Viernes de luto

Viernes santo 

1
"¿Ese qué se cree?", dirá uno. "Está loco, se cree Jesús", afirmará otro. Mientras él seguiría caminando sin inmutarse haciendo oídos sordos a las necias afirmaciones. Nadie lo reconoce como verdadero. Y él, acaso, duda de sí mismo en medio de tanto desorden, de tanta basura, de tanto ruido. "Esos inmigrantes que vienen a ocupar nuestros lugares". "Pero ese inmigrante no es centroamericano, parece terrorista árabe". "La culpa es de Biden y de Amlo por dar facilidades a todos los extranjeros", acusó otro. "La culpa es de los Derechos Humanos", gritará otro sin saber lo que significan "derechos" y "humanos".

2
Ahora que estamos en viernes de Semana Santa, seguimos con restricciones oficiales por precaución a los contagios de Covid. Y por ese motivo la grey católica realizará los ritos propios de esos días, pero adecuados a dichas indicaciones oficiales. Con sus variantes en cada lugar, las estaciones del Vía crucis estarán fuera de la casa y pasarán los sacerdotes en vehículos con la imagen de Jesús por las 14 estaciones. Y en cada una se irá cumpliendo con el rito hasta llegar a la crucifixión. Y luego al sábado de gloria.

3
La imaginación siempre es limitada. Y cada uno da sesgos, a veces involuntarios, y a veces de manera consciente, con el debido respeto a los fieles. Estamos en tiempos de Covid. ¿Cómo se darían algunos sucesos ahora? Un Jesús rodeado de anuncios publicitarios, instándolo a comprar lo que no necesita, caminando por las calles del centro en sandalias, atribulado por el ruido de los comercios con bocinas que anuncian dos biblias por el precio de una. Y Él predicando la verdad. Y los demás burlándose de sus vestimentas y su forma de hablar.

4
Ayer jueves fue la cena con viandas sencillas. Nadie sabía que sería la última. Ni sabios eran. Los que acompañaban  a ese "inmigrante" eran igual que él: cabello largo y barba descuidada, sandalias simples, camisones blancos y colores pastel, y hablaban un idioma incomprensible para quienes se les cruzaban en el camino.

5
Los doce estuvieron puntuales. Jesús ya los esperaba. Se habían reunido en una casa clandestina en colonia de la periferia. Que bien puede ser Lomas Taurinas, en Tijuana, Las Gaviotas de Villahermosa, la Treviño Zapata, de Matamoros, o una colonia de Tulum, Quintana Roo.  Como cualquier colonia de cualquier ciudad, donde los asentamientos humanos han sido permanentes, por la llegada de más gente del interior del país, que sueñan con la vida americana que sale en la televisión. Y al no conseguir cruzar, el río Bravo, se van quedando de este lado de la frontera, y las colonias crecen de manera desmedida y desordenada, calles de polvo y hoyancos, casas de madera y cartón, clandestinos de cerveza y droga. Pedro había conseguido un patio techado de una casa cualquiera. 

6
Quesadillas con flor de calabaza, nopalitos cocidos con ajo y cebolla, frijoles refritos con machaca, y de beber agua de naranja agria. Y de postre capirotada, además de algunas frutas de temporada en la mesa. Jesús: "alguien me traicionará y alguien me negará tres veces". "Ya empezó con sus cosas", "ni pruebas tiene", "son chismes", "acaso seré yo, maestro? Lo decían entre dientes, en voz muy baja. Solo para justificar la crónica por si alguien la escribe.

7
No hubo lavatorio de pies por la sana distancia. Jesús era el único que no usaba cubrebocas. Los demás sí. Además no tenían gel. Pero ya estaba acostumbrados a limitaciones. "Ya me voy, maestro", dijo uno quien ya se había levantado molesto por lo que había dicho Jesús momentos antes. Para ello se dieron un abrazo y como costumbre de extranjeros se besaron alternados en la mejilla. Se despidieron. Jesús se fue a rezar a un monte que estaba atrás de ese caserío. Lo siguieron todos, menos Judas. Jesús se separó y dejó a tres cuidando el camino. Luego del rezo los encontró dormidos y los regañó. Volvió a subir para rezar. Cuando volvió de nuevo estaban dormidos. Y ya estaba Judas con todos los acompañantes. Aquí ocurre el beso de la traición para que los polizontes estuvieran seguros quién era.

8
Hicieron, pues, redada. Detuvieron a Jesús. Le pidieron identificación. No traía. Entre los que corrieron detuvieron para interrogatorio a varios. Pedro dijo que él no había estado en esa cena. Que ni lo conocía. Judas, no Tadeo, sino el iscariote, pasó a un clandestino donde le dieron dinero y una botella de licor. Parecía una representación teatral pero era real. Las redadas del Instituto de Inmigración (INM) eran permanentes. Y más cuando había algún delator que señalaba las casas donde daban refugio a comunistas, socialistas o extranjeros.

9
Lo iban a torturar. Pero los agentes andaban ebrios. Unos de ellos habían decomisado disfraces y de juego se pusieron los que más parecían a soldados romanos. "Si este se cree Jesús, vamos a crucificarlo", barboteó borracho el jefe de ellos. "Pero que nadie grabe, por eso de las redes", les había dicho Y así lo hicieron en la oscuridad de esa caserío. Los vecinos escucharon los golpes, mas nadie se asomó por temor a las balaceras de narcos, de las cuales ya tenían experiencia.

10
Hoy viernes dieron la noticia: un indocumentado vestido de Jesús había amanecido muerto amarrado a dos palos en forma de cruz. Los periodistas anduvieron indagando entre los vecinos por si había sido una representación clandestina del Vía Crucis, o si había sido la policía en la redadas contra extranjeros. No había sido la primera vez que se les pasara la mano.

11
Este viernes amaneció de luto el barrio, todos los barrios, todos los pueblos, todas las colonias  marginales; amanecieron consternados todos los pobres de los países del tercer mundo, los sin trabajo, los del salario mínimo, los sin servicios médicos. Habían matado la esperanza de cambio, no habían creído en él, lo escuchaban pero no le entendían, lo escuchaban pero solo le seguían la corriente, lo habían visto, lo habían tenido frente a ellos. Pero creyeron que era una representación, no vincularon sus palabras con la realidad de millones que viven en la miseria, campesinos, obreros, pequeños comerciantes, indocumentados y tantos otros. 
Pero se mantiene viva la esperanza.

Fotos tomadas de internet

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