Haz de luz

Un haz de luz derrota cien mil veces a la oscuridad. Sin comparar el canto del gallo. Es eficaz porque queda a semejanza de herida en lo más profundo de la negritud más profunda. Herida que hace renacer la esperanza a mil por hora entre los músculos y la piel. Por ser la luz. A semejanza  de la luciérnaga que parpadea entre lo denso. Y se apaga y prende para dar paso a la conjetura, a la esperanza, a la sonrisa, a tu lejana sonrisa como el horizonte. E inicia la historia de nuevo con el había una vez, usted dirá, la incitación al nuevo día, la invitación a la charla en el parque común. Un haz de luz no devela la traición y menos la oculta. Por eso la figura del gallo en todas las historias de la humanidad. A fin de cuentas es un gallo tan solo, mas su canto repetido cien veces. Datos para la historia personal. No devela la traición pero le es indiferente. Se anula como la serpiente que se come la cola. Un té de limón, mas la música de Debussy en plan distinto de aquella vez de la derrota. Porque hubo una derrota de variopinto origen. Las grietas en los labios a pesar de la sonrisa fingida. Claro de luna. Y las prisas por estar allí donde no había nadie, y la desconfianza. Otro té a la vista. Y se fue encendiendo más la luz, sobretodo en la derrota enana, multiplicada por las sombras. De allí el rayo de luz esta mañana de lunes, como decir anoche la luna iba de nuevo sola. Pero hablamos del haz de luz, tu mirada.

Comentarios

Entradas populares de este blog

lecturas 20. Poemas de Carlos Pellicer Cámara

Rigo Tovar y Chico Ché

Max in memoriam