Tiempos de esperanza ciudadana
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Estos días son de frenético frenesí por las campañas. Cientos de candidatos caminan para encontrarse en las casas con vecinos que escucharán muchas promesas y tendrán abrazos y sonrisas al por mayor. Y quizá algún detallito, un souvenir de este fatídico 2021, recuerdo de esta campaña en medio de una pandemia que tiene asolado al mundo entero.
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Nuestros muros de internet se llenan de fotografías y anuncios de ese caminar, con datos específicos de hora y comunidad por recorrer. Los candidatos con cubrebocas lo mismo quienes caminan con ellos. Sin sana distancia eso sí. En mi caso conozco a muchos candidatos y candidatas de distintos partidos. Varios de ellos amigos y amigas muy cercanos. Y les deseo que ganen. Y para ello es necesario que arriben a la urna votos suficientes a su favor, para que pierdan los otros.
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Sin dudas todos caminan en su derecho constitucional de ser candidato y ser votado. Asimismo el derecho de votar (por el que sí) y "botar" (por el que no) del ciudadano en ejercicio de sus derechos también. Algunos votarán por los candidatos de "su" partido, sin conocerlos; otros votarán porque conocen al candidato, independientemente del partido en que militan. Y algunos otros harán efectivo el tin marín, de do pin güe, hastiados de ver en muchos casos los mismos candidatos de siempre. Otros votarán por candidatos de partidos distintos, a lo que llaman voto cruzado y otros votarán un 3 de 3.En Tabasco son tres elecciones: para presidente municipal, diputado local y diputado federal.
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Así van nuestros días de abril hacia mayo. Entusiasmados por la vida, preocupados por los salarios que no en todos los casos alcanzan. Diría Serrat: "...asfixiados en el humo y en las gestiones... sordos e indiferentes..."
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Dice Julio Cortázar que "probablemente de todos los sentimientos el único que no es verdaderamente nuestro es la esperanza. La esperanza le pertenece a la vida, es la misma vida defendiéndose". Y me acuerdo de esa cita ahora que estoy a punto de recibir la segunda dosis de la vacuna anticovid. Y leo en la Jornada que se quitarán las restricciones de cruce en la frontera norte a partir de este jueves que viene. Solo quedará con restricciones los estados que estén en semáforo epidemiológico en colores rojo y naranja como es el caso de Chihuahua por estar en naranja.
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He visto los rostros de muchas personas luego de que se vacunaron en primera o en segunda dosis, y es rostro de alegría y de entusiasmo, de felicidad plena. Y he visto a los familiares que los llevaron, o leído lo que han escrito: palabras de satisfacción del deber cumplido. Y la sonrisa de oreja a oreja. Yo mismo tengo esa sensación de saber que la vida misma se defiende a través del avance tecnológico en el campo de la medicina. Leo también, y no está de más que lo diga, que las grandes industrias farmacéuticas tienen grandes ganancias. Pero ese es otro tema, para otra ocasión.
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Las tiempos de campañas también son tiempos de esperanza. Se tiene la necesidad de creer en algo, en alguien. Se quieren escuchar las promesas. Se finge que se cree. O sencillamente se cree. Son también tiempo de hipnosis. Parece que todo se va a solucionar. Y de manearon fácil, solo con ir y ejercer el derecho al voto. Los que no votan, que es un buen porcentaje de la población, se justifican en que todo será igual. O peor. La noticia y sorpresa sería que todo cambiara para bien. En la jungla hasta el zorro, el coyote, el conejo, tienen votos. Y muchas veces cualquiera de ellos gana.
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No escribo de partidos ni de candidatos. Solo del hecho que esta es una elección ordinaria, en situación extraordinaria, que es la pandemia. Solo me permito termino con música, y en este caso con parte de la canción Ciudadano, de Jan Manuel Serrat:
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