájaro voló libre, sin ataduras. pero decíamos de la lluvia. Resonaba en los techos de las casas el trum trum  interminable. Y la mirada en el techo despintado de la casa. Formas imaginarias de la nostalgia. De la perseverancia en el decir y hacer. Divagaciones para un desierto o pantano. Lo nuestro de vida ha sido como ventolera y calma. Ácido en la sangre. Miel en las venas. platos rotos para canciones de navidad. Guerra en Semana santa. Viscosos fines de semana. Tiempos de calma caramelo. Café y pan y charla interminable. Pero llovió como si fuera algo normal. Desde el amanecer. Hasta el anochecer. A veces la llovizna. Y de pronto la lluvia fuerte. Con viento. Tomé hojas en la terquedad de dominar palabras. Manera de encontrarle sentido al tiempo acumulado en el instante en fuga. Amén.

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