"Si me llaman El loco, por qué el mundo es así..."

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A Diógenes le decían El Loco, y El Perro, solo porque vivía en la calle, solo porque tenía expresiones muy distintas al común de ls personas, y solo porque andaba con una lámpara prendida a plena luz del día en Atenas. Y cuando alguna persona se le acercaba para preguntarle de la razón de tal actitud loca, decía: "es que ando buscando hombres honrados en esta ciudad". Así decía, y por eso le calificaron de "loco".

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Esta anécdota legendaria se presta para la discusión y la reflexión en el grupo escolar, sobretodo en sexto año y en secundaria. ¿Estaba realmente loco? ¿Qué es la honradez? ¿El ser humano debe ser honrado? Y cualquier otra pregunta por el estilo. Y motivar para que todos participen. De manera ordenada. Levantando la mano. Aprendiendo a dar opinión en orden.

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Creo que se ha perdido la ruta en la educación al no dialogar sobre modelos positivos (esos que nos hacen reflexionar sobre disciplina, entereza, valores) y sobre mitos y leyendas que hagan reflexionar a los niños y adolescentes. La reflexión como práctica del pensamiento, y la participación oral como práctica del lenguaje. Cualquier opinión de los alumnos es válida en tanto estas prácticas de pensamiento y lenguaje le hagan sentirse más seguro de sí mismo, y su autoestima se eleve a un nivel normal, o se mantenga en ese nivel.

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¿El paseo de muchas familias son en los centros comerciales? Y sobretodo en estos tiempos de calor exagerado, y por el aire acondicionado de esos lugares. Finalmente nos asomamos a las ofertas, y si traemos algo de dinero compramos "algo", que no se desperdicie el tiempo y salir con las manos vacías. Siempre hay algo que queremos "comprar", que necesitamos "consumir". Y lo logramos. Ah, puede ser que no traigamos dinero en efectivo, pero sí la tarjeta de crédito y aprovechamos el 20% de descuento y 10% en monedero electrónico. Y salimos ufanos, contentos y alegres... hasta que llega el mes de hacer los pagos.

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Diógenes, El Perro o El Loco, se paraba frente al mercado de Atenas y veía tantas mercancías, lo cual le provocaba mucha risa. Y la gente lo rodeaba y se burlaba de él, con su risa aparentemente sin motivos, les daba la razón que tenía perdido el juicio, que tenía aflojados algunos tornillos de la cabeza. "Sí que está loco", decían. Pero alguno de los presentes le preguntaba la causa de su risa, y este respondía: "Me da risa que hay muchas mercancías en el mercado y yo nada de eso necesito". Y los que le oían se quedaban asombrados con su respuesta.

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Y me refiero a educar con modelos y con leyendas, porque se desata la imaginación de los chicos al ir configurando la historia que se cuenta, (me refiero a la leyenda).y los niños la construyen en su imaginación. 

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Eso me decía un maestro del municipio de Jonuta, Tabasco,  que se sentó conmigo en la cafetería de la SETAB. Y me contó de las actividades culturales que estaba organizando tanto en su escuela telesecundaria, como en la misma cabecera municipal. Y allí me contó la siguiente leyenda "sucedida" en esa Atenas de los mitos fundadores: "Un muchacho flaco, de nombre Milón, nacido en Crotona, Atenas,  dijo que él tenía la meta de llegar a participar en los Juegos Olímpicos. Los que lo escuchaban se reían de él. Y él lo repetía que iba a llegar a los Juegos Olímpicos. Los demás no sabían cómo, si estaba flaco. Pero un buen día...

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Un buen día lo vieron que salía de su casa rumbo al estadio y luego de regreso a su casa,  pero llevaba en sus hombros cargado un becerro casi recién nacido. Y a los días siguientes lo mismo. El becerro iba creciendo. Y el muchacho se iba acostumbrando a un peso cada día mayor. Así pasaron semanas y  meses. El becerro era ya un novillo. Y el muchacho cada vez más fuerte. Tanto que al llegar a toro, con 450 kilos, ya no se reían los que lo veían, porque lo veían super fuerte. Hasta que llegaron los juegos selectivos que al ganar las pruebas se adquiere el derecho de asistir a los Juegos Olímpicos. ¿Y qué creen que pasó?

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Los alumnos responden casi a coro: "¡Que ganó la prueba!" Y efectivamente, les decimos al grupo, ganó la prueba. Y en los Juegos Olímpicos ganó varias veces. Y luego viene la reflexión entre todos sobre la disciplina, sobre la terquedad positiva, sobre la dedicación, sobre la meta y el objetivo. Sobre la visión a futuro, que se cumple siempre y cuando le dediquemos esfuerzo y dedicación, entusiasmo y estudios.

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Diógenes nació en Sinope, una colonia jonia del mar Negro, hacia 412 a.c y murió en el 323 a.c. No escribió nada. Solo se sabe de él lo que se cuenta como leyenda. Fue discípulo de Antístenes, el más antiguo pupilo de Sócrates. Diógenes vivió como un vagabundo en las calles de Atenas, convirtiendo la pobreza material extrema en una virtud. Vivía en una tinaja y de día caminaba por las calles con una lámpara encendida diciendo que “buscaba hombres honestos". Sus únicas pertenencias eran: un manto, un zurrón, un báculo y un cuenco para tomar agua, hasta que un día vio que un niño bebía el agua que recogía con sus manos y se desprendió de él. Según él, la virtud es el soberano bien. Los honores y las riquezas son falsos bienes que hay que despreciar. El principio de su filosofía consiste en renunciar por todas partes lo convencional y oponer a ello su naturaleza. El sabio debe tender a liberarse de sus deseos y reducir al mínimo sus necesidades.

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Se dice que en una ocasión Alejandro Magno, el gran rey macedonio, tenía curiosidad por conocer a Diógenes, el harapiento filósofo, del que había escuchado mucho. Así que acudió en horas de la mañana, y le dijo que le pidiera cualquier cosa, que estaba a sus órdenes. A lo que Diógenes le respondió: "Solo una cosa bien pequeña, apártate un poco, que me quitas el sol".

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"Si me llaman el loco, por qué el mundo es así, la verdad sí estoy loco... (Canción de Los Pasteles verdes, éxito de los años 70s).